La pandemia de COVID-19 agravó el hambre en el mundo y México

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En la crisis económica de 1994 el porcentaje de la población que no pudo comprar alimentos o pasaron hambre en México pasó de 21.2 a 37.4% en sólo dos años. Más de una década después, cuando la especulación inmobiliaria en Estados Unidos provocó la crisis financiera global de 2008, el saldo inmediato fue que en México más de 3% de personas cayeron en pobreza alimentaria

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el número de personas que dejó de hacer tres comidas al día pasó de 21.7% en 2008 a 24.8% en 2010. Esto significa que después de la crisis 28.4 millones de mexicanos y mexicanas tuvieron dificultades para comprar comida.

Tomando como referencia estos escenarios, especialistas advierten sobre una tasa todavía mayor como consecuencia de la pandemia de COVID-19, lo que aumentará la cifra de 25.5 millones de personas que en 2018 estaban sin capacidad para conseguir alimentos de calidad o modificaron su dieta en México.

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“El tema es importante, aun previo a la contingencia sanitaria, y sin duda parte de los efectos que seguramente estaremos observando en el futuro girará en un aumento de esta carencia”, dijo José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Coneval, en el foro “Pobreza alimentaria ¿el verdadero efecto de la pandemia en México?” 

“Uno de los posibles efectos que nos va a dejar esta emergencia sanitaria es la afectación de los ingresos laborales, que consecuentemente podrá condicionar la compra de una dieta”, dijo. Estas consecuencias se hicieron visibles muy pronto.

En una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública en mayo de 2020, uno de cada tres mexicanos señaló haber tenido preocupación porque los alimentos se terminaran durante la contingencia sanitaria por la pandemia de COVID-19.

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El 90% de los encuestados consideró que esto era por la falta de recursos y el 21.3% redujo la cantidad de alimentos que consumía. Ya en 2018, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reportaba que en  7.7% de los hogares urbanos y en 11.2% de los rurales en México había falta de alimentos. 

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 sobre COVID-19, en dos de cada 10 hogares en México disminuyeron la cantidad de alimentos que habitualmente consumen o dejaron de comer en todo un día debido a la falta de dinero o recursos a raíz de la pandemia de coronavirus.

Una de estas personas es Isabel, una jefa de familia que trabaja como empleada doméstica en la Ciudad de México y que perdió su empleo en marzo de 2020, cuando se decretó la contingencia sanitaria. “Como no tenía trabajo tuvimos que ajustarnos el cinturón. Había días en los que sólo comía una vez y mis hijos se saltaban la cena”, nos relató.

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Esta situación cambió con la reapertura de actividades. Sin embargo ella solo consiguió empleo hasta enero de este año, por lo que dice que poco más de la mitad del año pasado mantuvo este cambio en su dieta.

“Lo bueno fue que entre la familia nos ayudamos, si no, habría sido peor”, nos dice.

Pero el problema no es solamente la falta de alimentos, sino también la calidad de estos.

Un estudio que relaciona la mala alimentación de mujeres con anemia y sobrepeso encontró que en los hogares con inseguridad alimentaria, incluso moderada, es mayor el consumo de alimentos ultraprocesados y altos en calorías, que dan la sensación de saciedad, pero carecen de valor nutricional. 

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“Desde que comenzó la pandemia como peor porque en mi trabajo redujeron mi salario argumentando que estábamos en la contingencia”, nos contó Sergio, un empleado de un call center que vive solo en el Centro de la Ciudad de México.

“Ya casi no como vegetales. Todo son alimentos preparados, chatarra, hamburguesas, sándwiches del Oxxo. Hace tiempo que no como pescados o mariscos porque son caros”.

Pandemia dispara el número de personas con hambre en el mundo

La Organización de las Naciones Unidas lo reconoce. Uno de los puntos más importantes de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que era acabar con el hambre mundial en 2030, se ha esfumado.

En su estudio State of Food Security and Nutrition in the World el organismo alerta que debido a la pandemia de COVID-19 el hambre empeoró en el mundo en 2020. La ONU estima que un 10% de la población mundial, es decir, 811 millones de personas, padecieron hambre el año pasado. 

El problema no es nuevo, pues el hambre está aumentando en el mundo desde hace cinco años y en 2019 alrededor de 650 millones de personas estaban en esta condición. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 disparó las cifras y el 2020 registró el incremento más severo en el hambre mundial.

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“Desafortunadamente la pandemia continúa exponiendo las debilidades en nuestros sistemas alimentarios, lo que amenaza las maneras de vivir de todas las personas del mundo”, alertó la ONU en un comunicado. 

El informe detalla que la peor parte se la llevan los niños y niñas. En 2020, se registró que más de 149 millones de niños menores a los cinco años de edad tuvieron problemas de talla y complexión.  Alrededor de 45 millones son muy delgados para su edad y 39 millones tienen sobrepeso.

La ONU alertó que 3 mil millones de adultos y niños ni siquiera tienen acceso a dietas saludables, principalmente porque los precios de los alimentos se dispararon. “El mundo no está en vías de conseguir ninguno de los objetivos planteados para 2030”, reconoció.

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