Falta de acompañamiento y complicaciones técnicas, principales obstáculos para la educación con sistema híbrido

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La pandemia por la COVID-19 generó muchos retos en México y en el mundo, uno de los más importantes y que aún se está tratando de sortear es el de la educación, que se vio bruscamente modificada ante las medidas de confinamiento que se establecieron en 2020 y gran parte de 2021.

El sistema de clases híbridas fue una de las estrategias emergentes a las que docentes, instituciones educativas, padres de familia y alumnos de todos los grados escolares tuvieron que adaptarse en menos de un mes.

Esta metodología -que consiste en tomar las clases de manera presencial unos días y de manera remota, otros- dejó clara la carencia tecnológica de las familias y la falta de voluntad de los padres y madres para llevar a cabo un acompañamiento efectivo de los y las estudiantes, nos comentó Jorge González y González, presidente de la Unión Poblana de Escuelas Particulares AC (UPEP).

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“Una de las características que tuvo el sistema de clases híbridas, que está vigente al día de hoy, es la voluntariedad de los padres y madres de familia, de ellos depende que los alumnos asistan los días que les corresponde y que ayude a un buen avance académico”, explicó González.

Además, el acceso a las herramientas digitales para que los alumnos pudieran tomar clases, también fue un obstáculo para el rendimiento de los alumnos “no todos los hogares tienen cuatro laptops”, ejemplificó el entrevistado.

González también explicó que la falta de conectividad, mala señal de internet y aspectos técnicos generaron desinterés y frustración en las y los estudiantes, quienes muchas veces, tras interrumpirse por algún motivo la conexión, no regresaban a la clase, “no se volvían a conectar”.

El experto dijo que los grados de preescolar y los tres iniciales de primaria, fueron donde más desfase educativo sufrieron los alumnos y también donde hubo mayor deserción, que en el caso de escuelas particulares -considera el entrevistado- equivale a recuperar un año escolar.

Los niños quieren regresar a la escuela

Jorge González nos compartió un experimento que realizaron al inicio del regreso a clases presenciales en algunos colegios particulares que pertenecen a la UPEP en la que los padres de familia ofrecieron “un día de pinta” a sus hijos, en lugar de llevarlos a la escuela.

Las y los estudiantes, en su inmensa mayoría, explicó el entrevistado, se negaron a esta alternativa.

“Ese día, que pensamos que no iba a llegar nadie a clases, el 80% de los alumnos que ese día le tocaba presencial no aceptaron la invitación de irse a desayunar con sus papás, con sus primos, etcétera, en lugar de asistir a la escuela”, recordó.

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Pero además, explicó, la atención a la salud mental del alumnado ha tenido que incrementarse a causa del confinamiento como medida preventiva ante la pandemia, que tiene consecuencias como incremento de ansiedad, obesidad y exceso de consumo digital de redes sociales y videojuegos.

“Entendemos que los padres y madres de familia están preocupados, y juntos debemos preservar la salud, es prioridad, pero también entendimos que los y las estudiantes demandan regresar a las aulas”, apuntó.

“La escuela vuelve a ser un ambiente de contención de emociones. Hay una pandemia que se llama COVID-19, ¿pero no hay también una pandemia emocional? En la que el contacto con otros seres humanos, aunque sean personas queridas, causa miedo y ansiedad”, reflexionó González.

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Regresan a las aulas, pero con menos presupuesto

Para este 2022 se destinarán 883,929 millones de pesos para el gasto público en educación, el nivel más bajo a partir de 2010, indican cifras del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), qué significa una reducción promedio de 1.1% real cada año desde el 2014.

Esto, a pesar de que la educación está contemplada en uno de los 11 Proyectos y Programas Prioritarios vinculados al eje Bienestar junto con el Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, y Salud.

De acuerdo con el CIEP, en 2021 había 15.7 millones de personas menores de 22 años que no asisten a su nivel educativo correspondiente y para integrarlas se requieren recursos de entre 0.7% y 1.7% del PIB, es decir, entre 188,000 millones y 440,000 millones de pesos.

Estos recursos, aunque permitirían aumentar la cobertura escolar, no consideran la inversión necesaria para la infraestructura escolar, por lo que la calidad de la educación sigue siendo un tema pendiente .

Este año se destinará sólo el 0.8% de los recursos necesarios para cumplir con la cobertura en todos los niveles educativos, sin considerar medidas especiales para recuperar el aprendizaje perdido durante la pandemia. 

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