Si México pierde su grado de inversión, ¿en qué nos afecta?

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“México está a punto de perder su grado de inversión”, esto se ha advertido desde abril de 2020, pero ¿qué significa para la ciudadanía?, y ¿cómo nos afectaría?

De acuerdo con Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, y Leticia Armenta Fraire, directora del centro económico del Tecnológico de Monterrey, esta disminución encarecería los créditos y complicaría la supervivencia de las empresas en medio de la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19.

El 15 de abril, un mes después de que iniciara el confinamiento en México, Fitch Ratings recortó de calificación a nuestro país de “BBB” a “BBB-”. 

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En la escala de esta calificadora, esto coloca a México, y a toda deuda que emita o tenga, en un punto en el que no es recomendable para ningún inversionista. Es decir, un paso más y pierde su “grado de inversión”.

“El shock económico representado por la pandemia de coronavirus conducirá a una recesión severa en México en 2020. Una recuperación a partir del segundo semestre de 2020 probablemente se verá frenada por los mismos factores que han obstaculizado el desempeño económico reciente, que ha retrasado la calificación y el nivel de ingresos”, advirtió Fitch.

“El grado de inversión es un parámetro que se utiliza para evaluar la cantidad de deuda. Es una calificación que evalúa a un país, no particularmente a una persona o a una ciudad, sino se refiere a todo el país. Esta clasificación permite valorar a los inversionistas que tan confiable es o no, México para otorgarle préstamos”

Leticia Armenta Fraire, directora del centro económico del Tecnológico de Monterrey

Entre los elementos que una calificadora de riesgos internacional toma en cuenta para evaluar el grado de inversión en un país, se encuentran la fortaleza de su marco jurídico, su condición fiscal, la condición de sus instituciones y la coyuntura política. 

Sin embargo, cada calificadora tiene métodos cualitativos y cuantitativos propios para evaluar tanto a países como a grandes empresas del estado y privadas, como es el caso de Petróleos Mexicanos.

Entre más alta sea la calificación crediticia que tiene un país, es más bajo el riesgo, dice Gabriela Siller. 

“Un buen grado de inversión es como si te dieran el visto bueno. Que no se te considera tan riesgoso, y de ahí para abajo: grado o sin él, grado especulativo, hasta llegar al default técnico (que un país no puede pagar sus deudas)”, detalló la analista.

Es como cuando un banco o institución financiera nos evalúa para obtener un préstamo.

Créditos más caros para todos

Entre más riesgo, más caro es el crédito. Eso significa que son más elevados los intereses de un préstamo. Así es también a nivel global cuando se le califica a un país de “riesgoso”.

“Al ciudadano en general le afectará cuando necesite un préstamo, porque las tasas de interés serán más elevadas que en este momento. Va a encontrar el dinero más caro y eso se traduce en peores condiciones para las empresas. Las empresas tendrán menos capacidad de expansión y ofrecerán menos empleos. Así afecta a un ciudadano común el recorte de calificación a México”, detalló Leticia Armenta.

La dificultad para obtener un crédito y pagarlo afectaría al único mecanismo que tendrían los ciudadanos de contrarrestar los efectos de una pandemia en su economía: la generación de empleos.

“Las empresas no pueden financiarse tan fácil en el exterior (encontrar inversionistas) y los rendimientos que tienen que pagar son más altos. El banco central dejaría de cortar su tasa de referencia”, agregó Gabriela Siller.

El Banco de México ha disminuido su tasa de interés 10 veces desde agosto del 2019. Esto quiere decir que los créditos que hoy pueden obtenerse a través de las instituciones financieras en el país son tan bajos como los que se tenían en el 2016. 

El último recorte en la tasa de interés llegó a los 4.25%. En agosto del 2019 era de 8.25%, lo que en términos monetarios significa un recorte de 400 puntos base. 

El recorte representa una medida inédita en una crisis financiera, pero que, de acuerdo al Banco de México, obedece a la inflación, que se ubicó durante septiembre en 4.10% anual, así como a los efectos económicos de la pandemia de la COVID-19.

Pero el crédito caro no sería todo. Al notar un ambiente más hostil para la inversión, o más caro por lo menos, el retiro del grado de inversión a México provocaría una salida de capitales que llevaría a una depreciación del peso.

Habría créditos caros y dinero con poco valor.

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¿Qué implica perder el grado de inversión?

A nivel global existen cuatro agencias calificadoras de riesgo de crédito o inversión : Standard & Poor’s, Fitch Ratings, HR Ratings y Moody’s

Sólo una de estas agencias ha dejado al país a punto de perder el grado de inversión, lo que para Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base, no hundiría a México en un caos de impagos. 

Se necesitaría el retiro del grado de inversión de por lo menos dos calificadoras para que el país perdiera del todo la confianza de los inversionistas a nivel internacional.

“No creemos que se vaya a perder el grado de inversión por dos agencias calificadoras. Más bien vemos que es probable que las demás agencias calificadoras sigan recortando su calificación crediticia, debido a la crisis global, la COVID-19 y la caída estrepitosa del PIB de México. Además se espera una lenta recuperación”

Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base

Bien, y ¿quién califica a las calificadoras?

Nadie. Fueron cuestionadas por su actuación (o falta de) en la crisis financiera del 2008, pero no se instauró un regulador de calificadoras, debido a que estas instituciones por sí solas, endurecieron y apresuraron sus evaluaciones y advertencias, para evitar desastres como los de las hipotecas tóxicas y la burbuja inmobiliaria de ese entonces.

“Una de las razones por las que se criticó a las calificadoras en el inicio de la crisis del 2008, fue por el hecho de que no hubieran alertado a través de sus calificaciones, valga la redundancia”, dijo Leticia Armenta Fraire, directora del centro económico del Tec de Monterrey, respecto a estas instituciones.

Las hipotecas y las deudas inmobiliarias en Estados Unidos fueron empaquetadas en productos financieros que poca gente entendía y que implicaban grandes riesgos para quienes ponían su dinero en ellas.

Las ganancias que podía haber por estas inversiones eran muchas, la especulación aumentó y las calificadoras no advirtieron sobre los grandes riesgos de adquirir o invertir en estos productos financieros, llamados derivados

No advirtieron ni a los bancos, ni a las aseguradoras, ni a los inversionistas respecto a los riesgos de esta “burbuja”. 

“Los derivados no eran malos, sino que la forma en la que se aplicaron y utilizaron fue escandaloso, fue poco cuidado, eso es lo que gestó aquella crisis. A partir de ese momento comenzó la crítica del mundo hacia las calificadoras”, explicó Armenta. 


Pero estas dos crisis son muy distintas, detallan las dos analistas.

De hecho, el bajo crecimiento del PIB en México se comenzó a gestar meses antes de la llegada de la pandemia de la COVID-19 en el país, por lo que sí se necesita a estas entidades evaluadoras que califiquen las decisiones económicas que favorezcan o no, la salida a esta coyuntura.

¿Habrá otra calificadora que disminuya la posición de inversión de México?

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