Otra vez, la opacidad: no se puede saber cómo capacitan a las Fuerzas Armadas en derechos humanos

Compartir:

En 2002, elementos del Ejército mexicano torturaron y violentaron sexualmente a Valentina Rosendo y a Inés Fernández, jóvenes mujeres  de la comunidad indígena Me’Phaa en Guerrero. 

Ambas denunciaron estas violencias a autoridades mexicanas, pero tras años de respuestas insuficientes, decidieron acudir a la Corte Interamericana de Derecho Humanos. En 2010, la Corte ordenó al Estado mexicano una serie de medidas de reparación. 

Entre las decisiones, el gobierno del país debía implementar capacitaciones obligatorias en derechos humanos y perspectiva de género a todas aquellas personas que forman parte de las Fuerzas Armadas. 

Es decir, hace 10 años que existe una responsabilidad internacional que el Ejército tenía que cumplir. ¿Lo ha hecho? Según el reporte “Falsas salvaguardas” de Data Cívica, Equis Justicia para las Mujeres e Intersecta, tres organizaciones que han investigado la violencia de género en el país, las Fuerzas Armadas no han cumplido con su obligación de capacitar efectivamente a todo su personal. 

Tal vez quieras leer: Que la Guardia Nacional pertenezca al Ejército es ir contra los derechos humanos en México

Sobre las capacitaciones en la Secretaría de Defensa Nacional

En el reporte, las expertas cuentan que recopilaron información de solicitudes a la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) y a la Plataforma Nacional Transparencia. Los hallazgos muestran que no existe evidencia completa para evaluar si las capacitaciones que reportan se llevaron a cabo.

Sobre las implicaciones de esto hablamos con Jorge Lule, coordinador del área de investigación y análisis criminal de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos. “Estamos hablando de una falta de transparencia no solo en el tema de derechos humanos y de género, sino en todo tipo de información de las Fuerzas Armadas. Esto solo es un reflejo de la falta de rendición de cuentas que ha existido por mucho tiempo en el país”, nos explicó.

Las capacitaciones que se reportaron se pueden dividir en dos tipos: cursos en línea y presenciales. Hubo siete cursos en línea entre los años 2013 y 2019; uno de género y el resto fue de derechos humanos. 

Los cursos presenciales son cinco y no hay ninguno relacionado con el tema de género. Además, la Sedena omitió información sobre el personal capacitado. La Secretaría también reportó haber realizado 62 videoconferencias, pero no cuentan con la lista de asistencia para cada actividad.

En todo ese tiempo, el informe indica que solo hubo una capacitación en derechos de las personas indígenas, aunque la Corte Interamericana resaltó la importancia de estas capacitaciones.

La efectividad y el costo de las capacitaciones

A la pregunta que las organizaciones realizaron a las autoridades sobre los criterios que usan para evaluar si su personal, en efecto, cuenta con la capacitación, respondieron que hacen cuestionarios y ejercicios prácticos. Es decir, no hay manera de saber si tienen un control riguroso sobre quiénes asisten o no. 

También, pese a que se preguntó más de una vez cuál era el temario de las capacitaciones, fallaron en responder. Asimismo, la Sedena tampoco supo proporcionar información sobre la manera en que se garantiza si las capacitaciones funcionaron, es decir, si el Ejército se ha sensibilizado más o no.

¿Todo lo anterior resulta preocupante? “Es alarmante”, nos comentó Jorge Lule. “No sabemos qué tipo de perspectiva se le da a las Fuerzas Armadas o si se alinean con estándares internacionales. No saber qué temas se tocan o quiénes los tocan significa que no se puede saber cómo se está arreglando el problema”. 

Quizá te interese: México, el país que le da cada vez más tareas a las Fuerzas Armadas

¿Cuánto dinero se gastó en esas capacitaciones de las cuales falta información? La Secretaría reportó que la UNAM impartió tales cursos. En una década se gastaron poco más de 160 millones de pesos en la Universidad.

No hay una voluntad para mejorar

El reporte cuestiona si la falta de información es por opacidad o porque no existen los indicadores que se requieren para saber si las capacitaciones funcionan. “Un poco de ambas”, nos comentó Jorge Lule. 

“Por una parte, existe una opacidad que ha acompañado a las organizaciones militares por mucho tiempo. Por otra parte, puede ser que no existan los mecanismos para evaluar los resultados de las capacitaciones. Además, su intención no es medir tanto el éxito de esto; la medición sólo lo miden por el número de cursos. No hay un análisis más profundo”, señaló Lule.

Si no existen las herramientas para saber si estos cursos sirven para cambiar la manera en que opera el Ejército, ¿de qué sirven las capacitaciones? 

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.