Fobaproa: el rescate bancario que tanto atacó AMLO pero que sigue pagando

Compartir:

Quizás ya no te acordabas, pero los mexicanos hemos estado pagando, desde 1998, más de 677 mil millones de pesos por una deuda que equivale (en términos reales -tomando en cuenta la inflación durante todo el periodo-) al 9.5% del Producto Interno Bruto del país en 2019

Lo peor: aún no estamos cerca de terminar de liquidarla ya que, si seguimos pagando al ritmo promedio de los últimos cinco años, aún nos faltarían 14 años para terminar de pagar esta deuda que arrastra nuestro país, conocida popularmente como Fobaproa. 

A pesar de las fuertes críticas que en su momento lanzó Andrés Manuel López Obrador -quien fungía como presidente del Partido de la Revolución Democrática (1996-1999)- en contra del Fobaproa, las cuales lo encumbraron como una de las principales figuras de la oposición a nivel nacional, actualmente no hay evidencia concreta de que el ahora presidente tenga planeado indagar más a fondo en el tema o hacer algún cambio al respecto.

Tan solo hasta septiembre de 2019, su gobierno ha pagado 51 mil 339 millones de pesos para este fin y el Congreso aprobó, para 2020, desembolsar cerca de 45 mil millones de pesos.

Utilizando todo este dinero en otras cosas, el gobierno de México pudo haber:

Construido 45 hospitales como el Hospital General de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Edificado 45 Escuelas Nacionales de Estudios Superiores como la inaugurada en Querétaro en agosto de este año.

Pagado 4.25% de la deuda pública total del país registrada hasta 2019.

Te recomendamos: FGR: las deudas que tiene con México

A todo esto ¿qué es el Fobaproa?

En su libro Fobaproa: el costo del rescate bancario, el doctor en Economía, Juan Moreno Pérez, narra que en 1990, aún durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se creó el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (de ahí el nombre Fobaproa), el cual se planeaba como un fondo de recursos que actuaría ante una crisis financiera que provocara que los bancos se quedaran sin dinero físico y pusieran en riesgo los recursos de los ahorradores. 

Todo iba bien hasta que, en 1994, sucedió una crisis a finales de año (conocida en México como El error de diciembre) que generó un alza importante de las tasas de interés. Esto provocó que los deudores de los bancos vieran incrementadas sus deudas a niveles que era imposible pagar, poniendo en peligro la solvencia de los bancos.

Para evitar que hubiera una quiebra del sistema financiero mexicano, el gobierno decidió activar el Fobaproa, lo que se tradujo en la compra de todas las deudas que los bancos ya no podían cobrar con pagarés del Banco de México.

Al final, esto trajo consigo el cierre de 14 bancos en el país, la entrada de bancos extranjeros y una deuda equivalente al 14% del Producto Interno Bruto que aún no se sabe cuándo se terminará de pagar.  

Moreno Peréz narra que durante más de tres años, el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León fue financiando, con los excedentes petroleros, el rescate a través de este fondo, sin que se conociera la magnitud real del problema. 

Sin embargo, una caída de los precios del petróleo, a principios de 1998, obligó al presidente a hacer público este problema en las finanzas públicas. 

Esto llevó al Congreso a crear la Ley del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), que se encargaría de otorgar subsidios y comprar las deudas de los bancos para garantizar el dinero de los ahorradores.

A través de esa ley, se daba a conocer que “el rescate bancario representaba un costo fiscal de 552,300 millones de pesos -equivalente a un billón 751 mil millones a valor de 2019 (tomando en cuenta la inflación)- el cual se proponía convertir en deuda pública”, de acuerdo con Juan Moreno Pérez.

Este monto equivalía al 14% del Producto Interno Bruto de ese año (1998), se detalla en el libro.

A partir de esa fecha, y con la creación del ramo 34 (Erogaciones para los Programas de Apoyo a Ahorradores y Deudores de la Banca) en el Presupuesto de Egresos de la Federación, el gobierno mexicano ha destinado año con año importantes cantidades de recursos públicos para terminar de pagar ese rescate.

Puntos a favor del Fobaproa

Enrique Cárdenas -doctor en economía por Yale y ex director general del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY)- declaró en una entrevista con la revista Expansión que el Fobaproa fue “doloroso, indispensable, pero también un éxito” ya que aunque “apoyó a los accionistas de los bancos, también logró que los usuarios no perdieran sus ahorros”.

En la opinión de Cárdenas fue doloroso “porque este proceso derivó en la entrada de los bancos extranjeros y porque además el sistema financiero perdió 14 bancos”. Fue indispensable porque de no haberlo hecho se “hubiera prolongado la crisis económica”. 

Finalmente considera que fue exitoso porque dio credibilidad al sistema bancario de nuestro país “al crear un seguro de depósito que protege los ahorros de los mexicanos”.

Sin embargo, otros expertos parecen no coincidir.

Puntos en contra

En su libro El saqueo a los mexicanos: entender el rescate bancario para impedir otro Fobaproa, el periodista José Francisco Moncada y el economista y político Mario di Constanzo, califican a este rescate como “la operación más dañina para las finanzas públicas del gobierno mexicano”.

De acuerdo con los autores, “el Fobaproa compró a los bancos todo tipo de chatarra financiera que se tradujo en un fuerte incremento en el costo fiscal del rescate” y en cambio solamente “redujo las pérdidas de bancos, accionistas o grandes deudores que podían pagar sus créditos pero los transfirieron al Fobaproa”.

A pesar de ser una de las grandes batallas que el presidente emprendió durante su mandato como presidente de uno de los partidos de oposición, parece ser que habrá borrón y cuenta nueva con el tema. Y tú, ¿crees que fue una buena estrategia el Fobaproa?

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.