Se disparan alertas: suicidio adolescente aumenta 37% a partir de la pandemia

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En la casa de Carmen las cortinas se abren muy de vez en cuando. En su sala, que está cubierta por una fina capa de polvo, destaca una foto de Carlos, su nieto, rodeada por otras imágenes del niño en su primera comunión, en su fin de cursos de la primaria y en vacaciones familiares. 

Es marzo de 2021 y en la mesa de centro hay un florero con agua sucia y flores marchitas que la mujer no se molesta en cambiar.  Las flores llegaron a esa casa hace dos meses, cuando fue el funeral de Carlos.

Desde entonces, la vida de Carmen, dice, no tiene sentido.

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Ella perdió a su hijo, Manuel -el padre de Carlos- hace 15 años, cuando un asaltante lo baleó al intentar robarle su vehículo en las calles de Guadalajara. Y ahora a su nieto, que también tuvo una muerte violenta.

El joven de 16 años de edad se colgó del cuello en su habitación con un cinturón en enero pasado. El suicidio ocurrió justo un día después de Año Nuevo.

Carmen, quien se hacía cargo económicamente del adolescente, asegura que nunca vio señales de alerta. Pero Carlos cambió un poco su comportamiento cuando comenzó la pandemia. El joven empezó a ser más callado y a aislarse.

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“Él era un niño muy bueno, muy educado. Hacía deporte, boxeaba, tenía buenas notas. Con la pandemia todos nos aislamos y ya no nos veíamos como acostumbrabamos, pues él se quedaba por meses en esta casa”, nos dice Carmen.

Un día antes de quitarse la vida, Carlos incluso llamó por teléfono a Carmen y a otros familiares para desearles un feliz Año Nuevo, recuerda la mujer.

En 2020, el año en que comenzó la pandemia de COVID-19, el suicidio se convirtió en la tercera causa de muerte entre niños y jóvenes de los 10 a los 24 años con 2,302 registros; solo detrás de accidentes y tumores malignos, detalla el documento “Características de las defunciones registradas en México durante 2020”, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. 

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En el rango que va de los 10 a los 14 años, 156 niños y 122 niñas se quitaron la vida, cifra que representa el 3.5% de todos los 7,896 suicidios registrados en el país.

Sin embargo, si se toman en cuenta a los 1,150 menores de edad que, en total, se quitaron la vida, el porcentaje de este grupo poblacional con respecto al total de personas que se suicidaron aumenta a 14.5%.

La cifra aumentó un 37% con respecto a 2019. Entre los jóvenes de 15 a 24 años en 2020, el año en el que estuvieron encerrados y aislados, hubo 2,024 suicidios.

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Además, de acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México los reportes de ideación suicida, es decir, personas que pensaron en quitarse la vida, subieron 120% en los primeros ocho meses de 2021 con relación al mismo lapso de 2020.

El organismo detectó que el año pasado el principal motivo para buscar ayuda fue por desesperanza, pero en 2021 los problemas familiares, de pareja y emocionales, así como el duelo se han vuelto las causas más comunes.

Los datos indican que, en general, dos de cada cinco reportes son de menores de edad, rango en el que incluso hubo un incremento de 29% entre 2020 y 2021.

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“México no es uno de los países con más altos índices de suicidio adolescente, pero sí es uno de los países en los que más ha crecido el fenómeno”, nos explicó la doctora María Emilia Lucio y Gómez Maqueo, de la Facultad de Psicología de la UNAM.

El estigma del suicidio

Cuando Carlos se quitó la vida, ni su abuela ni su madre hablaban mucho al respecto. Ante la pregunta de qué es lo que le pasó al joven la versión “oficial” fue que sufrió un accidente sin abundar en ningún detalle. 

El funeral de Carlos se llevó a cabo de manera discreta y sólo acudieron algunos miembros de la familia. La doctora María Emilia Lucio y Gómez Maqueo señaló que en el caso del suicido existe un estigma que ha ido evolucionando con el paso del tiempo.

Con base en su experiencia clínica, la psicóloga nos comentó que el tema es un tabú porque en general hay miedo a hablar de la muerte, por lo que las ideas suicidas no se toman en serio.

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“Sí hay un estigma. Muchas veces los padres lo ocultan porque les parece vergonzoso. En algunas religiones está prohibido suicidarse y ni siquiera los van a enterrar en los lugares o en la forma que debe ser porque va contra la religión y esto sigue siendo algo importante. Se ocultan datos. Por eso la cifra podría ser de mayor envergadura que lo que se reporta”, nos comentó.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Suicidología, las tres señales de alerta más comunes en un potencial sucidio son: cambios en los hábitos alimenticios, cambios en los patrones de sueño e ideación suicida.

En caso de detectar alguno de estos patrones, el organismo recomienda hablar con la persona, escucharla y no juzgarla.

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La Asociación Mexicana de Suicidología señala que es necesario dejar que la persona que haya manifestado la intención de quitarse la vida hable en un ambiente de confianza, por lo que recomienda que no haya críticas y se le permita expresarse.

Además, recomienda no dejar al paciente solo o sola y buscar ayuda profesional.

“El dolor es para los que nos quedamos”

Una semana después del suicidio de Carlos, su abuela no tenía ganas de hacer nada ni de ver a nadie. Cerró todas las cortinas de su casa y se aisló. Durante un mes no respondió llamadas ni mensajes de redes sociales. Todos, dice, preguntaban con algo de morbo qué había ocurrido con Carlos. 

“Pocos me preguntaban cómo estaba yo. Todos querían saber qué había ocurrido. Yo les respondía que había sido un accidente y nada más. La pandemia me ayudó a aislarme y no tener que convivir con nadie”, nos contó.

Pero un día se percató que había perdido mucho peso, que ya no comía y que tampoco dormía. Entonces decidió pedir ayuda profesional. Y aunque ya deja que entre más luz en su casa, todos los días toma un cóctel de antidepresivos, ansiolíticos y pastillas para dormir.

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“No sé si me recupere. El dolor es para quienes nos quedamos. Sobre todo porque al menos yo siempre tendré la duda de por qué mi niño hizo eso, cómo es que no me di cuenta que tal vez él también necesitaba ayuda”, concluyó.

Consulta a un profesional

Si tienes o has tenido ideas suicidas o conoces a alguien que esté pasando por esa situación, puedes marcar a estos números para recibir ayuda:

Atención a emergencias

911

Locatel

55 5658 1111

Línea de Atención y Prevención del Suicidio

822 3737

Línea de la Vida

800 911 2000

Línea UNAM

55 5533 5533 

Confianza y Apoyo Ciudadano 

55 2323 0303 y 55 1185 7555

Línea de Seguridad y Chat de Confianza

55 5533 5533

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