El pasado 11 de diciembre, luego de la Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional, Rubén Moreira, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados y coordinador del Grupo Parlamentario del PRI, redefinió a su partido como un partido de centro izquierda, socialdemócrata, feminista, ambientalista y enemigo de la discriminación.
Además, en septiembre pasado, la secretaria general del PRI, Carolina Viggiano, dijo durante el arranque de una campaña para incrementar el presupuesto federal para la atención de la agenda de las mujeres en México que el PRI, a través de sus congresistas, presentó 71 iniciativas con Proyecto de Decreto en materia de equidad e igualdad de género y que seguirán impulsando leyes para fomentar los derechos de las mujeres.
Y antes de esto, en marzo de 2021, en torno a la conmemoración internacional del Día de la Mujer, en voz de su dirigente nacional Alejandro Moreno, el partido se declaró fiel aliado de las mujeres, asegurando que “quien se mete con las mujeres, se mete con el PRI”.
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Con estos discursos, los líderes del Revolucionario Institucional expresan una redefinición de su ideología, de la que han estado “huérfanos” desde la época de los ochentas, según dijo el politólogo del Colegio de México y experto en la historia del PRI, Rogelio Hernández a El País.
Si con estas acciones el partido tricolor regresa a lo que definen como sus orígenes ideológicos dentro de los que comparten la agenda feminista, ¿qué papel han jugado las mujeres en su conformación y evolución política?
Creación del Órgano Nacional de Mujeres Priístas (ONMPRI)
De acuerdo con el análisis de las trayectorias de las mujeres en los partidos políticos: obstáculos y prospectiva para su desarrollo elaborado por el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB), en alianza con el Instituto Nacional Electoral (INE), en el caso del PRI, el movimiento de mujeres comenzó como la Sección Femenil, para convertirse en 1972, en la Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria (ANFER).
La ANFER pasó de ser una agrupación a un Consejo para la Integración de la Mujer, que convivió con el Congreso de Mujeres por el Cambio, y que se constituyó a nivel estatutario como un órgano que agrupa a las mujeres del PRI.
De hecho, el Partido Revolucionario Institucional sustenta en el Artículo 3 de sus estatutos el principio de la igualdad sustantiva, garantiza la paridad de género en las postulaciones a cargos de elección popular y promueve la integración de sus órganos directivos y la participación política con criterios de paridad.
A diferencia de otros partidos como el Partido de Acción Nacional, que establece una cuota del 40% en sus órganos directivos, y de Morena que busca la equidad en la representación, el PRI, en escrito, busca garantizar la igualdad sustantiva que significa que las mujeres puedan participar en la toma de decisiones “a través de agendas particulares y la inclusión de éstos en espacios de toma de decisiones”.
“Posteriormente, se transformó en el Órgano Nacional de Mujeres Priístas (ONMPRI), que era colegiado y hacia el 2001 tendría dirigencia única. En este caso, es relevante que el órgano pasó de ser una asociación que agrupaba al movimiento de mujeres, a una organización o secretaría que conjunta las acciones por las mujeres dentro del Comité Ejecutivo Nacional”, explica el análisis del ILSB.
En teoría se considera, pero ¿se aplica en la práctica?
La participación política de las mujeres y de grupos minoritarios son importantes debido a que son quienes visibilizan las problemáticas y proponen soluciones que les atañen a cada uno. Sin embargo, lograr una verdadera equidad dentro de los partidos políticos ha sido un reto.
“El avance de las mujeres en cargos de elección popular ha sido exponencial, lo que tiene que ver con su activismo por pertenecer a la vida pública; pero han persistido las dificultades para su acceso a cargos, en posiciones de poder, particularmente”, indica el análisis.
De acuerdo con el ILSB, hasta el 2000, el número de legisladoras en el Congreso Mexicano no llegaba ni a 15% y, “entre 1954 y 1989, tan sólo 229 mujeres ocuparon altos cargos en los tres niveles de gobierno”.
Aunque por medio de acciones como las cuotas de género que van perfeccionando su reglamento desde el INE han sido numéricamente más parejo, la situación histórica en puestos directivos, no lo es tanto.
Fuente: Análisis de las trayectorias de las mujeres en los partidos políticos: obstáculos y prospectiva para su desarrollo.
De acuerdo con datos del INE, de manera histórica, en el PRI el 35.86% de miembros de los comités ejecutivos nacionales han sido mujeres, contra un 64.13% de hombres.
Pese a los avances, dentro de la política mexicana e internacional existen aún barreras socioculturales importantes que impiden la integración de las mujeres, pues el 90% de los jefes de Estado y de gobierno son hombres, y en México de los 32 estados sólo siete tienen una mujer al frente del gobierno actualmente, con las que se suman 15 gobernadoras en la historia política del país.
¿Qué ha hecho el PRI a favor de las mujeres?
Fue durante el sexenio de Enrique Peña Nieto cuando se legisló el principio de paridad en el ámbito constitucional, lo que obliga a los partidos políticos a postular paritariamente sus candidaturas para congresos federales y estatales.
Además, en el mismo periodo, se incrementó el presupuesto para la formación de liderazgos de mujeres en los partidos políticos y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) extendió este principio a nivel municipal.
Aunque esto, realmente se está gestando desde 1993, cuando El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) recomiendó una mayor participación política de las mujeres.
Sin embargo, fue hasta las elecciones de 2018 que el INE logró establecer diversas regulaciones y compromisos para que se respete el principio de paridad alcanzando un histórico 49.2% de mujeres senadoras y 48.2% de diputadas.
El PRI ha impulsado iniciativas como la “Ley Quemón” que es la creación del registro nacional de agresores sexuales y deudores alimentarios.
La propuesta es sustentada por la diputada Paloma Sánchez quien indicó que el objetivo es “generar conciencia pública sobre el impacto que tienen los delitos sexuales y el abandono de las familias”.
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Y detalló que el PRI busca que México cuente con un registro claro y actualizable de quienes sean juzgados por un delito de naturaleza sexual, así como con uno de deudores alimentarios, para hacer pública la irresponsabilidad de quienes no otorgan pensiones alimenticias a sus hijas e hijos.
También, el pasado 24 de noviembre, Alejandro Moreno presentó el Protocolo para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género, y afirmó que es el único partido con un instrumento de ese tipo y que, además, está a la vanguardia en el impulso de la participación política de la mujer.
Lo cierto es que el camino ha sido largo para la inclusión de las mujeres en la vida pública y más allá de discursos políticos como medidas de rescate de los partidos, se requieren acciones contundentes.
Ya que, por lo menos en el Programa de Gasto para Actividades Específicas, en cumplimiento del artículo 163, párrafo primero del reglamento de Fiscalización del Plan Anual de Trabajo del CEN del PRI, de acuerdo a lo encontrado en el Observatorio del Instituto de la Mujer (Inmujeres), no se incluye ningún programa que cubra la agenda de las mujeres.
Y en materia de Liderazgo Político de las mujeres, el último Plan Anual de Trabajo del PRI que se encuentra en el mismo Observatorio del Inmujeres, corresponde al ejercicio de 2018.
Por lo tanto, ¿será realmente el PRI feminista o se está aprovechando de la fuerza que ha tomado el movimiento para renacer desde las cenizas en las que se encuentra? Sus acciones nos darán la respuesta.
