El caso Mario Marín marcó un antes y un después en la vida política de Puebla

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En el ahora lejano 2006, la ciudad de Puebla vivió una de las crisis políticas más estruendosas que se ha documentado en el estado tras la publicación en La Jornada de las conversaciones que el ex gobernador priísta Mario Marín Torres tuvo con el empresario textilero Kamel Nacif, en las que confirmaban la “detención a modo” de la periodista Lydia Cacho como represalia por la publicación de su libro Los demonios del Edén.

En este libro, Lydia Cacho denuncia, a manera de novela, una red de pederastia que protagoniza, principalmente, Jean Succar Kuri, empresario acusado de pornografía infantil, abuso sexual infantil y estupro -y amigo de Kamel Nacif- detenido en 2004 en Estados Unidos y extraditado a México a solicitud de la entonces Procuraduría General de la República y la Interpol.

La noticia no solo impactó a la sociedad poblana, sino que inició una etapa de fuerte polaridad social que culminó en la alternancia política del estado de Puebla, con el triunfo del ex gobernador panista Rafael Moreno Valle y que además provocó el descrédito ante la sociedad poblana tanto de los órganos gubernamentales como de los medios de comunicación, de acuerdo con periodistas que vivieron esa etapa desde la calle o sus redacciones y con quienes platicamos.

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El intento que se hizo desde el gobierno para tratar de desacreditar la veracidad del audio protagonizado por Kamel Nacif y el ex gobernador Marín causaron el efecto contrario al esperado, es decir, el desprecio de su imagen y la eterna estigmatización como “gobernador pederasta”.

La política de Puebla nunca volvió a ser la misma

Para el periodista y director del portal de noticias Parabólica MX, Fernando Maldonado, no ha habido una crisis política más fuerte que la que se vivió desde ese 14 de febrero de 2006 cuando se difundió la conversación en la que el magnate de la mezclilla, Kamel Nacif, le agradecía a Mario Marín la detención de Lydia Cacho, a quien acusaron de difamar al empresario.

La conversación, grotesca como se escucha, fue imposible de negar por más esfuerzos que se hicieron, a pesar de los millones de pesos que el gobierno de Marín pagó a los medios de comunicación -coinciden en esto algunos de los periodistas entrevistados- para imponer la versión oficial, que pocos creyeron.

El ambiente político y mediático se tornó más ríspido que nunca. 

“Así es cómo empezó la crisis política de Marín en los medios de comunicación. Se le encapsula, hacen un deficiente control de daños porque, aunque habían contratado los servicios de Salomón Cámara -quien fue director de Comunicación Social del expresidente Ernesto Zedillo de 1994 a 1995- deciden llevar al ex gobernador Mario Marín al noticiero de Joaquín López Dóriga en la noche y al día siguiente con Carlos Loret de Mola y técnicamente lo entregan a los medios”, nos dice Maldonado.

Y continúa: “Es ahí cuando lo acribillan en televisión abierta, porque no llevaba un discurso coherente. Es cuando dijo ‘es mi voz pero no es mi voz’ y fue dando de tumbo en tumbo, por haberle hecho un favor político a un empresario”.

Luego de eso, el ex gobernador Mario Marín desapareció de la escena pública por varios meses. Fue Javier López Zavala -también ex candidato al gobierno de Puebla por el PRI, quien perdió en ese mismo 2006- quien se hizo cargo de Puebla, desde su puesto de secretario de Gobierno del estado de Puebla. 

El oficialismo se impuso

Con viejas técnicas -o no tan viejas- el acceso a la información se limitó. Era conocida por los reporteros una práctica de contención de crisis que ejercía el gobierno en la capital del estado: comprar los diarios o periódicos que tuvieran notas que no favorecían su postura.

Juan Carlos Sánchez, fundador de Poblanerías.com -uno de los primeros medios digitales de noticias en Puebla- nos contó que el domingo siguiente a la filtración de las grabaciones publicadas en La Jornada fue a buscar la revista Proceso, pensando en que abordaría el caso Marín-Nacif. 

“Me costó mucho trabajo conseguir un ejemplar de la revista Proceso. De las 5 de la tarde, como hasta las 7:30 de la noche estuve buscando un lugar donde me pudieran vender una revista Proceso porque las habían retirado todas”, nos dijo. 

“Aquí en Puebla hay un puesto de revistas que está en el Zócalo, en la esquina del Italian Coffee -una cafetería local conocida en Puebla- al que le decíamos el ‘Italian de Doña Mago’. Doña Mago se volvió muy amiga de los reporteros y nos contó que frecuentemente llegaba gente de la BUAP, del ayuntamiento o del gobierno del Estado a comprarle los periódicos y las revistas para que la gente no los comprara”, detalló Sánchez.

