Cuando Andrés Manuel López Obrador estaba a punto de ganar las elecciones en 2018, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) dio a conocer un comunicado, en el que se deslindó del nuevo presidente de México y su proyecto político.
“El movimiento zapatista terminó siendo turismo revolucionario. Los movimientos sociales son espacios donde las generaciones se expresan y las demandas del zapatismo ahora son entendidas como temas de inclusión, no como causas que necesiten ser reivindicadas. Por eso parece que ha perdido fuerza, pero en realidad se transformó”, nos dijo Felipe Gaytán, académico de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad La Salle.
“No nos sumamos a la campaña (…) por el bien de todos, primero los huesos”, dijo el EZLN el 6 de julio de 2018.
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¿Qué es el EZLN?
Un movimiento armado con miembros de las comunidades tzeltal, tzotzil, chol y tojolabal de Chiapas. Su posición era en contra del Estado Mexicano, pero conforme avanzó la toma de San Cristóbal, el “grupo beligerante”, como fue calificado por el gobierno, tomó y adoptó como suyas, las demandas indígenas y la causa de los pueblos marginados en México.
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“Recuperaron las causas indígenas, lo subalterno, lo marginal como una lucha local que terminó siendo global. Fue la última del Siglo XX y la primera guerrilla que rompió todos los esquemas: estaban perfectamente localizados, establecieron las comunidades autónomas, su propia jerarquía y llevaron su disputa a los medios de comunicación internacional”, nos explicó Felipe Gaytán.
Para Gaytán el movimiento zapatista ya no representa un peligro para el gobierno, debido a la transformación que tuvo en los últimos años.
El EZLN surgió en 1994 y dos décadas después realiza una gira por Europa, para actualizar el movimiento y tratar de convertir lo local en global de nueva cuenta. El viaje inició el pasado 3 de mayo y tiene como objetivo realizar “una conquista a la inversa”, es decir, llegar a España e “invadir” Europa con el discurso y el conocimiento de los pueblos indígenas marginados en el continente americano.
De acuerdo con el subcomandante Galeano, el viaje evoca la leyenda maya de Ixchel, la diosa del amor y la fertilidad, que predice que la muerte y la esclavitud que vinieron del oriente, regresarán, en forma de vida y libertad.
En el barco van siete zapatistas, todas y todos de nacionalidad mexicana y descendientes directos de los mayas.
Los movimientos sociales se han desvanecido
Los movimientos sociales que vimos en los últimos años, aquellos que tomaban las calles, ya no existen. Ahora el espacio a ganar está en internet y las demandas están fragmentadas de acuerdo a las necesidades de cada grupo social, de cada género, de cada población en el país.
Esto, en opinión de Felipe Gaytán, quiere decir que la sociedad “ya no construye utopías”. “Ya no se busca la gran demanda, ahora son soluciones para mejorar cosas de la vida inmediata”, agregó el académico.
A esta característica, se agrega la reserva y el temor de volver a salir a la calle, debido al confinamiento que la ciudadanía tuvo que acatar para disminuir los casos del nuevo coronavirus en nuestro país.
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“Después de la pandemia somos más conservadores. No en el sentido en el que el gobierno lo es, sino en que preferimos buscar seguridad a una aventura, ‘prefiero la seguridad a la libertad’, esto modifica la protesta y la demanda”, agregó Gaytán.
El sociólogo nos explicó que la única lucha que se ha hecho visible en las calles, a pesar de la pandemia por la COVID-19, es la encabezada por los colectivos feministas, la de las mujeres en contra de los feminicidios en el mundo.
¿Serán las manifestaciones feministas las que recuperen el espacio público que perdimos por la pandemia?
