Bolivia ya nacionalizó el litio y no todo salió tan bien. ¿México debería seguir ese camino?

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En 2010 Bolivia contaba con el yacimiento de litio más grande del mundo. Las reservas de este mineral en dicho país son de 21 millones de toneladas. En ese año el presidente era Evo Morales, que tenía planes de convertir a ese país en uno de los centros energéticos de Latinoamérica. 

Con esos datos decidió nacionalizar todo el proceso de industrialización de ese mineral. Para lograrlo, Morales confiaba en un crédito del Banco Central de dicho país que ascendió a los 885 millones de dólares. 

10 años después el yacimiento con el que cuenta México planea ser explotado directamente y con recursos exclusivos del Estado

“Si hay un acto de traición a la patria y no se aprueba que el litio esté en manos de la nación, de todas maneras vamos nosotros a negar cualquier solicitud de concesión para la explotación del litio y tenemos facultades para hacerlo”, advirtió Andrés Manuel López Obrador el 7 de octubre.

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El proceso de nacionalización del litio en Bolivia, de acuerdo con el economista Henry Oporto, carecía de un plan realista hasta el 2014.

“El gobierno ha hecho mucho ruido, pero no ha pasado de la retórica grandilocuente. No hay un plan serio. No hay una industria de los recursos naturales. Eso es un sueño para los bolivianos”, dijo el experto al periódico El País.

De acuerdo con Jessica Estefanía Jiménez Montoya, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), México podría tomar ejemplo claro de lo que pasó en Bolivia e incluir todo lo que esta explotación olvidó con el fin de evitar consecuencias ambientales serias en las regiones cercanas a los yacimientos.

“En el caso de Bolivia su plan ambiental solo contemplaba qué pasa con la sal que se desecha después de la extracción de litio. Pero no hubo un estudio sobre el impacto de la disponibilidad de agua. Es lo que puede suceder aquí en México. Las empresas no consideran el efecto que tiene que ver con la utilización de químicos nocivos para la salud humana y de animales, la contaminación de agua, aire y el daño a los suelos”, explicó

La nacionalización

En Bolivia, la nacionalización del litio no se dio sola, formó parte de toda una reforma en el sector energético que declaró la nacionalización de los hidrocarburos en 2006 y que otorgó al gobierno andino el “control absoluto” de todos estos recursos. 

Después de que entrara en vigor esta medida, las compañías extranjeras que operaban en Bolivia, como Repsol y Petrobras, entregaron toda su producción a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos

El discurso de Evo Morales, según dice el periódico español El País, era: “se acabó el saqueo de nuestros recursos naturales por empresas extranjeras”. 

Ahora en 2021, Luis Arce Catacora, presidente de Bolivia, colocó de nuevo el tema de la nacionalización del litio como prioridad en su agenda, ya que afirma haber encontrado la fórmula para cubrir la carencia de recursos para explotar el mineral más cotizado del planeta.

La agencia EFE explica que la nueva estrategia incluye el uso de la tecnología de extracción directa. Esto, según el mismo presidente, les permitirá acelerar la inclusión de este país en el mercado del litio a nivel global.

El presidente boliviano admitió que perdieron tiempo y que ahora buscarán recuperarlo. Bolivia creó una empresa paraestatal llamada Yacimientos de Litio Bolivianos, para enfocar su explotación, sin embargo, no ha conseguido producir a nivel industrial el litio que se necesita para exportar, como lo han logrado Chile y Argentina.  

“El método desarrollado en Bolivia no es lo suficientemente bueno para lograr una calidad aceptable -de litio- en el mercado y han tenido que buscar socios extranjeros para la producción de hidróxido de litio, cosa que no estaba contemplada al inicio de la nacionalización”, dijo Martín Obaya, el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina al diario El País.

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¿Qué ha dicho el gobierno mexicano al respecto? Nada, pero de acuerdo con la investigadora Jiménez Montoya, está muy a tiempo de regular este mercado y sacar el mejor provecho, tanto en el aspecto económico como en el ambiental.

De acuerdo con el sitio de noticias especializado Mining Technology, el yacimiento de México tiene reservas probadas y probables de 243 millones de toneladas, por lo que sería el depósito más grande del mundo hasta ahora descubierto. Por eso, la subsecretaría de Minería, dependiente de la Secretaría de Economía, planea apostar tanto a la extracción del mineral como a la conformación de una cadena productiva basada en ella. 

“Investigadores especializados en energía y medio ambiente coinciden en que la autoridad mexicana está a tiempo de regular la explotación del carbonato de litio para evitar el ya documentado despojo a comunidades rurales o indígenas y la contaminación generada por la extracción de otros minerales por parte de empresas nacionales y extranjeras”, se indica en un documento que publicó la UAM.

Los riesgos para los mantos acuíferos cercanos a las zonas de explotación de litio también forman parte de las advertencias que realiza la UAM, ya que pone en riesgo directo la supervivencia de las comunidades en este territorio.

A pesar de la experiencia en otros países, ¿el gobierno continuará con sus planes para la explotación del litio sin tener bases técnicas y científicas que prueben su éxito?

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