¿Por qué ya no se habla de ellos?
El 13 de mayo, la Secretaría de Economía, Graciela Márquez, presentó en la conferencia matutina, en conjunto con las autoridades de salud, el semáforo epidemiológico para comenzar la reapertura de actividades después del confinamiento por COVID-19.
“Es una etapa de reapertura de los municipios que hemos llamado los Municipios de la Esperanza, aquellos municipios que no tienen contagio y que no tienen vecindad con municipios con contagio”
Graciela Márquez, la Secretaría de Economía.
Agregó que estas localidades arrancarían sus actividades el 18 de mayo y que serían monitoreadas con jornadas de salud para mantenerlas sin contagio.
El 16 de mayo, la secretaría de Salud publicó un documento en el que oficializaba los 324 “Municipios de la Esperanza”, de los cuales 213 estaban en Oaxaca.
Esto no es extraño si tomamos en cuenta que en todo el país hay 2,465 municipios y 570 son de Oaxaca. Es decir, casi uno de cada cuatro está en ese estado de la república.
La medida fue criticada por científicos mexicanos como Antonio Lazcano, quien en entrevista para Cuestione dijo que le parecía un “término totalmente ideologizado”. Puedes ver la entrevista que le hicimos en este enlace.
Una semana después de la presentación de los “Municipios de la Esperanza”, Salud anunció que ya no publicaría la lista para no confundir
“No queremos traer la lista y que eso introduzca un elemento de confusión cuando la gente que vive en estas localidades vea la información y se prestara a que gobernadores estuvieran haciendo una cosa opuesta al gobierno federal”
Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud
Después de casi tres meses de haber sido bautizados como los “Municipios de la Esperanza”, ¿siguen sin contagios? ¿Por qué se ha dejado de hablar de ellos en la estrategia de Salud? ¿Qué hay detrás del abandono de este término?
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Las cifras de la esperanza
Al 5 de agosto de 2020, 162 de estos 324 municipios siguen sin contagios, es decir, la mitad. 136 de estos, están en Oaxaca.
Si nos concentramos en los “Municipios de la Esperanza” de los demás estados de la república que no son Oaxaca, de los 111 originales, solo 26 siguen sin contagio, es decir, tres de cada cuatro ya tienen casos confirmados.
Esas 85 localidades que ya no son de la esperanza acumulan 1,636 contagios, un promedio de 19 casos por cada uno.
Aunque solo hay cuatro que superan los 50 contagios: Ometepec, Guerrero con 210 contagios; Zacoalco de Torres, Jalisco, con 62 contagios; Doctor Arroyo, Nuevo León, con 97; y Matehuala, San Luis Potosí, con 641 casos acumulados.
Este último destaca también por ser el “Municipio de la Esperanza” con más defunciones: 20. Seguido de Ometepec, Guerrero, con 19.
En cuanto a los “Municipios de la Esperanza” de Oaxaca, siguen sin contagio 136 de los 213 anunciados hace tres meses, es decir, el 63%.
Los 77 municipios oaxaqueños (ex de la esperanza) registran 256 casos de COVID-19, o sea, 3.3 por cada localidad.
Solo 6 de ellos acumulan más de 10 contagios: San Baltazar Chichicápam (13), San Dionisio Ocotlán (12), Santiago Choápam (13), Santa Lucía Ocotlán (12), Santa Catarina Juquila (12) y San José del Progreso (32). Este último municipio ya registra una muerte.
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¿Palabras vacías?
Jorge Márquez, doctor en Ciencia Política de la UNAM, coincide con el científico mexicano Antonio Lazcano en que los “Municipios de la Esperanza” fue un término ideologizado en lugar de una estrategia.
“Partió de un diagnóstico equivocado, no puedes tener estrategias diferenciadas entre municipios. La idea era que se podía iniciar actividades económicas. Esa era la gran urgencia”
Jorge Márquez, doctor en Ciencia Política de la UNAM
Según el politólogo, no se basaron en conocimiento científico, sino en la ilusión de que esos pueblos seguirían aislados y de que la COVID-19 estaba lejos, cuando en realidad no se habían hecho pruebas y todos los pueblos están comunicados entre sí.
“¿Por qué se acaba la esperanza? Porque todo lo que ya sabíamos se hizo evidente por la experiencia. Se confirmó la realidad. Por eso se abandona el término”
Jorge Márquez, doctor en Ciencia Política de la UNAM
Además, para Jorge Márquez, está el componente del conflicto entre el gobierno federal y los estados.
“Dados todos los fracasos en términos del manejo de la pandemia, existe un conflicto permanente para definir a quién le corresponde la responsabilidad. El gobierno federal ya dice que le corresponde a los estados y viceversa”, dijo el experto.
Pero lo que está en el fondo de todo esto, según el politólogo, es una característica de este gobierno federal de convertir las probables soluciones en términos pegajosos.
“La propaganda juega un papel central. Estar acuñando frases simpáticas, conceptos inventados y dominar la agenda con fórmulas que peguen. Pero claro, esos conceptos son vacíos porque evidentemente la realidad los desborda”, expuso Márquez.
Y añadió que: “Se ve que fue una improvisación. Toda esta necesidad de conceptos, de un vocabulario oficial, a los tres segundos es olvidado porque la realidad revela que no son los municipios de ninguna esperanza”.
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De acuerdo con Jorge Márquez, el término “Municipios de la Esperanza” para abrir la economía muestra que el gobierno federal es reactivo.
“Todo es a bote pronto, todo es reactivo, no hay planificación. Y la realidad siempre golpea a la improvisación”, concluyó.
A casi tres meses del anuncio de los “Municipios de la Esperanza”, las autoridades sanitarias e incluso la opinión pública ha dejado de mencionarlos, y los contagios son una realidad. Mientras tanto, el gobierno federal y los de los estados se echan la culpa.
¿Habrá otras medidas de de estos gobiernos, tanto federal como estatales, que han respondido más a la improvisación que al conocimiento?
