Con la conclusión del periodo ordinario de sesiones encima y varios pendientes por desahogar, la tribuna del Senado de la República amaneció tomada el 28 de abril.
Desde un día antes, senadores y senadoras del PAN y del Grupo Plural colocaron mantas y la ocuparon. Exigían votar los nombramientos de perfiles para ocupar los cargos en el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que se encuentra sin quórum y sin poder sesionar desde el 30 de marzo, luego que el presidente Andrés Manuel López Obrador vetó a las personas que el Senado seleccionó a mediados de marzo.
Ese día era la última sesión del periodo ordinario en el Senado. Terminó entre gritos, jaloneos y manotazos.
Sin embargo, entre los pendientes había un paquete de reformas a 20 leyes y ordenamientos jurídicos como la Ley Minera, la desaparición del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y modificaciones a la Ley de Federal de Derechos y a la Ley General de Turismo para permitir que el Ejército obtenga ingresos por turismo y por el control del Tren Maya.
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El presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal, dialogó con los coordinadores parlamentarios de la oposición, pero no hubo acuerdos y la tribuna siguió tomada, por lo que la Mesa Directiva del Senado declaró un receso. Monreal se comprometió a respetar el derecho a manifestación de la oposición y garantizó que no habría expresiones de violencia o intentos de remover la toma, a pesar de que obstaculizaba el trabajo parlamentario.
Ante este escenario, la mayoría parlamentaria en la Cámara Alta, es decir, Morena y sus aliados, se reunieron para analizar llevar la sesión a una sede alterna. “Ha ocurrido en otras épocas, en otras circunstancias y eso está previsto en la ley, para que no se interrumpa el trabajo legislativo y para que no muera nuestra actividad”, dijo Ricardo Monreal.
La decisión fue trasladar la sesión a la antigua sede del Senado: la casona de Xicoténcatl, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Avalan reformas fast track
La discusión no fue del todo tersa. Antes de que comenzará el debate de las reformas que previamente fueron aprobadas por las comisiones unidas del Senado, la legisladora Xóchitl Gálvez, del PAN, se presentó en Xicoténcatl con cadenas y candados y se amarró a la tribuna de ese lugar. Así, la mayoría de Morena tuvo que improvisar unas mesas y sesionar en el patio del edificio.
Ahí, en alrededor de 12 minutos, sin presentación de dictámenes y dispensando lecturas, es decir, por la vía fast track, Morena y sus aliados aprobaron 20 reformas la noche del 28 y madrugada del 29 de abril.
La oposición de inmediato acusó que no estuvo presente y anunció que recurriría a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para promover acciones de inconstitucionalidad e invalidar todo lo que aprobaron tanto la Cámara de Diputados como el Senado.
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El lider de la bancada panista en la Cámara Alta, Julen Rementería, acusó a Morena de negociar en “lo oscurito” y calificó el acto como el capítulo “más negro y vergonzoso de la historia” del Senado.
“Fueron aprobadas decenas de medidas que dejan en el desamparo a millones de mexicanos y mexicanas. Concluye así una semana que alerta que la democracia y la libertad están en riesgo inminente y mortal”, dijo en un video publicado en sus redes sociales.
“Es una vergüenza para la historia de nuestro Parlamento. Nunca antes un partido en el poder se había atrevido a tanto atropello”, dijo por su parte la panista Kenia López Rabadán.
Procedimiento, jurídicamente impecable, afirma Monreal
La respuesta vino del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien horas antes de la aprobación de las reformas en el Senado se reunió con los legisladores y legisladoras de la Cámara Alta y por primera vez en casi dos años volvió a salir en una foto con el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal.
En su conferencia matutina del 1 de mayo, el mandatario celebró la pronta aprobación de las reformas y descartó que haya habido alguna ilegalidad, como argumentó la oposición. “Se discutieron donde tenían que discutirse, en la instancia correspondiente, ¿dónde está la ilegalidad?”, dijo.
Sobre el amago de la oposición de interponer recursos en la Corte, AMLO confió en que no pasará nada, aunque advirtió que si la SCJN decide revisar la constitucionalidad de las reformas se convertirá en cómplice del bloque opositor.
En tanto, el senador Ricardo Monreal recordó que a diferencia de cuando se aprobaron las reformas estructurales en materia energética durante el sexenio pasado, en esta ocasión la sede se definió y no se cambió tres veces, además de que no hubo ni vallas ni policías para impedir el paso.
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Monreal sostuvo que el acceso estaba abierto para los legisladores de la oposición, pero éstos prefirieron mantener tomada la tribuna en el edificio de Reforma e Insurgentes.
“Nadie los obligaba ni les impedía que pudieran acudir; y creo que esa estrategia ellos deben de valorarla. Nosotros, como oposición, habiendo tomado tribuna y habiendo tomado estas tácticas, nunca dejamos de ir a las sedes alternas a deliberar y a debatir, nunca. Siempre íbamos a donde estaban ellos. Simplemente ellos lo valoraron y yo allí no me meto en sus estrategias”, dijo.
Sobre la legalidad de la sesión, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado afirmó que al iniciar el debate había 65 senadores, es decir, se cumplió con el quórum que marca la ley.
“Todas son legales, constitucionalmente, todas siguieron el trámite formal, a todas se abrió el mismo procedimiento. Jurídicamente es impecable el procedimiento”, aseguró.
¿Qué resolverá la Corte con esta nueva controversia en puerta?