Las razones de las muertes por abuso policial: sin capacitación, malas condiciones laborales y frustración

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Los abusos policiales en México le han costado la vida al menos a seis personas sólo entre enero de 2020 y lo que va de 2021. Esto, de acuerdo con notas de prensa, pues no existen datos públicos sobre el número de muertes que se dan en contactos con este organismo de seguridad.

Detrás de esas muertes está el mal diseño de la policía, de acuerdo con Lilian Chapa Koloffon, investigadora de World Justice Project, una organización internacional de la sociedad civil que declara tener la misión de «trabajar para extender el imperio de la ley en el mundo».

A lo anterior, se suma una deficiente capacitación y frustración, agrega Miguel Garza, director del Instituto para la Seguridad y la Democracia (Insyde), organización autónoma que se enfoca en promover la convivencia democrática, a través del fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia.

Ambos organismos impulsan una reforma policial en el país, la cual busca profesionalizar a las policías preventivas y mejorar sus condiciones de trabajo mediante aumentos salariales; igualmente, plantean darles facultades de investigación y orientar a la policía hacia la comunidad.

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Sobre el enojo, Garza explica más a fondo que en Insyde han estudiado a la policía por años y han identificado que los aspirantes a formar este cuerpo de seguridad se vuelven personas muy violentas desde su llegada a la institución.

Aunque señala que algunas cosas han cambiado, un policía recibe maltrato casi desde que llega a pedir trabajo, pues para ser recibido y obtener informes lo maltratan o le piden dinero. 

Además, la capacitación no la pagaban y hay estados que siguen sin hacerlo: “Entonces, durante seis meses no recibían ningún ingreso y son personas que llegan a buscar trabajo porque necesitan ingreso”.

“Desde la formación se van enojando mucho. No hay ingreso, no salen y a veces hay maltrato de instructores y el enojo lo van guardando para el público”, advierte Garza.

La situación empeora cuando salen. Refiere que en Culiacán, al capacitar policías, le tocó oír a cadetes de la Policía Municipal que decían: “Yo estoy esperando a salir para ver quién me la paga” en referencia a violentar a la primera persona que detuvieran, como una venganza hacia sus instructores. 

Para Garza, aquí está una de las primeras explicaciones a los asesinatos cometidos por policías en situaciones tan sencillas como una falta administrativa.

La violencia a la que los policías son sometidos continúa cuando ya están en las calles. Los policías, refiere Garza, tienen diversas carencias: bajos salarios, reciben uniforme cada uno o dos años y en ocasiones a los patrulleros no les dan dinero para la gasolina.

“En Naucalpan tienen dos o tres quincenas sin pagarles, lo que la policía hace es empezar a extorsionar a la ciudadanía”, nos cuenta. Aunado a eso, a muchos los mandos les exigen cuotas, dice Garza.

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Le preguntamos a un policía bancario, cuya identidad no se revela para protegerlo, sobre las carencias en su institución. Nos respondió que ni siquiera hay uniformes, pues sólo reciben uno al año.

Sobre el pago de cuotas, nos habla de los llamados “voladores”: “Les pasan lista pero no salen a trabajar y cuando viene un jefe les avisan que vayan porque va a haber supervisión”.

Estos cobran normal pero pagan por ello. Algunos “voladores” le dejan el año entero de salario al jefe y sólo se quedan con los beneficios anuales como el aguinaldo y los vales.

En confianza, dice que algunos policías eligen dónde ser colocados, para que se les facilite extorsionar: “Piden ir a donde hay puro borrachito y pues ahí los bailan, a algunos hasta los golpean y todavía los presentan al juez cívico porque una vez que estás alcoholizado tú pierdes todos tus derechos”.

Él mismo recula: “Bueno, sí tienes tus derechos pero ya los estás violando”.

Esto no está en sus capacitación, explica: “eso ya lo aprendes en la calle”.

El policía detalla que reciben de dos a cuatro cursos al año y hay oportunidad de tomar más. Incluso nos cuenta sobre el feminicidio de Ingrid Escamilla y por qué estuvo mal la filtración de fotos, o de por qué está mal la “pornografía digital”, dice sin aterrizar el nombre de la Ley Olimpia.

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Pero al mismo tiempo comenta, cuando le preguntamos qué entiende por prevención del delito que se trata de “inhibir algún ilícito”.

Le preguntamos cómo se inhibe el delito: “Pues porque al ver a una persona en un estado sospechoso, cuando veas tú sus movimientos vas y te paras ahí, ya cuando ven al policía buscan otro lado donde no haya policías”.

Sobre cómo reconocen a un sospechoso, nos dice que por “la forma de caminar, la vestimenta, su aspecto, las intenciones, el lugar, el terreno”. 

No basta con capacitar

Lilian Chapa Koloffon, de World Justice Project, afirma que parte de la reforma policial pasa por profesionalizar a las policías “y no nada más darles cursos de derechos humanos”.

Explica que han identificado que a los policías “les dan un rollo teórico de por qué importan los derechos humanos pero no les dan herramientas para que en una detención, para empezar, sepan a quién pueden detener y a quien no”.

En los hechos, saben de derechos humanos pero no los aplican y apunta que algo que los propios policías les han pedido es aprender Derecho porque cuando detienen a alguien, la gente los humilla preguntando bajo qué artículo están actuando. Y no lo saben.

Miguel Garza va más allá y señala que no es posible enseñar derechos humanos a alguien si esa persona no vive los derechos humanos: “A mí me han dicho que eso no se enseña, eso se vive y ellos no viven en un ámbito de derechos”.

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¿Por qué mata un policía?

Le preguntamos a Lilian por qué mata un policía. Responde que definitivamente hay personas que no deberían tener a su cargo el cuidar de otros, por lo que cuestionamos si este no es un problema sistémico.

“Yo creo que como la policía está diseñada en México sin controles, sin revisiones y sin rendición de cuentas, sí es una estructura que puede ser muy apta para los abusos y también lo es nuestro sistema de justicia penal: puedes estar detenido hasta 48 horas sin que se resuelva tu situación legal y ahí puede ocurrir un sinnúmero de torturas. De hecho ocurren”.

Pero para el policía con el que hablamos, la policía mata simplemente porque no saben trabajar.

“No saben hablar, no saben trabajar. Contratan mucha gente que entró con dinero, no pasó los exámenes. O sí los pasó, pero cuando andan en la calle cambian al ver el dinero, empiezan a ver cómo se consigue el dinero fácil. Ya en la noche si no han juntado, hasta roban a los borrachitos, la cosa es llevar dinero”.

Agrega que “No saben trabajar, entran no estudiados, muchos entran con la secundaria, se dejan llevar por la adrenalina, no sé”.

Miguel Garza sintetiza el problema de los abusos policiales: además de que los policías están enojados, desde la capacitación se forma una idea en ellos en la que no confían en el sistema judicial y piensan que golpear a los detenidos es una forma de hacer justicia. Sin embargo, terminan afectando el proceso penal y en ocasiones, asesinando personas.

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