Redes sociales nos tienen en una burbuja

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Si cuando entras a tus redes sociales, como Facebook o Twitter, las primeras publicaciones que ves son aquellas que critican a una persona que te cae mal o favorecen a otra que te cae bien. ¡Bienvenido a tu propia burbuja digital!

Vivir en una “burbuja digital” da la percepción de que “todo el mundo” opina lo mismo –que curiosamente es lo que tú piensas–, pero en realidad esto se consigue con algoritmos que lo que buscan es lograr que te sientas cómodo y permanezcas más tiempo navegando en sus redes.

Los expertos digitales llaman a este fenómeno el “filtro burbuja” y se refiere a la forma en cómo los algoritmos arman preferencias para nosotros, con base en nuestra propia dinámica en redes, es decir: likes, retuits, imágenes compartidas, búsquedas en Google y hasta las páginas que visitamos.

Un estudio elaborado por analíticos de Facebook demostró que la burbuja ideológica existe. Los expertos analizaron noticias compartidas por más de 10.1 millones de usuarios en Estados Unidos y encontraron que las personas que se consideran “liberales” ven apenas un 24% de publicaciones contrarias a su forma de pensar y que las que se identifican como “conservadoras” ven sólo 35% de posts con los que no comparten ideología.

Así, no es casualidad que en tu timeline aparezca justo aquello que quieres ver o saber. Esto se consigue con algoritmos, que, según Sergio Araiza, consultor en redes sociales y director de Infoactivismo de Social TIC son “malévolos” porque están diseñados para que nosotros mismos no queramos salir de esa burbuja, y moldeemos nuestra forma de ver el mundo, sin confrontarlo con otras opiniones.

“Estar en la burbuja es nocivo porque nos limita a una expansión del pensamiento crítico y nos crea desinterés en las demás cosas con las que no coincidimos”, dice Araiza.

El 50% del contenido que vemos en internet es generado por un bot (inteligencia artificial), dice Paola Ricaurte, investigadora del Berkman Klein Center for Internet and Society, un centro de investigación del ciberespacio de la Universidad de Harvard.

Por ello, explica Ricaurte, debemos ser conscientes que la mitad del contenido que vemos no es real y la información que damos en internet está siendo convertida en datos que sirven a las empresas para transformarlas en productos o servicios de consumo.

Redes sociales, nuestro propio eco

La forma de probar los efectos de este algoritmo sobre nuestro muro es muy sencilla –escribe en su blog Esteban Mora, especialista en redes sociales– “busquemos directamente el nombre de un “amigo” de Facebook, de quien hace rato no tenemos noticias, si descubrimos que ha publicado con frecuencia y no lo hemos visto es porque Facebook determinó que él, o su contenido, no es importante para nosotros y por eso lo relegó”.

Y más allá de influir en nuestras decisiones personales, los algoritmos pueden incidir en la opinión pública y hasta llevar al triunfo a un presidente.

Varios analistas y expertos en redes explicaron al periódico británico The Guardian cómo esta “burbuja” ayudó a Donald Trump a propagar contenido que lo beneficiara en redes sociales durante la campaña política de 2016.

Los gigantes de internet, como Google, Twitter, Instagram y Facebook, utilizan esta burbuja para dispararnos publicidad, viajes y experiencias. Pero, ¿de verdad los algoritmos son tan malos?

Araiza explica que podemos alimentar a los algoritmos de forma positiva y utilizarlo en nuestro beneficio, por ejemplo, si eres fan del cine, puedes buscar referencias de películas de otros géneros y experimentar con temas que normalmente no buscarías. O bien, si quieres ampliar tus conocimientos en temas específicos (restaurantes, escuelas, deportes), bastará con que hagas búsquedas relacionadas y en automático tendrás en tu muro distintos posts relacionados a estos temas.

“¿Qué tanto estamos dispuestos a salirnos de la burbuja”, cuestiona Paola Ricaurte: “En el espacio físico aceptamos nuestra propia exclusión de círculos sociales, las redes son un reflejo de cómo nos comportamos, la pregunta es saber si queremos salir de nuestra zona cómoda en donde todos están de acuerdo con nosotros, en donde no nos sentimos juzgados y señalados”.

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¿Desde cuándo creamos nuestra burbuja?

Sergio Araiza señala que la burbuja en realidad es una forma de trasladar el comportamiento social que tenemos cotidianamente en las redes sociales: “En términos sociológicos (la burbuja) existe antes de las redes sociales, normalmente nos relacionamos con gente afín a nosotros, con gustos similares, pocas veces nos atrevemos a desafiarnos a nosotros mismos”.

Quizá te preguntes cómo se crea “la burbuja”, para que decidas si pincharla o no:

-En Facebook, en lugar de filtrar la búsqueda como “lo más relevante” (que viene por default) selecciona “más reciente”.

-Depura periódicamente las páginas y cuentas que sigues.

-Prueba diferentes navegadores y motores de búsqueda.

-Sigue más cuentas (páginas o usuarios) que piensen distinto a ti.

-Cuidar el número de likes que damos (para no alimentar más al algoritmo).

-Crear un correo aparte para nuestras redes sociales (para delimitar el análisis del algoritmo fuera de tu vida en redes sociales).

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