Miguel Plata lleva tres años luchando por la custodia de Mickey y Sophie, sus hijos de ocho y cuatro años de edad. No imaginaba que el trago amargo de un divorcio incluiría una larga serie de procesos judiciales para poder estar cerca de ellos. Una reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación podría darle esperanzas a él y a miles de papás más que no pueden convivir con sus hijos tras un divorcio al declarar inconstitucional la custodia automática a las madres tras divorcios.
En su decisión, la SCJN declaró inconstitucional el artículo del Código Civil que otorga preferencia automática a las madres en los juicios de divorcio de la Ciudad de México, porque “violenta el principio del interés superior del menor ya que desplaza la función del juzgador consistente en evaluar las circunstancias particulares de cada caso”.
Miguel asegura que cuenta con pruebas que demuestran que la mejor opción de desarrollo y crianza de sus niños no están junto a su madre. Sin embargo, irregularidades en los procesos judiciales que ha enfrentado por la custodia de sus hijos y que consisten en falsas declaraciones, omisiones e incluso pérdida de pruebas por parte de las autoridades ministeriales, le impiden ejercer su paternidad.
Tiene grabaciones que demuestran maltrato a sus hijos, pero “casualmente” se perdieron en la Fiscalía A2 de la Agencia del Ministerio Público de la Fiscalía de Niños, Niñas y Adolescentes. También cuenta con dictámenes médicos que avalan que la madre de los niños tiene condiciones médicas que le impiden ejercer una maternidad saludable. Aún así, no puede asegurar a su hijo y a su hija un ambiente sano para crecer, porque un juez determinó que estarían mejor con su madre, dijo en entrevista con Cuestione.
La norma que declara inconstitucional en la CDMX la preferencia automática para ejercer guarda y custodia provisional a las madres no se trata de una lucha de género, sino para garantizar que los niños y las niñas puedan crecer en ambientes adecuados, dijo Plata, que es socio fundador de organizaciones como MAAS Infancia Feliz y Mil Pelotas para Ti, dedicadas a combatir la alienación parental y a reunir a familiares que no pueden ver a hijos e hijas por enfrentar procesos judiciales.
Hijos e hijas, moneda de cambio
En 2017 hubo más de 147 mil divorcios en el país. De ellos, 91% fueron judicializados, es decir, que es un juez quien decide, entre otras cosas, a quién de los padres o madres de familia se le entrega la custodia de hijos e hijas. Del total de los divorcios judicializados, en más de la mitad (57%), hay entre uno y tres hijos menores de edad; es decir, aproximadamente 126 mil niños y niñas atrapados en el proceso, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Antes de la declaración de la Corte, muchos papás, así como otros familiares, se veían en la necesidad de iniciar largas demandas judiciales para tener la posibilidad de estar cerca de la vida de los menores, procesos que han llegado a tardar hasta diez años, dijo a Cuestione Octavio Maya, cofundador de Mil Pelotas para Ti.
Octavio, que lleva más de cinco años sin poder ver a su hijo al enfrentar un duro proceso judicial por su custodia, explicó que el reto será mejorar las capacidades de los jueces para determinar a quién le entregan en custodia a los niños y niñas.
En su opinión, en México no existe una cultura para afrontar un divorcio y se suele tomar a los hijos e hijas como moneda de cambio, con lo que se olvida que el bienestar emocional y físico de los niños y las niñas debe estar primero.
“La sociedad le debe mucho a la mujer, hay una cuota pendiente con las mujeres, pero en otros aspectos, como en la custodia de los hijos, hay una cuota pendiente con los hombres que son papás, pero aquí no estamos en una rebatinga de lo que es mejor para un hombre o para una mujer, sino de lo que es mejor para un niño o una niña”.
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Nuevas Paternidades
No se es padre dos horas una vez cada 15 días, abundó Octavio Maya, al señalar que la declaración de la SCJN evitará que los niños y niñas sean utilizados como una forma de presión y facilitará que tengan infancias más felices sin importar si quien los cría es mamá o papá, sino las aptitudes y capacidades que estos tengan para criarlos.
Al estar en contacto con mil 700 familiares que enfrentan procesos judiciales para convivir de forma constante con sus hijos e hijas, señaló que las prácticas de corrupción son comunes en los juicios; que además, como fue su caso, muchas de las pruebas para determinar que su hijo estaría mejor con él, las hacían perdedizas en los tribunales.
Si a ello se le suma que es común que durante los procesos haya alienación parental para ganar las custodias, todo se traduce en daños emocionales que lastiman las infancias. La alienación parental consiste en impedir de manera injustificada la convivencia de hijos e hijas con padres o madres que no tienen su custodia, así como causar en los menores un proceso de transformación de la manera en la que perciben a los progenitores que no están al cuidado de ellos con procesos que pueden ir desde fomentar miedo y rechazo, e incluso odio.
Los estereotipos de género que colocaban a los hombres como proveedores y a las madres al cuidado de los hijos e hijas ha cambiado, y la figura del padre lejano ha dado lugar a una más involucrada en la crianza de los niños y las niñas ante la incorporación de las mamás al trabajo lejos de casa. Esto, de acuerdo con la especialista de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ena Eréndira Niño.
Los niños y niñas que son educados por padres de familia cercanos, dijo la especialista, tienen un comportamiento distinto al tradicional, como un mayor sentido de pertenencia, identidad y capacidades de integración en la escuela y otros lugares.
La declaración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que consideró inconstitucional la presunción en favor de la madre para la guarda y custodia provisional de los hijos e hijas ya que reafirmaba estereotipos de género tradicionales, también abre las posibilidades a las mujeres a una distribución equitativa de responsabilidades de cuidados de hijos e hijas, ancestralmente cargadas en ellas. Pero también fomentará que los hombres asuman que la crianza no se trata de género.
