Desde el año pasado, la diputada Patricia Terrazas Baca calificó como “terrorismo fiscal” considerar a las empresas fantasma y la facturación falsa como delincuencia organizada, ya que es equiparar a los empresarios con delincuentes.
La anterior jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Margarita Ríos Farjat, respondió en ese entonces que se estaba usando mal el término, “es una frase que nos gusta decir y jugar con ella. Yo diría que no hay terrorismo fiscal, hay consecuencias a las acciones que se tomen”.
¿Qué es entonces el terrorismo fiscal? ¿Está ocurriendo en México? ¿Es malo?
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Para averiguar más al respecto, platicamos con Enrique Díaz-Infante, director del Sector Financiero y Seguridad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
El especialista opina que está bien que se busque una mejor recaudación de impuestos, pero sí se percibe una agresividad que es tan solo la punta del iceberg de la urgencia de dinero que tiene el actual gobierno federal para llevar a cabo sus proyectos sexenales, en medio de una crisis económica, que no ha sido bien manejada.
El terrorismo fiscal
De acuerdo con Díaz-Infante, “el terrorismo fiscal es el hostigamiento al contribuyente, con mecanismos excesivos para la cobranza, incluyendo medios coercitivos por parte de la autoridad tributaria para el cobro de impuestos”.
Se le considera terrorismo porque busca que los contribuyentes rindan cuentas ante el fisco con métodos agresivos como intimidación, amenaza de cárcel o expropiación de propiedades.
En México ya hemos recibido muestras de una especie de terrorismo fiscal desde el año pasado, según el experto, cuando se hicieron las reformas al Código Penal para considerar como delincuencia organizada el uso de las facturas falsas.
Es un método bastante agresivo castigar la facturación falsa con extinción de dominio o hasta con prisión, “porque muchas veces, esas facturas pudieron haber sido extendidas por algún proveedor, sin el conocimiento del afectado”.
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Los riesgos
Para el experto sí es importante mejorar la recaudación de impuestos en México, porque sí es un problema histórico que ha afectado a nuestro país.
“El promedio de recaudación de ingresos tributarios en los países de la OCDE es de 34% del PIB, y en México entre 16 y 17%, ves eso y te das cuenta que hay un problema”
Enrique Díaz-Infante, director del Sector Financiero y Seguridad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY)
Entonces, es fundamental perseguir la evasión fiscal pero, para el experto, hay que tomar en cuenta el contexto, es decir, que los empresarios y trabajadores mexicanos se están enfrentando a una crisis histórica.
“Cuando tenemos que estar concentrados en una reactivación económica, es un contrasentido estar metiendo el acelerador a fondo con el terrorismo fiscal. Se va a ahondar la depresión, cuando además no se ha controlado la pandemia”, dijo el especialista.
Por otro lado, el experto opina que el terrorismo fiscal va contra la economía formal, la cual además no ha recibido apoyos y puede agravar la crisis económica, pues se corre el riesgo de que se deje de invertir y no se generen empleos.
De acuerdo con Díaz-Infante, estas medidas toman otra dimensión no solo por la crisis económica, sino por antecedentes como la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM).
“Esa cancelación en sí misma fue una expropiación, todo eso pone al país en un ambiente y en un contexto como el del sexenio de Luis Echeverría”, dijo el experto.
En ese sexenio se vivió mucha tensión entre el gobierno federal y los empresarios, de acuerdo con el especialista, lo cual derivó en un descontento generalizado de la clase empresarial que tuvo consecuencias en la economía.
“Cuando se trató de incorporar el IVA, hubo un desencuentro con los empresarios. Se acrecentó con el asesinato del empresario Eugenio Garza Sada, en 1973, por la Liga Comnista 23 de Septiembre”, dijo Díaz-Infante.
Detrás del ambiente hostil estaba el tema fiscal. Según el especialista, “se fracturó la relación entre empresarios y gobierno, después vino una devaluación y el crecimiento comenzó a ser muy desordenado”.
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El panorama
Para el experto, el horizonte es complicado porque no se ven señales de que el gobierno se esté enfocando en reactivar la economía.
“Lo que se tendría que estar haciendo es subir la deuda un 3% y, hacer una reforma hacendaria que contemple cambios en el IVA en 2021, para pagar esa deuda”, detalló.
Sin embargo, Díaz-Infante se muestra escéptico porque el próximo año hay elecciones y el tema de los impuestos es muy poco popular.
De hecho, las elecciones de 2021 también están en el fondo del pleito con los gobernadores, según el experto.
“Los estados muy cómodamente le han delegado a la federación el cobro de los impuestos federales, del IVA, del ISR, y no han querido cobrar los impuestos locales como el predial. Pero sí es necesario replantear cómo se reparte el dinero y lo que contribuye cada estado”, dijo Díaz Infante.
Por otro lado, “hay que tomar en cuenta que los gobernadores son los grandes operadores electorales. Entonces piden más recursos para poder operar en 2021 y el gobierno federal les quiere dar menos para no dejarlos operar políticamente”.
También por temas electorales, el gobierno federal va a seguir recurriendo “al terrorismo fiscal para generar más recursos y malgastarlos en Pemex, en CFE y en asistencialismo (la entrega de programas sociales a grupos vulnerables), que no genera capital humano”, dijo Díaz-Infante, ya que se está entregando sin condiciones.
Y concluyó: “en el contexto de una recesión equiparable a la depresión de 1930, con una economía cayéndose a 10%, ¿es el momento de imponer terrorismo fiscal? ¿No más bien se debería de revisar el gasto asistencialista (por razones electorales) en lugar de tratar de exprimir a las empresas que están generando empleos?”.