El abuso de autoridad contra el estigma de pederastía

Para Enrique Núñez, fundador y director de Intolerancia Diario, el error más grave de Mario Marín fue haber negado la conversación que tuvo con el empresario Kamel Nacif, pues de haberse hecho cargo de la conversación y el abuso de autoridad que ejerció al favorecer a Nacif con la detención de Lydia Cacho, se le acusaría por estos hechos y no cargaría con el estigma de pederasta que acabó con su carrera política.

“Hubiese dicho ‘efectivamente yo hablé con Kamel Nacif, pueden verificar lo que sucedió’, se pudo haber disculpado de las malas palabras utilizadas pensando en que era una conversación privada, hubiera ofrecido una disculpa a los poblanos”, consideró Núñez.

Como medida preventiva, Mario Marín quiso cancelar el contrato de telefonía que su administración tenía con Telmex con la justificación de que estaban intervenidas las líneas de Casa Puebla y Casa Aguayo, las sedes del gobierno de la capital de Puebla. Al final se desistió.

“En las columnas periodísticas y trascendidos se decía que Carlos Slim había dicho al gobierno que no se cambiaron de compañía para que no le echaran la culpa a su compañía (Telmex) de esa situación”, recuerda el director de Poblanerías.com, que justo en ese 2006 iniciaba su labor periodística.

Aunque al parecer, la intervención de la llamada vino directamente de la casa de Kamel Nacif, quien en esos momentos se estaba divorciando de su esposa y habría sido ella quien filtró la conversación a los opositores políticos de Mario Marín, nos explicó Enrique Núñez.

Cabe recordar que 2006 era un año electoral en el que no solo se jugaba la gubernatura de Puebla, sino que además se encontraban Roberto Madrazo, Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón Hinojosa contendiendo por la presidencia.

En los escasos eventos que se realizaban, donde se presentaría el gobernador, no permitían que ningún medio de comunicación independiente -como Poblanerías.com- se acreditara para la cobertura, resalta su director, Juan Carlos Sánchez.

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El 17 de febrero de 2006, el gobierno organizó una marcha de apoyo al gobernador Marín quien había ya advertido en una declaración que “no se metan con la Puebla revolucionaria” y convocaron a Antorcha Campesina -un grupo de choque aliado del PRI desde 1988, que se fundó en Tecomatlán, Puebla, en 1974 y que ahora busca formar su propio partido político– para que movilizara a las personas y caminaran hacia el zócalo de la ciudad.

Días después, el 26 de febrero, el sector empresarial convocó a una manifestación multitudinaria para pedirle al Congreso de Puebla que iniciara un proceso de juicio político en contra de Mario Marín y consiguieron reunir a miles de personas, recuerda Fernando Maldonado, director de Parabólica MX.

La disculpa, tres lustros después

La justicia mexicana tardó casi 15 años en reconocer la violación a los derechos humanos de la periodista Lydia Cacho. No fue hasta enero de 2019 cuando el gobierno de México le ofreció una disculpa en cumplimiento de la resolución del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, del 31 de julio de 2018, sobre el caso.

En mayo de 2021 detuvieron en Líbano al empresario Kamel Nacif, quien había huído a ese país del que es originario, noticia que fue dada a conocer por la misma Lydia Cacho en su cuenta de Twitter.

Sin embargo, en julio de ese mismo año, un tribunal del Estado de Quintana Roo otorgó un amparo al empresario, pues consideró que “no hay prueba fehaciente” sobre la existencia de una orden para torturar a la periodista por publicar el libro y que, todo lo sucedido y vivenciado por ella, se reduce a la responsabilidad de los dos policías que la detuvieron”.

Tras dos años prófugo, el 3 de febrero de 2021 Mario Marín fue arrestado en Acapulco, Guerrero por la Fiscalía General de la República acusado de ordenar la tortura y el arresto ilegal de la periodista Lydia Cacho en 2005 y trasladado a una cárcel en Quintana Roo, entidad donde se giró la orden para su detención. También fueron encarcelados los dos policías que ejecutaron la orden de aprehensión contra la periodista en Quintana Roo.

Todavía falta la detención de quien fuera director de la extinta Policía Judicial del estado de Puebla durante el gobierno de Marín Torres, Hugo Adolfo Karam Beltrán, quien se encuentra prófugo de la justicia.

A pesar de estas detenciones, la justicia no solo para la periodista, sino para todas las víctimas de los empresarios involucrados, aún queda a deber. Lo que quedará para siempre es el hecho de que a las y los poblanos siempre habrán de recordarles que entre 2005 y 2011 fueron gobernados por el llamado “góber precioso”.

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