La lucha contra el tráfico de armas no debe darse solo en discursos ante la ONU sino con hechos

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México es el país donde asesinan a 1,600 personas al mes con armas de fuego, donde un joven sicario posa para las fotografías con un fusil de alto poder cuyo uso es exclusivo del Ejército y donde soldados se descuidan y les roban el armamento.

La semana pasada, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, ofreció ante el Consejo de Seguridad de la ONU un discurso titulado “El impacto del desvío y tráfico de armas para la paz y la seguridad”.

“Debemos hacer más para disminuir el desvío y tráfico de armas y sus consecuencias negativas, en particular en países que se debaten con altos niveles de violencia criminal”, dijo Ebrard.

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El canciller mexicano también aseguró que en México “creemos que los gobiernos y el sector privado deben de trabajar en conjunto para frenar el tráfico de armas”.

En junio pasado, un comando armado robó siete millones de cartuchos para fusiles y armas cortas en la zona donde se unen los estados de San Luis Potosí y Guanajuato.

“¿Qué mejor manera de prevenir la escalada de los conflictos armados que mediante acciones que verdaderamente atiendan el tráfico y el desvío de armas y municiones?”, cuestionó Marcelo Ebrard en la ONU.

¿Aplica el refrán “candil de la calle, oscuridad de su casa” para el gobierno federal de nuestro país? ¿Qué puede hacer para evitar que haya tantas armas en México además de dar discursos?

Tan cerca de Estados Unidos

Platicamos con el experto en temas de seguridad nacional, Víctor Sánchez Valdés, y opinó que si bien es cierto que este es un país en el que incluso un general del Ejército puede ser traficante de armas, también es cierto que la gran mayoría del armamento que usa el crimen organizado proviene de Estados Unidos.

“Hay un tráfico muy importante de armas hacia México. De las revisiones que se han hecho al armamento decomisado, se ha descubierto que un porcentaje bastante alto proviene de Estados Unidos, incluso superior al 70%”, dijo el analista.

¿Por qué sucede esto? Porque no solamente somos los vecinos del país que tiene una mayor demanda de drogas ilegales y por lo tanto hay una lucha de cárteles para ser los mayores beneficiarios de ese mercado sino que para colmo, según el experto, en ese país es muy sencillo conseguir armas.

A menos que tengas antecedentes penales, “en Estados Unidos no existe restricción alguna para comprar un arma. Puedes comprar un fusil barrett que te sirve para perforar paredes y lo puedes comprar libremente”, dijo Sánchez Valdés.

No solo cualquier persona con recursos suficientes puede adquirir este tipo de armamento, además “no tiene ni límite en el calibre, ni límite en la cantidad de armas”.

“Hay tantas armas en Estados Unidos que los controles son poco efectivos. Puedes tener 100 armas en tu casa y no por ello la autoridad te hace revisiones o cateos, no puede saber si efectivamente esas 100 armas que compró una persona siguen en su casa o las está traficando hacia México”, dijo el experto.

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Un problema serio

Víctor Sánchez Valdés está de acuerdo en que el gobierno mexicano levante la voz contra la cantidad de armas que se producen en el mundo, pero considera que el problema no se va a solucionar así, ya que se necesitan acciones más concretas. 

“La porosidad de la frontera con Estados Unidos opera por las dos vías, así como las organizaciones criminales mexicanas pueden enviar drogas, también desde allá entran armas y en algunos casos dinero en efectivo”, dijo el analista.

Así las cosas, aunque el robo de armas a las autoridades mexicanas es preocupante, no es la principal fuente de armamento de los grupos delincuenciales.

“Sí pasa seguido el robo de armas (a las fuerzas de seguridad), pero no con la cuantía que necesitarían las organizaciones criminales para generar sus arsenales”, dijo Sánchez Valdés.

El mayor flujo de armas proviene directamente de Estados Unidos. El segundo flujo proviene de otras regiones del mundo, el cual entra por barco o por la frontera sur. Y el tercer flujo sí se debe a estos robos de armas a las corporaciones de seguridad, sobre todo locales.

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Más acciones, menos politiquería

Para Víctor Sánchez Valdés el gobierno federal debe tener en mente tres estrategias para evitar que el flujo de armas llegue a las organizaciones criminales. 

Como ya vimos que la mayor cantidad de armamento proviene de otros países, se deben mejorar los sistemas de detección de estas armas en las fronteras norte y sur, así como en todos los puertos.

Además de esto, se deben endurecer las sanciones contra elementos de fuerzas de seguridad que pierdan su armamento, ya que cada año la Sedena detecta miles de armas robadas y extraviadas.

Y por último, Sánchez Valdés considera que debe existir una política más agresiva de canje de armas. Según el analista, de 2000 a 2014 se recolectaron casi 200,000, lo cual suena a que son muchísimas pero son muy pocas comparadas con las que están en las calles y podrían terminar en manos de criminales.

También platicamos con la internacionalista Arlene Ramírez Uresti, sobre esta postura que ha tomado el gobierno mexicano respecto al tráfico de armas, incluso al grado de denunciar a los fabricantes.

La experta consideró que se trata de un discurso que se contradice con otras acciones como tener más elementos del Ejército y sus armas de alto poder en tareas de seguridad.

“Es mostrar hacia la opinión pública una actitud diferente a la que realmente se tiene en la práctica”, dijo Ramírez Uresti y explicó que además podría perjudicar la relación con Estados Unidos, ya que más bien los dos países se deben sentar a tomar acciones en conjunto.

Para la experta es un tema que no va a prosperar, “más bien entra dentro de la politiquería nacional, que realmente en acciones concretas y puntuales que se traduzcan en hechos y en obras para tener una mayor seguridad”.

Mientras llega el día en el que el mundo deje de producir armamento, ¿crees que el gobierno federal tome acciones para contener los asesinatos con armas de fuego?

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