Dos años después, el gobierno decide contratar deuda. ¿Qué pasó?

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Luego de casi dos años de pandemia, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se vio obligado a proponer deuda pública. Pero esta acción llega con dos años de retraso, consideró el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Alejandra Macías, la encargada del área de análisis del Presupuesto, un ejercicio que hace esta organización de la sociedad civil desde 2013, nos explicó que el déficit planteado en el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación sorprende, pues rompe con 3 años de una política de austeridad en la que ni siquiera se hablaba de deuda.

“La vía que se optó fue por incurrir en un endeudamiento, que parece pequeño, pero hay que tomar en cuenta que hay gastos ineludibles como pensiones y pago de deuda que crecen año con año. Sin embargo, llega dos años después”, nos platicó la especialista.

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De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, México es uno de los países que menos gasto destinó para enfrentar las consecuencias de la pandemia de COVID-19, y en América Latina fue de los que menos porcentaje de su PIB invirtió para amortiguar el impacto económico del coronavirus.

La razón fue la política de austeridad de Andrés Manuel López Obrador y su crítica a los rescates destinados exclusivamente al sector privado, además de sus promesas de campaña de no endeudarse.

Desde que comenzó la crisis por COVID-19 en el mundo, una de las recomendaciones del FMI fue recurrir a deuda pública o reformar regímenes fiscales para poder sistemas tributarios para reducir fraudes y evasión fiscal.

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Sin embargo, el presidente López Obrador descartó este tipo de medidas.

“Dijimos no, vamos a apoyar desde abajo. Tenemos que reconocer que nos han respetado, no ha habido ninguna presión“, dijo el presidente en noviembre pasado. Pero las cosas cambiaron un poco, al menos este año, y el gobierno se olvidó de su slogan de no gastar más de lo que se recaude.

“Se muestra una mayor tolerancia al endeudamiento. Sin impuestos nuevos a la vista y sin una reforma fiscal, la única opción que quedaba era el endeudamiento”, nos comentó Alejandra Macías del CIEP.

De acuerdo con Bloomberg, quien pudo haber influido para este cambio en la política de austeridad del gobierno de López Obrador es el nuevo secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O

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(3.1 % del PIB), lo que representaría un crecimiento real de 17.6 % respecto al endeudamiento aprobado para 2021 y prevé un déficit  general de 3.1% superior al 2.4% propuesto en los precriterios de política económica presentados el pasado marzo.

“No se está hablando de un endeudamiento muy grande, son déficits pequeños, que no se habían visto antes. Por eso se habla de un relajamiento, pero no es un adiós a la disciplina fiscal. Vale la pena tener estos déficits pequeños para atender cuestiones urgentes”, nos dijo Macías.

Sin embargo, el CIEP alerta que este presupuesto se basa sobre todo en una visión optimista de la economía, en la que se estima un crecimiento del PIB de 6.3 % para 2021 y de 4.1 % para 2022.

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Y todavía más importante, señala, es que el dinero que se tiene pensado invertir, será en proyectos que no impulsan la productividad.

“Estábamos esperando que sucediera para 2021, el año posterior a la pandemia, pero para ese paquete económico no se planteó. Depende de en qué se invierta esa deuda y que se invierta en proyectos que generen crecimiento y productividad”, comentó Alejandra Macías.

Las implicaciones, nos explicó, son que el país recurra a esta herramienta para salir al paso. Y si bien no ha sido utilizada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador el principal riesgo radica en no alcanzar el crecimiento económico que se tiene esperado. 

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“Tenemos una parte nada despreciable de la deuda en deuda externa. También se está proyectando gastar el 3% del PIB en el pago de intereses que para 2022 está en 2.8%”, dijo.

“Cuando incurres en deuda, el pago de la misma no se hace en el mismo año, generalmente se va para los siguientes sexenios y generaciones. Hay que tener cuidado y utilizar bien los recursos de deuda para no transferir el gasto”.

Otro de los riesgos es que el presupuesto está elaborado a muy corto plazo, dijo el CIEP.

“Lo que nos preocupa es que estos aumentos en sectores como la salud sean sólo para 2022 y no de manera continua”, apuntó Macías.

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