Por la contaminación comemos plástico, pero ni cuenta nos damos

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Las personas consumen miles de partículas de plástico cada año sin darse cuenta. Un estudio de la Universidad de Newcastle en Australia revela que, en promedio, una persona consume 70,000 piezas de este material (alrededor de 250 gramos al año).

Cada año se desechan millones de toneladas de plástico, los cuales acaban dentro de  animales que comemos o en otros productos que ingerimos. Todavía no existe suficiente evidencia para concluir sobre los posibles efectos que estos plásticos pueden tener en el cuerpo humano. 

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¿De dónde viene el plástico que consumimos?

Los humanos generan 300 millones de toneladas al año, ocho millones de las cuales van a los océanos, según información de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés). Además, el 80% del plástico que está en el mar no se podrá limpiar jamás.


Las partículas de microplástico que acabamos consumiendo se originan de la erosión y fragmentación de plásticos grandes que acaban en el mar. Estas fracciones más pequeñas comúnmente provienen de neumáticos, ropa y una inmensidad de productos más. 

Consumimos lo que generamos

Se han encontrado partículas de microplásticos en 114 especies acuáticas. De ellas, más de la mitad son consumidas por humanos; unos ejemplos son almejas, ostiones, camarones y cangrejos.

Pulga de mar. Los puntos verdes son piezas de microplástico
National Geographic y el Departamento de Ciencias Medioambientales y Química Analítica (ACES) Universidad de Estocolmo

Según un estudio realizado por Chelsea Rochman, profesora de Ecología de la Universidad de Toronto, en el caso de los peces, consumir microplásticos daña su hígado. Sin embargo en seres humanos todavía no se sabe la magnitud del daño.

En las personas los resultados no son concluyentes, ya que la comunidad científica considera que no es ético hacer que personas coman plástico para ver cómo influye en la salud.  

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De acuerdo con Esther Samper, experta en bioquímica, investigar los plásticos resulta una tarea complicada por la falta de información respecto a las consecuencias de la exposición de los seres humanos a los microplásticos. 

Además, faltan herramientas más avanzadas para identificar a los plásticos más pequeños y así saber con mejor exactitud cuánto plástico hay en el cuerpo humano y cuál es su alcance en la salud, según la investigadora.

Lo que sí sabemos hasta ahora, por este experimento de la Universidad de Lille en Francia, es que el intestino puede absorber las piezas de microplástico y esto sugiere que puede haber desórdenes crónicos en el futuro.

Y no sólo es lo que consumimos de los océanos, este fenómeno también ocurre en ecosistemas terrestres, volviendo así cada vez  más probable que las personas consuman más piezas de microplásticos al año. 

¿Será que el cuerpo pueda deshacerse de las piezas o las absorba y cause daños? Falta por investigar todavía más, aunque lo que sí es seguro es que ya lo consumimos.

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