Nacionalismo, la narrativa exitosa lo mismo en Europa que en América Latina

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Lula da Silva en Brasil; los Kirchner en Argentina; Angela Merkel en Alemania… sacaron partido de su narrativa y “del desgaste de los sistemas políticos”, señaló Daniel Muñoz Torres, jefe de carrera de Relaciones Internacionales en la FES Aragón de la UNAM.

De hecho, el académico afirmó que personajes como “Lula, Mujica y hasta López Obrador no podrían existir si no hubiera ese desgaste político, una crisis económica y el empobrecimiento social tan notorio en América Latina”.

Muchos de estos “personajes son populistas” y cambiaron su narrativa con base en los tiempos. Modificaciones que les permitieron alcanzar la presidencia con el apoyo de la población.

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Sean de derecha o izquierda, explotan lo nacionalista

Muñoz Torres nos mencionó que a pesar de las “marcadas diferencias ideológicas, los presidentes, sean de derecha o de izquierda, reviven el nacionalismo. Venden la idea de una política de bienestar. Esa es su principal hazaña”.

En las elecciones de 2002 en Brasil, se presentó un Luis Inácio Lula da Silva diferente. Abandonó esa narrativa radical en contra de los sectores patronales y la industria. Ya no habló de los “impuestos a las grandes fortunas”, de una “reforma agraria”, conceptos que lo llevaron a la derrota en los comicios de 1989, 1994 y 1998.

Lula mantuvo el control. Sonreía ante las cámaras y ante cualquier intento desestabilizador, advertía: “Lulinha no quiere pelear. Lulinha quiere paz y amor”. 

Ese aspecto de candidato “bonachón” favoreció en las urnas a Luis Inácio. Se convirtió en el presidente más votado de la historia brasileña, con el 60.5% de los votos emitidos; superando a Henrique Cardoso, que en 1998 alcanzó el 53%.

Lula llegó con un discurso ultranacionalista a un país marcado por la derecha, con grandes corrupciones y grandes desigualdades económicas. Una vez en el poder se lanzó contra instituciones y partidos políticos tradicionales. Eso le permitió ser visto como cercano al pueblo”.

El lulismo se sobrepuso a las críticas a su política macroeconómica. A la fuga masiva de capitales y la depreciación de la moneda, Lula decidió “cortar con los préstamos internacionales; aumentó el superávit –exceso de ingresos sobre gastos–; subió las tasas de interés hasta el 11.9%”. 

Las acciones de Lula permitieron el regreso de capitales extranjeros. Las reservas internacionales crecieron y la deuda pública externa disminuyó. 

“En lo económico, Lula era muy bueno. Logró sacar de la pobreza extrema a millones de ciudadanos. Luis Inácio le dio a Brasil esa proyección internacional que hizo al  país más equitativo y con un mejor reparto de la riqueza” en su primer mandato (2003-2006), resaltó el académico de la UNAM.

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La Colombia de Uribe

En el proceso electoral de 2002 de Colombia se presentó Álvaro Uribe, un candidato neopopulista. Parecía un personaje gris, sin el manejo de masas de Hugo Chávez en Venezuela; sin embargo, la mesura de Uribe se vio favorecida al renunciar al Partido Liberal y presentarse como candidato independiente.

¿Qué fórmula adoptó? “Fue práctico y eso le permitió alcanzar consensos. Afrontó en forma directa la lucha contra las FARC”. El golpe más certero lo dio el Ejército en la liberación de los rehenes donde una de las secuestradas era la senadora Ingrid Betancourt. “Eso le cambió el escenario”, nos explicó Muñoz Torres.

Entonces Uribe pasó a ser reconocido por los Kirchner y Hugo Chávez como un ganador sin derramar una gota de sangre

En su gestión se caracterizó por ser “pragmático”; sus decisiones le permitieron el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) hasta alcanzar el 5.75% y disminuir la tasa de desempleo, que pasó de 15.7 a 11.7% en 2005.

