Las mamás que siembran marihuana para salvar a sus hijos

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Tenía apenas tres años cuando Maya sufrió una intoxicación por medicamentos. Todos ellos prescritos por sus médicos. Tratamientos iban y venían desde que un año antes había sido diagnosticada con autismo, pero todo cambió cuando cumplió cinco: la mejor medicina la encontró en la azotea de su casa.

Mientras que los médicos del Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro le recomendaban “subir la dosis” de Ritalin y Risperidona, Danae Ochoa, su mamá, no quería seguir intoxicando el cuerpo de su hija con más medicina.

Foto: Cortesía

A principios de 2017 vio un reportaje sobre la marihuana medicinal y decidió cultivar esta planta en su propia casa. Con videos y tutoriales en internet aprendió cómo extraer el aceite. El riesgo de ser detenida por los mismos delitos que los narcotraficantes (cultivo de marihuana) y poder ir a la cárcel de 10 a 25 años de prisión (según el Código Penal Federal), no la han persuadido de dejar de hacerlo. “Todo por salvarla a ella”, dice a Cuestione

Desde que Maya comenzó a tomar gotitas del aceite de cannabidiol (un extracto líquido de la marihuana) pudo, al fin, dormir de corrido más de las dos horas; dejó de balbucear y dijo sus primeras palabras y comenzó a jugar con otros niños de su edad. Poco a poco fue dejando las demás pastillas.

Cuando ya tenía apenas un mes cultivando, Danae descubrió que no era la única mamá en el mundo cosechando cannabis en su hogar. Serían cientos y cientos de mujeres buscando la cura a los síntomas de las enfermedades de sus hijos que no encuentran en la medicina tradicional. 

Tan sólo en nuestro país, unas 100 mujeres aprenden a cultivar cada mes, es decir, mil 200 cada año, según la organización Mamá Cultiva

Un ejército de mamás sembradoras

Danae celebra que no está sola en esta cruzada por marihuana medicinal. A través de Mamá Cultiva México –en Facebook ya tienen nueve mil seguidores–, capacitan a más madres para que, pese a la falta de regulación, puedan fabricar su propio aceite de cannabidiol, aunque esto las ponga en riesgo. 

Cada semana dan talleres para las mamás que quieran cultivar en sus casas, por un costo de 150 pesos por módulo (son alrededor de cuatro), ellas pueden aprender desde cómo sacar un permiso ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), hasta cortar y limpiar las raíces para eliminar los contaminantes y obtener su propio extracto de cannabidiol.

Foto: Cortesía

El origen de Mamá Cultiva tiene sus raíces en Chile, cuando en 2012 un grupo madres comenzó a hacer talleres de cultivo de la mano de terapeutas y médicas, en búsqueda de un tratamiento alternativo para enfermedades como epilepsia, cáncer y autismo. 

En México, el primer grupo de mamás cultivadoras nació en 2017, con Cecilia Alvarado, Kenia Alemán, Margarita Garfias y Danae Ochoa como sus fundadoras, todas madres en busca de la mejor terapia para sus hijos e hijas.

Rompiendo la ley por amor

En México, el cultivo, distribución y venta de la marihuana es ilegal y sólo se pueden comprar algunos medicamentos hechos a base de esta planta con receta y un permiso que toma meses de la Cofepris. 

En 2017, la Cámara de Diputados aprobó reformas a la Ley General de Salud para regular el uso los productos medicinales hechos a base de marihuana. La Secretaría de Salud tenía 180 días para hacerlo, sin embargo, a finales del sexenio pasado publicó unos lineamientos generales que, después, en marzo, la actual administración revocó junto a los permisos expedidos. 

Por eso, actualmente su regulación está frenada.

Aun si alguien logra obtener el permiso de la Cofepris, no existen permisos de comercialización, por lo que deben recurrir al mercado negro, o bien, elaborar el aceite propio, como hace Danae. O, para aquellos con más recursos, comprarlos en Estados Unidos, en donde pueden costar hasta 30 mil pesos.

Foto: Cortesía

¿En serio ayuda en algunas enfermedades?

Apenas hace un año la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) reconoció el primer medicamento hecho a base de cannabidiol en Estados Unidos. Mientras que los extractos de la marihuana para uso medicinal ya son legales en Canadá y Uruguay.

La doctora Matilde Ruiz Peralta, Jefa del Servicio de Neurología del Instituto Nacional de Pediatría, receta a tres de cada 100 casos con epilepsia refractaria el extracto de marihuana, dijo en entrevista a Cuestione.

Está comprobado científicamente –explica la neuróloga– que el cannabidiol ayuda como complemento terapéutico en las quimioterapias, como desinflamatorio y ayuda a reducir las convulsiones en los casos de epilepsia. Sin embargo, Ruiz duda de la efectividad de los aceites preparados en el hogar.

No existe aprobación científica que demuestren que los aceites preparados en casa sean los adecuados para los pacientes –de acuerdo con la especialista–, pues (a diferencia de los aprobados por las farmacéuticas) no se sabe el grado de contaminantes que tienen estas plantas, las condiciones ambientales y las dosis de concentración de éstos aceites.

El cannabidiol ayuda al tratamiento de enfermedades como la epilepsia refractaria, o enfermedades como síndrome de Dravet, síndrome de Lennox-Gastaut, y sirve también en el tratamiento terapéutico del cáncer, de acuerdo con la Dra. Díaz.

¿Qué sigue?

El próximo 7 de agosto, la Suprema Corte de Justicia  (SCJN) discutirá el caso de Carlos Avilés, de 15 años de edad, quien padece de epilepsia refractaria y solicitó un amparo para obligar al gobierno a publicar el reglamento que regule los medicamentos hechos con marihuana.

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