La cobertura universal en salud: ese gran reto pendiente

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Cobertura universal de salud. Bajo ese compromiso se creó y comenzó a funcionar, a partir del 1 de enero de 2020, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). Su objetivo es brindar servicios de salud a toda la población sin seguridad social del país. Eso incluye a los más de 50 millones que ya estaban afiliados al, ahora extinto, Seguro Popular, así como a otros casi 20 millones de personas sin ningún servicio de salud.

Para esto se asignaron más de 112 millones de pesos en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, sin que a la fecha se hayan detallado las reglas de operación ni el plan de financiamiento.

Pero, ¿han sido exitosos los intentos por dar cobertura universal de salud? En Cuestione decidimos analizar las cifras oficiales para ver si este cambio de estrategia tiene sustento y los obstáculos que enfrenta.

Afiliación no es igual a cobertura

El Seguro Popular tenía la misión de brindar servicios de salud a la población que no cuenta con seguridad social (que no estaba inscrita al IMSS o al ISSSTE). Cifras de la propia Secretaría de Salud muestran que en 10 años las cifras de afiliación al Seguro Popular casi se duplicaron al pasar de 27.2 millones de personas en 2008 a 53.5 millones en 2018.

Además, estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) muestran que la población sin acceso a servicios de salud se redujo en -53%, al pasar de casi 43 millones de personas en 2008 a poco más de 20 millones en 2018.

Podrían parecer muy buenas noticias, ¿no? Sin embargo, la afiliación y la cobertura no son sinónimos

De acuerdo al estudio Sistema Universal de Salud: Retos de cobertura y financiamiento, elaborado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), “la afiliación universal es necesaria para alcanzar la cobertura universal en salud”, pero no suficiente pues se requiere también de los servicios que se brindan, la capacidad física y operativa para atender a la población, así como el presupuesto para financiarlo.

“Normalmente se hacía equivalente cobertura universal a la afiliación. Pero la cobertura universal no implica una sola dimensión, tiene que incluir estos otros dos factores”, explica Judith Méndez, coordinadora del área de Salud y Finanzas Públicas del CIEP, en entrevista con Cuestione.

Méndez aclara que existe también otro concepto que se debe considerar al momento de evaluar el sistema de salud: la cobertura efectiva. Este concepto toma en cuenta la necesidad del usuario, así como el uso y la calidad (de acuerdo a la percepción del individuo) de los servicios que recibe.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta cobertura “se define como la proporción de personas que, ante una necesidad de atención de salud, hace uso de servicios de calidad que abonan a su bienestar”.

Bajo este criterio, de acuerdo con estimaciones del propio CIEP, observamos que la cobertura efectiva es mucho más baja en todas las instituciones que conforman el Sistema Nacional de Salud.

Resalta el caso de Pemex, que cuenta con la cobertura efectiva más alta pues el 47% de los usuarios que utilizaron el servicio cuando lo requirieron, opinaron que tuvieron atención de calidad. 

En el otro extremo se encuentra el servicio de la Secretaría de Salud -que incluye al Seguro Popular– en el cual solamente 13.3% de los usuarios que requirieron el servicio, fueron atendidos satisfactoriamente. 

¿El Insabi resolverá esta situación?

La coordinadora del área de Salud y Finanzas Públicas del CIEP considera que lo bueno de este intento “es que se está poniendo el tema de salud sobre la mesa y se le está dando prioridad”. 

Sin embargo, resalta que el tema de planeación para su financiamiento está faltando “pues no está hablando de dónde van a venir los recursos para financiarlo”. Esto es importante porque “el presupuesto va muy de la mano con el gasto de bolsillo, porque si tu no das el presupuesto público suficiente, la población termina gastando de su cartera para poder hacer frente a sus necesidades de salud”.

Esto se confirma con el análisis que hizo Cuestione donde se mostró que los hogares con menores ingresos (que pueden verse en los primeros deciles de la siguiente gráfica) reportan destinar un porcentaje mayor de su ingreso para cubrir sus necesidades de salud.

¿Podrá el gobierno de Andrés Manuel López Obrador lograr su objetivo? ¿Tendremos algún día cobertura universal y efectiva en todo el país?

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