El especialista de la UNAM consideró que “el pragmatismo llevó a Uribe, en su momento, a caer en desgracia y quedó como un presidente, hasta cierto punto idealista, que al final no logra llevar la paz a Colombia como hubiera querido”.

¿Qué hay de los Kirchner y Perón?

El académico nos explicó que en Argentina se tienen antecedentes de “la idea del justicialismo, del peronismo, que en aquel país tuvo su máximo exponente con Juan Domingo Perón”.

Daniel Muñoz Torres señaló que “todo surgió de un partido político, que primero se convirtió en el partido peronista y luego justicialista. La herencia de ellos, la mejor cara son los Kirchner y Alberto Fernández”.

La narrativa se centra, según el analista, en “un nacionalismo muy cargado hacia el centro, que en términos generales maneja la justicia social. Es lo que les dio tanto apoyo en Argentina a Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner”.

Y si a ello se suma “la denuncia de las políticas neoliberales”, hubo un momento de auge; sin embargo los Kirchner fueron blanco de cuestionamientos tras evidenciarse en 2009 que su fortuna se había elevado 158% en un año (2008-2009). Pasó de cinco millones de dólares a 12 millones de dólares.

“La necesidad de la unidad latinoamericana, fue sin duda lo que le dio bastante posibilidad a este matrimonio de elegirse y de estar al frente de la presidencia argentina”, agregó el académico.

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Merkel y Putin, los “duros” de Europa

“Querida Merkel, eres la primera mujer elegida para ser jefa de Gobierno en Alemania. Una fuerte señal para las mujeres y ciertamente para algunos hombres”. Fueron las palabras de Norbert Lammert, entonces presidente del Parlamento de ese país, cuando anunció el 22 de noviembre de 2005, el resultado de la votación entre los parlamentarios alemanes.

Durante casi 16 años, Angela Merkel ha enfrentado crisis tras crisis, desde el colapso financiero mundial en 2008, las amenazas de la disolución de la Unión Europea, la ola migratoria hacia Europa y más recientemente la pandemia por la COVID-19.

En la crisis de 2008, “muchos europeos vieron a Merkel como la mala de la historia, la que quería controlar la crisis con más mano dura, más intervención estatal, más intervención de la Comisión, pero al final eso es lo que la ha mantenido en el poder, esa mano dura, esa firmeza”, nos dijo Muñoz Torres.

Las crisis financiera, migratoria, las tensiones en la eurozona, así como la democracia liberal en Europa se vio reflejado en el crecimiento de los nacional populismos.

“Es una mujer que es muy pragmática en su forma de ver la política, entonces se combina ese pragmatismo y su discurso con esa dureza en decir y en enfrentar las cosas, esa es la peculiaridad del discurso en el caso de Merkel”, dijo el académico.

Putin, el mandatario que superará a Stalin 

En las últimas dos décadas, Vladimir Putin ha sido el “hombre duro” que reubicó otra vez a Rusia en el mapa de la política mundial, “es un presidente políticamente muy incorrecto, pero por otro lado también pragmático, que pone el interés de Rusia por encima de cualquier otro interés, lo que lo hace también nacionalista a toda costa”.

Sus numerosas reformas internas, desde recortes de impuestos hasta una expansión de los derechos de propiedad, han ayudado a cambiar la vida de millones de rusos afectados por la pobreza y la inestabilidad que siguieron después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991.

Aunque muchos le señalan de conducir a Rusia durante los últimos 21 años a un nuevo autoritarismo, inflexible en su represión de la disidencia y en sus incursiones militares o políticas en Crimea, Medio Oriente o en las elecciones de Estados Unidos, no pueden negar que ha sido una de las figuras más influyentes de la política rusa en su historia.

Para el entrevistado todos los presidentes antes mencionados, ya sean de derecha o izquierda, “tienen muy arraigado un discurso que en una época globalizada, donde pareciera que todos somos uno y que el nacionalismo está olvidado, pero ellos se encargan de revivirlo”.

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