Periodistas y activistas, aún son espiados por empresa que contrató la PGR

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El Caballo de Troya sirvió para que los aqueos pudieran traspasar las murallas de los troyanos sin ser vistos, y vencer a sus enemigos tomándolos por sorpresa. Pegasus –otro caballo– sirve para hacer lo mismo en el siglo XXI, solo que en contra de periodistas y activistas de derechos humanos en el mundo. Y fue contratado por la PGR.

México no es la excepción. En la demanda que acaba de presentar Whatsapp contra NSO Group –la empresa creadora del malware de espionaje y que el gobierno federal reconoció haber utilizado-, se indica que entre los mil 400 números vulnerados se encuentran códigos de países de Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y México.

“Esto debería servir como una llamada de atención para las empresas de tecnología, los gobiernos y todos los usuarios de Internet. Se están abusando de las herramientas que permiten la vigilancia de nuestras vidas privadas, y la proliferación de esta tecnología en manos de empresas y gobiernos irresponsables nos pone a todos en riesgo” escribió Will Cathcart, director de Whatsapp en una columna publicada en el Washington Post.

Los ataques ocurrieron entre el 29 de abril y el 9 de mayo de este año y, su riesgo fue mayor que los de años anteriores, pues antes se requería que el usuario recibiera un mensaje de texto SMS y diera click al enlace adjunto, mientras que en los de este año, bastaba con que el usuario recibiera una llamada de Whatsapp –sin importar si contestaba o no– para infectar el equipo, explicó Luis Fernando García, director de la organización R3D. 

NSO Group señaló en un comunicado que niega las alegaciones y las combatirá, pues su “propósito” es proveer de tecnología a los gobiernos para combatir el terrorismo y crímenes graves y no está “diseñada para usarse en contra de activistas de derechos humanos ni periodistas”. Y, además, “ha ayudado a salvar miles de vidas en años recientes”. 

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Todo mal con Pegasus

En octubre de 2014, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) pagó 32 millones de dólares por “500 objetivos” (personas que espiarían) a una empresa intermediaria, llamada Tech Bull.

Uno de los supuestos dueños de esa empresa intermediaria vivía en una zona popular, no correspondiente a un empresario que hubiese ganado un contrato millonario, documentó en su momento Mexicanos Unidos contra la Corrupción y la Impunidad.

El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) determinó, en febrero de este año, que la Fiscalía General de la República (antes PGR) “incumplió con el deber de seguridad y el principio de responsabilidad previstos en la Ley General de Protección de Datos Personales” y ordenó una investigación por parte del ministerio público para esclarecer los términos de la contratación y los alcances del contrato.

Pero todas las investigaciones al respecto se han movido a paso lento. 

En 2017, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) citó a declarara al entonces director de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón (quien firmó el contrato de la compra de Pegasus). Zerón no se presentó en marzo a declarar y, desde entonces, ha buscado ampararse para no comparecer. El pasado 16 de octubre le volvieron a negar el amparo. 

¿Qué puede hacer Pegasus de la PGR?

Prácticamente de todo. Desde leer tus mensajes, hasta activar el micrófono y grabar las conversaciones que tienes físicamente con otras personas, pasando por conocer tu exacta ubicación, revisar tus fotos, tu agenda. Prácticamente toma control de tu equipo. 

Fuente: Citizen Lab

Ana Cristina Rueda, directora de la organización Artículo 19, dijo que la única forma de poner un freno al abuso de tecnología como Pegasus es a través de una legislación clara y anunció que en esa agrupación -dedicada a documentar y alertar sobre casos en donde se ponga en riesgo la libertad de expresión- ya están trabajando con diputados y espera se presente una iniciativa de Ley, en el siguiente periodo legislativo. 

Citizen Lab va más allá y advierte que este problema “no es sencillo y requiere la coalición de accionistas, gobiernos, sector privado y la organización civil”. Y concluye: “No actuar urgentemente al respecto de esta situación crítica, amenaza la democracia y los derechos humanos de todo el mundo. 

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