Las mujeres trabajan más en la cuarentena

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Trabajo a distancia necesita ser regulado

Desde antes de la llegada del COVID-19, las mujeres ya tenían más carga de trabajo que los hombres. Mientras que ellas destinan unas 10 horas al día, en promedio, a labores remuneradas y no remuneradas, los hombres trabajan ocho, según ONU Mujeres

Además, las mujeres ya destinaban casi cinco horas más al día en labores de limpieza del hogar y de cuidados, los hombres, dos y media, es decir, la mitad, según un informe del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE)

Con la pandemia, las mujeres sumaron a sus labores profesionales y domésticas, el acompañamiento escolar en línea de sus hijos e hijas, más trabajo en el hogar (al estar más tiempo en él, ellas y los demás integrantes de la familia y, por si fuera poco, las horas laborales ahora parecen no terminar, explica Gwendolyn Negrete, presidenta de la asociación Mujeres Jefas de Familia, en entrevista.

Siete de cada 10 mujeres coinciden en que sus horarios laborales no se han respetado durante el periodo de distancia social, explicó Gwendolyn Negrete. Esto, a partir de un sondeo realizado por la organización a mil 500 mujeres de todo el país.

Así tenemos que “además de cumplir con los cuidados de los niños y niñas, el trabajo doméstico y laboral, acompañan muy de cerca la educación a distancia de sus hijos e hijas”, explica Negrete.

La pandemia evidenció las desigualdades laborales y la falta de corresponsabilidad en las tareas domésticas entre todos los miembros de una familia, así como la vulnerabilidad económica a la que ellas han estado expuestas, explicó a este medio Marta Ferreyra, directora General de Autonomía y Empoderamiento para la Igualdad Sustantiva del Instituto Nacional de las Mujeres, (Inmujeres).

Trabajo a distancia, ¿una utopía? 

El sueño de trabajar en casa, evitar horas en el tráfico y, con ello, tener tiempo para una vida más plena, está lejos de la realidad en tiempos del COVID-19. En Francia, hacer peticiones fuera del horario de trabajo está prohibido, pero en México, la crisis económica, la oleada de desempleo y el temor a quedarse sin ingresos, permiten que se cometan abusos laborales.

La Ley Federal del Trabajo determina horarios laborales establecidos, pero si esto no se cumplía antes de la pandemia, ahora menos. Además, es una legislación que no considera los actuales avances tecnológicos, añade Vanesa Cárdenas, investigadora de políticas públicas de la Red de Politólogas.

Dedicar el 100% de la energía y tiempo al trabajo al cuidado de la casa y de los hijos e hijas, sin poder desconectarse de todas esas labores, provoca estrés, ansiedad, frustración y culpa, al no sentirse capaces de cubrir todos los ámbitos de sus vidas, nos asegura Margarita Mantilla Chávez, socióloga y parte del colectivo feminista de la UAM Xochimilco.

Antes de la pandemia, los traslados, el tiempo de trabajo y la convivencia laboral con los compañeros y compañeras, permitían a las mujeres hacer una división entre la vida laboral y la personal; además, había horarios de entrada y de salida más o menos establecidos, con la cuarentena, estos límites se perdieron, añade la socióloga.

Mujeres diferentes, necesidades diferentes

Se piensa que lo que ocurre a las mujeres pertenece sólo al ámbito privado, pero de sus salarios dependen al menos unas tres personas más (hijos, hijas y familiares como sus padres y madres), con lo que si una mujer enfrenta complicaciones, también las viven sus familias, cuenta Marta Ferreyra.

Por el impacto a la economía derivado del COVID-19, algunas empresas están cerrando espacios físicos para trabajar y están optando por el trabajo a distancia, con lo que la nueva realidad para muchas mujeres podría ser el trabajo desde sus casas; sin embargo, lo idóneo sería que ellas pudieran decidir desde dónde quieren trabajar, dice Ferreyra. 

Se pensaba que el trabajo en casa permitiría conciliar la vida familiar con la laboral, expone Ferreyra. Sin embargo, hay que considerar las particularidades de cada mujer, desde si tienen hijos e hijas, hasta dónde viven, si tienen equipos adecuados para trabajar y conexiones de internet estables, nos plantea la especialista de Inmujeres. 

Una mujer tiene en entre dos y tres hijos, cada uno en diferentes grados escolares, pero el promedio de computadoras por casa es de una, así que durante la pandemia, las madres tuvieron que organizar el tiempo para que cada hijo o hija envié sus tareas a tiempo, y encima, hacer todo lo posible para entregar sus trabajos, añade Gwendolyn Negrete.

Eso, sin contar que 40 millones de usuarios de internet, de los 80 millones que hay en el país, es decir, la mitad, reportaron lentitud de transferencia de datos en la red, mientras que más de una tercera parte (30 millones), indicaron interrupciones en el servicio. Además, de 2018 a 2019 disminuyó la proporción de hogares con una computadora en casa según  según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).

Retos del teletrabajo

En México, donde antes de la pandemia ya había poco más de dos millones y medio de personas teletrabajando, según estimaciones del estudio Estado del Teletrabajo en América Latina y El Caribe, se suman nuevos retos. 

Mientras que en México se discute la necesidad de nuevas regulaciones necesarias para el trabajo a distancia, en Paraguay y España, se redujeron las jornadas laborales para quienes están al cuidado de hijos e hijas pequeñas, explica la politóloga Vanesa Cárdenas.

El cuidado de la infancia es corresponsabilidad de padres y madres, pero también del Estado, dice a Cuestione, Giselle Yañez, directora de Género y Derechos Humanos Consultoras (GENDH Consultoras).

Sin embargo, discursos como el emitido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el que señala que las mujeres tienden más al cuidado de la familia colocan a las mujeres en roles de género que ya no son sostenibles, ya que en la actualidad también trabajan, expone Yañez. En México, 44 de cada 100 mujeres tiene un trabajo remunerado, según Inmujeres.

Además, hay que considerar que no todos los hogares tienen la infraestructura necesaria para teletrabajar, y eso va desde la iluminación adecuada, un espacio específico para trabajar y la calidad de la conexión de internet. Al respecto, Vanessa Cárdenas explicó que en la actualidad hay viviendas de alrededor de 40 metros cuadrados, por lo que el combinar la vida privada y laboral en el mismo lugar no se traduce en una mejor calidad de vida.

Las empresas que decidan cerrar sus espacios físicos y migrar al trabajo a distancia tendrían que ser congruentes con la Ley Federal del Trabajo, la cual establece que los patrones deben proporcionar las herramientas de trabajo. Además, entre las prestaciones laborales se debería incluir equipo de cómputo adecuado y ayuda económica para el pago parcial de los recibos de luz e Internet.

Que las mujeres tengan acceso a mejores condiciones laborales se traduce en el bienestar de sus familias y la economía del país, pero además puede impactar en sus entornos y  reducir los índices de violencia contra las mujeres, que en México, año con año van en aumento. Y es que una mujer con trabajo remunerado enfrenta menos vulnerabilidad. La falta de autonomía económica es, sin duda, uno de los factores que inciden en la violencia.

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