Hace casi un año Irma y Sofía, madre e hija, salieron de Nicaragua en búsqueda de una mejor vida, hoy Imra está muerta y Sofía está desaparecida.
Irma tenía 25 años cuando murió ahogada cruzando el Río Bravo en Piedras Negras, Coahuila y Sofía tenía 3 aquel 17 de mayo cuando fue vista por última vez entre la corriente.
El cuerpo de Irma fue encontrado un día después y regresó a Nicaragua el primero de junio. Sin embargo, a la fecha no se sabe nada sobre el paradero de Sofía, quien sus familiares confían que sigue con vida en algún lugar de México.
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“No hay palabras para describir la situación tan dura y difícil que se vive” ante la desaparición de un familiar, sobre todo la desaparición de una niña pequeña como Sofía, explica su abuela Doña Helia Centeno.
Sofía es una niña inteligente, cuenta su abuela, pero por más inteligente que sea no deja de ser una niña de tres años sola en un país extraño. “Casi diez meses de tortura” es como describe Doña Helia el proceso de busqueda de la pequeña.
El martes 7 de marzo la Fundación para la Justicia (FJEDD) realizó una transmisión vía Twitter llamada “Migrar no es un Juego: Niñas en la migración” para dedicar un espacio a hablar de las condiciones y riesgos que atraviesan las niñas y los niños migrantes.
En este evento participaron Doña Helia, abuela de Sofía, y Tania Ramírez directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), así como integrantes de la Fundación para la Justicia.
¿Por qué emigran tantos menores?
Sofía es apenas una de las miles de menores que emigran cada año de países latinoamericanos con la esperanza de llegar a Estados Unidos.
En mayo de 2022 había 90 niñas migrantes irregulares originarias de Nicaragua en México, según la secretaría de migración.
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La Fundación para la justicia advirtió que cada vez son más las menores de 11 años no acompañadas que llegan a México. En enero de 2022, según la secretaría de gobernación, la cifra era 53 menores: 30 niños y 23 niñas, mientras que en enero de 2023 fueron 56: 26 niños y 30 niñas.
El aumento en menores migrantes ha sido un problema generalizado, advirtió la FJEDD. En enero de 2022 se registraron 3,489 migrantes irregulares menores de edad en territorio mexicano, mientras que en el mismo mes en 2023 la cifra fue de 6,833, la gran mayoría, 4622, son menores de 11 años. 2022 cerró con 70,19 menores migrantes.
Este aumento, mencionaron desde la FJDD en la transmisión, “implica redoblar las exigencias hacia las autoridades para atender de manera adecuada a los niños y niñas que se encuentran en esa situación y particularmente pensando en los niños y niñas que no están acompañados y que cada vez representan una proporción más grande de la niñez migrante.”
Tania Ramírez explicó que el aumento en el flujo de niñas y niños migrantes se debe en parte a que las políticas de reunificación familiar han motivado a muchos niños a emigrar con la esperanza de que toda la familia pueda emigrar, sin embargo, la realidad es que este derecho rara vez se respeta.
La realidad es que muchos de los casos terminan en devoluciones a los países de origen, acto que la experta califica como “cuestionable” ya que el regreso en muchos casos implica “volver a colocarles en esa situación de violencia y amenaza”.
Los riesgos de la niñez
La directora de REDIM explicó que es fundamental ver la situación con un enfoque de derechos humanos y de derechos de la niñez.
La FJDD también aclaró que estas cifras deben leerse tomando en cuenta que no incluyen las niñas y los niños desaparecidos o aquellos que se encuentran en redes de trata de personas.
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En particular, la organización advirtió que si bien tanto niños como niñas corren riesgos al cruzar como migrantes el país, el temor en el caso de mujeres es a que sean traficadas con fines sexuales, mientras que el peligro más presente en los casos de hombres es que sean reclutados por grupos criminales.
La busqueda de Sofía
“Hoy mi nieta está desaparecida y por mucho que estén haciendo ustedes, la fundación, por encontrarmela cada día se vuelve más lejos, cada día siento más larga esta espera”.
A casi diez meses de la desaparición de Sofía, su abuela pide a las autoridades que hagan lo posible por encontrarla y recalca que “Sofía es un ser humano, independientemente de que no sea de México”.
Doña Helia aclaró que la única ayuda que ha recibido la familia de Sofía ha sido la de las organizaciones ya que ni el estado mexicano, ni el nicaragüense les toman la llamada.
La situación de Sofía es particularmente alarmante, ya que como explica la organización, la menor “reúne absolutamente todos los factores de vulnerabilidad”.
“Yo no sé en qué lugar, pero se que en algún lugar tiene que estar mi nieta y yo se que siempre se puede hacer más” exclamó Doña Helia sobre la situación, pero a pesar de todo ella aclara que no pierde la de que “algún día las autoridades competentes tomen el caso de mi nieta y le pido a Dios que no sea tarde porque yo no me quiero morir sin ver ese milagro, sin esa respuesta porque Sofía es mi única nieta. Yo no voy a descansar mientras no tenga una respuesta de qué pasó con Sofía” dijo, entre lágrimas, la señora Helia.