¿Por qué es tan explosivo Tultepec?

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La pirotecnia es el arte que se convierte en chispas de colores en el cielo, sin embargo, en México, también es una de las actividades productivas más letales. Tan solo en 2018 se contaron por lo menos 12 estallidos que dejaron 38 muertos y 70 personas quemadas o amputadas. Esta es una investigación especial de Cuestione, contada por sus protagonistas en Tultepec, el pueblo fabricante de mayor tradición de fuegos artificiales.

El fuego es adictivo. No hay duda. Antes de entregarse a él, David Yasmhanyc Aguilar gastó varios años como recamarista, otros tantos como guardia de seguridad y como empleado de una hojalatería. Lo dejó todo cuando su suegro lo invitó a ensamblar torres de carrizo y pólvora, que después se convertirán en “castillos” o “toritos”, para quemar en las ferias.

Su suegro murió hace medio año –el 25 de junio de 2018– cuando la habitación donde ambos trabajaban voló por los aires. Hoy, el recuerdo del humo en sus pulmones todavía lo despierta algunas noches: no olvida los gritos de su suegra a lo lejos, ni la carne de sus piernas al rojo vivo, pero hace una semana renunció a su nuevo trabajo en una herrería, tomó su bicicleta y pedaleó directo hacia la Saucera, la zona que concentra los talleres de pirotecnia en Tultepec, Estado de México.

“Nunca te repones de un accidente así. Nunca –regordete y de mirada asustada, como si en efecto el miedo aún no se apagara, David intenta sonreír, intenta explicarse. Pero yo no sé qué otra cosa podría hacer de mi vida: ningún otro trabajo me gusta. No me hallo en otro lugar”.

No es el único. En este municipio, atrapado entre la urbanización de la Ciudad de México y las costumbres populares de la zona rural, las propiedades del perclorato y el azufre son casi de dominio público. Aquí, los niños aprenden a colocar mechas a los cohetes desde los cinco años.

“No estoy de acuerdo con que regrese a ese trabajo”, dice Edith, esposa de David, quien durante los últimos meses ha lidiado con con el luto por su padre, así como la recuperación de quemaduras de su madre y David, éste último también perdió un dedo de la mano derecha. También tuvo que hacerse cargo, sola, de la manutención de sus hijas. “Es como vivir con un policía o un bombero: cada que lo veo salir nunca sé si va a volver. Cuando murió mi papá pensé que él iba a desistir. Pero ya lo oíste, no se ve en otro lado. ¿Qué puedo hacer yo contra eso? Sólo pedirle a Dios vida. Vida, nomás eso pedimos”.

Foto: Cristopher Rogel Blanquet

Para entender a Tultepec

Incendiar el cielo no fue siempre el motor de Tultepec, pero se convirtió en parte de él, de hecho lo salvó cuando los lagos de Texcoco y el de Xaltocan se secaron, a mediados del siglo XX. Entonces, fue imposible continuar con las actividades tradicionales de la zona: la agricultura y la ganadería.

En un principio fue sólo otra forma de trabajar la tierra: la desaparición de lagos dejó un suelo rico en salitre, sulfato de sodio, magnesio y otros minerales óptimos para fabricar distintos tipos de pólvora. Hoy, de acuerdo con datos del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, el Estado de México aporta el 50% de los fuegos artificiales del país, lo que genera una derrama económica de hasta mil 200 millones de pesos, de la cual 400 millones corresponden a Tultepec.

La pirotecnia está regulada por la Ley de Armas de Fuego y Explosivos. La normatividad alrededor de los fuegos arficiales se endureció en 1988 –cuando murieron 60 personas en el incendio del Mercado de cohetes de la Merced–, y hoy producirlos se equipara a la fabricación de armas de fuego. Es por esto que, aunque autoridades como la Dirección de Protección Civil Municipal tienen cierta injerencia sobre la pirotecnia en Tultepec, la única institución que puede decidir, vigilar e intervenir sobre su fabricación y venta es la Secretaría de la Defensa Nacional.

“Esto provocó cambios importantes en la organización”, explica el maestro Victor Manuel Velázquez en su estudio Redes Socio-productivas e instituciones: la trayectoria de desarrollo del sistema productivo de Tultepec: “El impacto mayor ha sido propiciado por las distintas autoridades que buscan beneficiarse de esta nueva regulación a través de la extorsión a los pirotécnicos en torno a la producción, transportación y venta de sus productos”.

Velázquez no es el único en mencionar que la ley parece enfocada no en capacitar a los artesanos en el uso profesional y seguro de los químicos, sino en aumentar los trámites e impuestos. Muchos artesanos pirotécnicos, entrevistados por Cuestione, afirman que, aunque la creación del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, en 2005, parecía un avance, lo cierto es que existen materiales extremadamente peligrosos –como el clorato de potasio–, que siguen siendo de uso común y que podrían sustituirse fácilmente, además de que las medidas de seguridad, tanto del Mercado de San Pablito como de la zona de talleres, han sido poco atendidas o apenas vigiladas.

Foto: Cristopher Rogel Blanquet

A esto hay que sumar los productos chinos que, fabricados de manera industrial e ingresados por contrabando al mercado mexicano, se venden a mitad de precio. Ante este panorama, muchos encuentran inviable rentar o comprar un terreno lo suficientemente grande para cumplir con las medidas de seguridad y hacer todos los trámites para regularizarse. A la fecha, nadie sabe exactamente cuántos talleres clandestinos están ubicados en las zonas habitacionales de Tultepec.

No te pierdas mañana, la siguiente entrega, en donde hablaremos de: ¿por qué hay tantos accidentes en Tultepec?

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