México, el país que le da cada vez más tareas a las Fuerzas Armadas

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Es entendible que el actual gobierno le diera tareas administrativas a las Fuerzas Armadas “porque la estructura civil del Estado está carcomida de corrupción”, sin embargo, debería también pensar en reconstruir esta base civil, según el doctor en Ciencias Sociales Daniel Vázquez.

“La base civil del Estado está completamente corroída por relaciones de décadas de corrupción, de burocracia, de normalización de violaciones a derechos, pero no te puedes quedar con el Ejército de forma permanente como órgano de gobierno”, dijo.

¿Por qué el presidente pasó de querer regresar a las Fuerzas Armadas a los cuarteles a darles cada vez más responsabilidades? ¿Hay un deseo de controlar al país después de terminar su sexenio?

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Pero además, si el Estado mexicano no ha resultado un buen empresario, ¿el Ejército será distinto? 

La crisis de la base civil

El 4 de noviembre, durante su conferencia matutina, el presidente López Obrador informó que algunas de sus obras más emblemáticas, como el Tren Maya o el aeropuerto de Santa Lucía, serían administradas por una empresa de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)

El complejo del Istmo de Tehuantepec también quedará bajo la custodia de la Secretaría de Marina (Semar) porque, según el presidente, esto evitará que en los próximos sexenios sean privatizados. 

“Si estos bienes se los dejamos a Fonatur o a la Secretaría de Comunicaciones no aguantan ni la primera embestida. Acuérdense lo que hicieron con Fonatur que vendían terrenos a 7 pesos el metro cuadrado en zonas turísticas”, señaló. 

El sociólogo Daniel Vázquez nos explicó que uno de los grandes problemas que tuvo López Obrador al recibir el gobierno es que la base civil del Estado está plagada de corrupción.

“Entonces cuando eso sucede, cuando no tienes un Estado que funciona por culpa de prácticas corruptas o intereses particulares, tienes que echar mano de lo que te queda y lo que te queda en este caso es el Ejército”, dijo el experto.

Por eso considera que se puede entender que “frente a la captura de las aduanas por parte del crimen organizado, obviamente metes a la Marina, porque no tienes de otra”. 

“Tienes una Secretaría de Comunicaciones y Transportes que está absolutamente capturada en los procesos de licitación llenos de corrupción, que además no tiene capacidades propias de construcción, entonces tienes que echar mano del Ejército. Es entendible”, dijo.

¿Entonces cuál es el problema? “Lo que yo esperaría de un proyecto de izquierda es una política efectiva de reconstrucción de la base civil del Estado. Esa segunda parte, el cómo vamos a reconstruir, es algo que no se está haciendo”, explicó Vázquez.

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Las causas detrás de las asignaciones

Por otro lado, Daira Arana Aguilar, experta en seguridad pública, nos dijo que hay tres teorías sobre qué es lo que hay detrás de esta decisión. 

La primera es una necesidad planteada por el presidente de transformar el ejército mexicano a lo que él llama un “Ejército de paz”, uno que esté dedicado al servicio del pueblo.

Una segunda hipótesis es la búsqueda de la institución por mantener sus privilegios y el estatus que han tenido a lo largo del tiempo. 

La tercera es el trato preferencial que se le da a los militares en todos los ámbitos y  “que ha propiciado que instituciones civiles digan ‘ah sí, los militares son los mejores para hacer este trabajo, dejemos que lo hagan’”, explica la experta. 

Además, como te contamos en esta nota, el Ejército y la Marina fueron las instituciones públicas con más confianza por parte de la ciudadanía en 2020.

El momento en el que todo cambio 

El presidente ha sido uno de los que ha defendido el discurso sobre la confianza en las Fuerzas Armadas, pero no siempre fue así. Antes de llegar al poder, él y varios integrantes de su movimiento insistían en que los militares tenían que regresar a los cuarteles. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión?

La especialista dijo que el punto donde se dio este cambio tan radical fue la reunión que tuvo con el general Salvador Cienfuegos, entonces titular de la Sedena, en agosto de 2018. Después de la cual habló más de la necesidad de que los militares participaran en tareas de seguridad pública

“La pregunta del millón creo que siempre va a ser qué se dijo exactamente en esa reunión”, afirma Aguilar.

Lo que sí conocemos es que los militares presentaron su panorama respecto a criminalidad, violencia, narcotráfico y crimen organizado y ahí se mostraron como indispensables. 

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¿Poder transexenal?

Ante la pregunta de si detrás de estas asignaciones podría existir una intención de López Obrador de continuar en el poder después de este sexenio gracias a la influencia que tendría sobre las Fuerzas Armadas, Daniel Vázquez considera que no estamos ante ese escenario.

“Es una ficción lo del poder transexenal. En cambio lo que sí tenemos son dos políticas de Estado que han sido muy exitosas sin importar qué partido esté en el gobierno: el pacto de impunidad y la militarización”, dijo Vázquez.

El experto nos explicó que aunque con Felipe Calderón se detona el militarismo del país, “sobre todo en política de seguridad”, los militares ya venían ocupando puestos relevantes desde antes. 

“Entonces, esta política de Estado no es algo que se le haya ocurrido a López Obrador. Y seguramente se va a mantener en el siguiente sexenio, pero no por esta idea de que López Obrador se quiere mantener en el poder”, dijo.

En entrevista con La Jornada, Sam Storr, director del programa de seguridad ciudadana de la Universidad Iberoamericana, dijo que la asignación de estas tareas puede formar “estructuras paralelas a las civiles, pero más opacas, porque sólo le reportan al presidente, y que tienen un poder transexenal, más allá de los gobiernos”. 

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Ejército empresario

Según publicó el especialista en temas de seguridad Alejandro Hope en El Universal, “mientras más se expanda la actividad empresarial de las Fuerzas Armadas, se van a incrementar sus vínculos con actores económicos”.

Lo cual es riesgoso porque “cada una de esas interacciones multiplicaría las posibilidades de corrupción en el Ejército y la Marina, poniendo en riesgo la integridad y la imagen de las Fuerzas Armadas”.

Otro problema que ve Hope es que habría opacidad en las tareas civiles de las Fuerzas Armadas, ya que “la Sedena y la Semar se pueden escudar, más que cualquier otra dependencia, en argumentos de seguridad nacional para limitar el acceso a la información pública”. 

Daira Aguilar nos explicó que a lo largo del tiempo se ha implantado una idea a nivel mundial respecto a los militares: que pueden hacer grandes cosas con pocos recursos, que están entrenados para cumplir con las misiones que se les otorguen con lo que se les dé. 

Y agregó que, en el caso de México, esto entra muy bien con el discurso de la austeridad republicana, porque “no me importa si son los más aptos o no”, importa que van a hacer lo que se les pida con el dinero que tienen. 

“No es tanto por una capacidad. Los militares, o lo militar tiene esa característica: le van a dar funciones y va a cumplir con esas funciones”, concluyó. 

Por Marisol Ciriano y Andrei Vásquez

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