Son las 6:30 de la mañana del 20 de septiembre. Dos niños guatemaltecos de dos y seis años de edad llaman la atención de la Patrulla Fronteriza en el retén establecido en los límites del condado de Starr, en Texas, Estados Unidos. Los abandonaron a su suerte, no llevan más que los datos de una persona escritos con un plumón en sus playeras.
Los menores son hermanos y cruzaron el Río Bravo junto con otras seis niñas, niños y adolescentes (NNA) no acompañados y 10 personas originarias de Guatemala, Honduras y Cuba, pero de entre el grupo “nadie los conoce”.
Estos niños ya están en Estados Unidos, pero su proceso apenas comienza. Se les llevó a un centro de procesamiento, donde, advierte la Patrulla Fronteriza “representan un desafío” debido a que muchos “no aportan más detalles que los que traen entre su ropa o algún mensaje”.
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Existe preocupación en la administración de Joe Biden porque “la cifra ya supera a los 130,000 niños no acompañados” que ingresaron de manera ilegal entre el 1 de octubre de 2021 y el 14 de octubre de 2022, dice el activista y abogado José Luis Pérez Jiménez.
El documento Niñas, niños y adolescentes migrantes en situación migratoria irregular, desde y en tránsito por México confirma el aumento de NNA no acompañados y revela que la mayoría de los que son interceptados en el país, provienen de Guatemala, Honduras y El Salvador.
En el primer semestre del año el Instituto Nacional de Migración trasladó a albergues del DIF a 26,737 menores no acompañados, 6,710 de ellos guatemaltecos, 6,613 hondureños y 1,668 salvadoreños. “En estos sitios permanecen hasta que un familiar los reclame, si al cabo de un año nadie se presenta, son retornados a su país de origen y entregados a las autoridades correspondientes”, contó el litigante.
“A corta edad estos niños son separados de sus familias. No dimensionan que los ponen al borde de un abismo donde predomina la violencia, la trata de personas, el tráfico de órganos, la muerte”, subraya el defensor de migrantes.
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Con apenas cuatro años de edad, un niño ecuatoriano con su muñeco en mano, caminaba solo por un costado del muro fronterizo de Santa Teresa que divide a México de EU, cuando fue encontrado por agentes de la Patrulla Fronteriza. “Lo abandonaron traficantes despiadados”, compartió en su cuenta Twitter, el oficial Peter Jaquez.
“El niño ecuatoriano estaba en posesión de su pasaporte y la información de contacto de sus padres”. El agente reveló ese 6 de septiembre que habían sido encontrados “más de 19,651 niños no acompañados”.
En el mismo informe difundido por la Segob, se aportan estadísticas sobre la repatriación en un año de 11,047 niñas, niños migrantes mexicanos que viajaban solos y 2,760 que realizaron la travesía en compañía de algún adulto.
EU tiene en Nogales la principal ruta para los retornos, con 2,586; seguida de Tijuana con 2,526; Ciudad Juárez con 1,772; Nuevo Laredo 1,752; Reynosa 1,174; Piedras Negras 1,43; Mexicali 650 y Matamoros 620.
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La ciudad de Nogales se ha convertido en epicentro para los indocumentados. Los refugios temporales lucen abarrotados por centroamericanos. La Cruz Roja ha tenido que recurrir a los voluntarios para poder atender un promedio de 160 deportados al día.
En busca del sueño americano y para reencontrarse con su abuelo, Alexander junto con su madre Miriam y su padre pretendían pasar a EU el 11 de noviembre. Antes de internarse le aconsejaron “correr” si llegaban a ser interceptados por las personas de “chamarra azul”. Si por alguna razón eran atrapados, los regresarían a Guatemala.
A escasos metros de lograr su cometido, los agentes de la Patrulla Fronteriza les marcaron el alto. “Corrí bien recio para que no me agarraran los de la chamarra azul”, relató este pequeño de siete años.
“Corrí todo lo que pude, a mi mamá le dije que corriera tan fuerte para que no la alcanzaran, y fue cuando ya no la vi”, reiteró este pequeño que ingresó a territorio mexicano. Tras cuatro horas de búsqueda y con apoyo del C-5 Nogales, fue localizado en un camino de terracería y se realizaron los trámites para que su madre retornara y pudiera estar con el menor.
Así acabó su sueño.
