La ciencia y los investigadores del país, bajo fuego

Compartir:

¿Qué es el SNI?

Isabel Salazar Sánchez ha dedicado los últimos siete años de su vida a investigar cómo evitar que las personas infectadas con dengue se desangren internamente hasta morir. Esa enfermedad, contraída por el piquete de un mosquito, contagió a más de 41,500 personas en nuestro país el año pasado.

De comprobar una de sus hipótesis, sobre las posibles fallas en las células de la sangre, su descubrimiento podría salvar miles de vidas en México y miles más en el mundo.

Salazar Sánchez es jefa del Laboratorio de Virología e Inmunovirología del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y, a partir de 2007, forma parte del Sistema Nacional de Investigación (SNI), un fondo que apoya a las personas que se dedican a hacer investigación en nuestro país desde hace 36 años.

La ciencia, necesaria para el desarrollo de los países

México está dentro de los países que menos gastan en desarrollo y ciencia de acuerdo con una lista publicada por la UNESCO, con .05% del  Producto Interno Bruto (PIB), una proporción similar a la que destinan para el mismo fin países como Tanzania, Uganda o Senegal.

Esto a pesar de que la ciencia mejora el bienestar de las personas, pues gracias a ella vivimos más tiempo y mejor; cuida nuestra salud, al crear nuevos y más efectivos medicamentos; ayuda a obtener agua, así como energía. Por eso, “los gobiernos deben basar sus políticas en información científica de calidad”, señala la UNESCO.

Sin embargo, en México la ciencia nunca ha sido protagonista en el desarrollo político y ahora con la llegada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la comunidad científica y su trabajo se han visto amenazadas en distintas ocasiones. Como cuando el presidente amenazó con retirar los viáticos y viajes al extranjero para evitar el “turismo académico”.

O cuando en mayo pasado, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) –de dónde sale el presupuesto del SNI– envió un correo electrónico que tomó por sorpresa a los miembros del SNI, pues les pedía donar “voluntariamente” sus estímulos al sistema de salud para combatir la epidemia del COVID-19.

La más reciente amenaza es el recorte de 75% del presupuesto a los capítulos 3000 y 2000 (servicios de luz, agua y telefonía, medicinas y productos de laboratorio) de todos los centros de investigación, por las medidas de austeridad, que no sólo afectaría al Conacyt, sino también al Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y al Instituto Mora, entre otros.

Esto implicaría que el Conacyt, operaría con 157.4 mdp menos en estos servicios y materiales, insuficientes para apoyar todos los proyectos de investigación en marcha. 

Afortunadamente, después de la presión y descontento de la comunidad científica, el Conacyt llegó a un acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para no aplicar estos recortes a sus presupuestos.

Te puede interesar leer: ¿Qué pasó con los ventiladores que la directora del Conacyt prometió para mayo?

¿Qué es el SNI y quiénes lo integran?

El SNI se creó en 1984, en medio de una profunda crisis económica, que amenazaba la existencia de la investigación científica en el país, por eso existía la necesidad de apoyar a los investigadores (académicos y docentes) con un estímulo adicional a su sueldo. 

Para ser miembro del SNI, primero, hay que tener un doctorado y estar sometido constantemente a evaluaciones, publicar artículos científicos en revistas especializadas para demostrar el peso de las investigaciones, y participar en la formación de nuevos talentos, contar con reconocimientos internacionales, entre otros requisitos.

Hasta enero de este año, estaban inscritos 30,500 investigadores en el padrón del SNI (de las cuáles sólo 37% son mujeres) quienes como Salazar Sánchez, reciben entre siete y 36 mil pesos mensuales para realizar investigaciones científicas en sus distintos campos, que van desde: las ciencias de la tecnología, de la salud, astronomía, astrofísica hasta sociología, filosofía y arte.

Existen cuatro categorías en el SNI: candidato a investigador y niveles I, II y III. Conforme se avanza de nivel, también es mayor la exigencia, pues el sistema pide incrementar el número de publicaciones en revistas científicas y sus investigaciones están en constante evaluación, explica Isabel Sánchez.

Por eso es que no todos logran ascender en la pirámide del SNI. De los mil investigadores que ingresan al SNI cada año, solo 15 pasarán del nivel I al II, en algún momento de su vida; y solo 6 llegarán al nivel III, de acuerdo con datos del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

Aunque cada año ingresan más investigadores al Sistema, eso no significa que incrementen los apoyos. En 2018, el gasto promedio por investigador del SNI fue de 174 mil pesos, mientras que para 2019, bajó a 166 mil pesos, de acuerdo con los datos del padrón de beneficiarios del Conacyt y el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).

Te puede interesar leer: Científicos y funcionarios pelean en la revista Science por recortes a ciencia

El SNI no alcanza para todos

Lejos de reducir los apoyos al Sistema Nacional de Investigadores, éste debería ampliarse y apoyar investigaciones académicas, lideradas por maestros, considera Saúl Hernández Islas, maestro en Ciencias y jefe de la Carrera de Ingeniería Ambiental, “la investigación científica no se puede medir sólo por el número de artículos”, dice en entrevista con Cuestione.

Desde el IPN, Hernández Islas ha liderado investigaciones como la creación de un sistema para las pilas (altamente contaminantes y no se pueden desechar en botes de basura), boilers con energía solar, el impacto ambiental que genera que los vehículos vayan a menor velocidad en la CDMX, hasta proyectos que tienen que ver con utilizar energía marina para crear ciudades portuarias, aunque todas se han quedado sólo en la intención, pues para este tipo de proyectos no hay incentivos.

“Aunque muchos de los profesores nos comprometemos con los proyectos, éstos son denigrados, no hay apoyo gubernamental, si tu quieres promover las investigaciones son con tus propios recursos y no siempre se puede”, lamenta.

El SNI podría ser “sustituido por un esquema que garantice salarios suficientes y dignos para todos los académicos”, apunta el académico Héctor Vera, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, de la UNAM.

“Lo que México necesita hacer es apoyar las investigaciones en innovación en proyectos que también se puedan construir y dejen beneficios para la sociedad”, dice Hernández.

Sin embargo esto está lejos del panorama del gobierno, pues en lugar de apoyar este rubro, el presidente López Obrador ha defendido el recorte a este sector, diciendo que dentro de la comunidad científica “hay muchos abusos y corrupción”, lo cual se suma a una serie de descalificaciones que ha hecho sobre las y los investigadores. 

¿Sobrevivirá la ciencia con los recortes planeados para este sexenio?

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.