Al arrancar nuestra conversación en el fondo se escucha un sonido como de un videojuego. Raymundo Ramos, el presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, conoce ese ruido, pues desde hace 12 años es víctima de espionaje desde el gobierno.
“¿Nos está escuchando la Secretaría de la Defensa Nacional?”, le pregunto. “Es muy probable. Ellos espían a todo mundo, a todas horas”, me responde.
Raymundo sabe incluso quiénes han intervenido sus comunicaciones desde 2010, cuando se percató que sus actividades como defensor de los derechos humanos eran de interés del gobierno.
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“Comenzó en abril de 2010 y ha sido por etapas. La primera ocasión, de 2010 a 2011, fue la Sedena; luego la Marina, después Inteligencia Naval, Inteligencia Militar, el gobernador Francisco Javier Cabeza de Vaca y muy probablemente la FGR”, nos dice.
El problema con el espionaje, apunta, es que lanza un mensaje de intimidación no nada más para las personas defensoras de derechos humanos, sino también para las víctimas que reciben asistencia, y en el caso de los periodistas, para sus fuentes.
Raymundo relata el caso de dos mujeres que acudieron a su organización por la desaparición de sus hijos en 2014 y en 2018. Ellas supieron que el director del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo estaba siendo espiado. Eso las intimidó y desistieron de sus denuncias.
Ramos considera que el espionaje afecta principalmente a las víctimas, lo que es preocupante.
“Me preocupan las personas que confían en nosotros, las víctimas”, nos dice.
Pero el riesgo no se queda ahí. Con el espionaje, nos comenta, no sólo se obstaculiza el trabajo de investigadores, defensores de derechos humanos y periodistas, sino que se les pone en peligro, pues dado que la información se obtiene de manera secreta no se sabe en manos de quién pueda caer.
“Me preocuparía mucho que algunos de mis compañeros defensores de derechos humanos, periodistas y buscadoras hayan sido espiados por el Ejército y esa información haya sido compartida con grupos criminales. Si no te hacen daño ellos, buscan quién más te lo haga”, apunta.
Por ello, y ante la creciente militarización, Raymundo Ramos propone crear un frente para la defensa de las libertades.
Para Ramos, el Ejército ha pasado de ocuparse de temas de seguridad nacional a tener una injerencia mucho mayor en la vida civil, sin embargo considera que no tiene la capacidad para responder a un movimiento organizado de ciudadanos.
El defensor de derechos humanos aventura que en un escenario así se repetiría una masacre como la de 1968. Ramos considera que eso puede ocurrir con nuevas generaciones que están radicalizando sus protestas y que eventualmente se confrontarán con militares.
Raymundo nos dice que el problema del espionaje desde el gobierno es una constante, sin embargo con Vicente Fox aumentó y actualmente vive una etapa mucho más severa, pues las fuerzas armadas siguen impunes.
En su experiencia como defensor de los derechos humanos, sabe que cuando las Fuerzas Armadas están involucradas en algún evento que resulta con muertos civiles difícilmente se conseguirá una investigación imparcial y se alcanzara la justicia.
Esto nos dijo apenas hace unas semanas, como te informamos en esta nota, cuando nos comentó que veía lejana la justicia en la muerte de Heidi Mariana, la pequeña de cuatro años que hace un mes fue asesinada por militares en Nuevo Laredo sin que hasta el momento haya avances sobre la investigación.
“Ahora como tienen más poder y quieren aparentar honestidad y confianza les duele que los estemos acusando”, nos dijo.
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“La preocupación del Ejército, que debería ser la seguridad nacional, es lo que menos les importa ahora, pues están más concentrados en la vida civil y ser un poder incuestionado”.
Esta semana, junto con los periodistas Ricardo Raphael y Daniel Moreno, de Animal Político, Ramos acudió a la Fiscalía General de la República a interponer una denuncia por el espionaje que demostró una investigación periodística que arrojó que su teléfono estaba intervenido por el Ejército, que usaba el software de espionaje Pegasus, aunque las fuerzas armadas siempre han afirmado que no lo utilizan.
Sin embargo, un estudio de Citizen Lab realizado en la Universidad de Toronto demostró que el dispositivo de Ramos fue intervenido bajo la actual administración.
“Hace un año acepté revisar mi teléfono en Canadá y ahí certificaron que fui intervenido al menos en dos ocasiones, en agosto y septiembre de 2020”, nos dijo.
Al respecto, la oficina en México del Alto Comisionado para los derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas condenó el espionaje en contra de Ramos, Moreno, Raphael y activistas y periodistas.
El organismo exigió al gobierno mexicano detener la intervención ilegale de comunicaciones e investigar las acusaciones.
Pero Ramos, que ya ha estado en esta situación anteriormente, piensa que la justicia, como en tantos otros casos, no llegará.
“Yo tengo 25 años haciendo públicas mis denuncias, de alguna manera eso me ha protegido. Tengo mis propios protocolos. No esperamos mucho de la Fiscalía, la denuncia que presentamos si bien nos va habrá respuesta en tres años”, concluyó.
Tips para detectar espionaje
Con base en su experiencia, Raymundo Ramos nos compartió cómo detectar espionaje
- Se escuchan ruidos raros al tener una comunicación telefónica
- Se escucha eco o clicks durante tu conversación
- Llamadas sin tono al intentar usar el teléfono, o tono de ocupado apenas intentas marcar
- Rápido agotamiento de la batería de tu teléfono
- Notificaciones de inicio de sesión no reconocidas
- Cambios en tu geolocalización
- Actividad inusual y no reconocida en redes sociales, por ejemplo: mensajes que no enviaste, likes que no diste, follows de los que no sabes.
- Movimientos en tu correo electrónico
Si has detectado algunas de estas señales es recomendable cambiar a un equipo de alta gama, sin embargo ante Pegasus ningún sistema de comunicación es seguro.
