Ya viene la vacuna para COVID-19, pero no hay que confiarse: falta un largo camino

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Por Scarlett Lindero y Raquel Prior

¿Extrañas los conciertos? ¿Salir sin preocuparte por el cubrebocas? ¿Hace cuánto que no te reúnes con tus amigos y familia? La llegada de la vacuna COVID-19 nos ha dado la esperanza de que va a regresar todo eso de un día para otro. Pero en realidad no es así. La pandemia aún está lejos de terminar.

La vacuna (por muy poderosa que sea) no terminará con la COVID-19, que ya ha cobrado la vida de más de 1.5 millones de personas en todo el mundo (casi la misma población que tiene todo el estado de Zacatecas), como ya advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La buena noticia es que ya tenemos una Política Nacional de Vacunación contra el coronavirus, que contempla la aplicación de 200 millones de dosis, entre diciembre de 2020 y marzo de 2022.

La meta del gobierno federal es que para principios de 2022, el 75% de la población mayor de 16 años ya haya sido vacunada.

Es decir, estamos hablando de que todavía nos faltan, por lo menos, entre 13 y 15 meses para llegar ahí, y eso si confiamos en que en efecto se podrá cumplir con esta promesa.

Pero tener la vacuna no significa que la pandemia termine inmediatamente, ni siquiera en el corto plazo. En realidad, será sólo una herramienta más para mitigar la cadena de contagios, nos explica el Dr. Jorge Baruch Díaz Ramírez, vocero de la Comisión de Expertos de la UNAM para la emergencia de COVID-19.

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Los retos de la vacuna 

Para que los efectos positivos de la vacuna contra el nuevo coronavirus sean perceptibles, es necesario alcanzar una cobertura mínima de su aplicación (entre 50% y 60% de la población), nos explica Baruch.

Para lograrlo, aún existen algunos retos en el horizonte:

El primer reto a vencer será el abasto de las dosis, que puede verse limitado por la alta demanda a nivel mundial, durante los primeros meses del 2021, dice el experto.

Otro de los desafíos es que las campañas de vacunación tengan éxito en el periodo que el gobierno contempla (2021-2022). Es decir, tenemos una nueva vacuna y necesitamos tener un impacto positivo para que la población acepte aplicársela, de acuerdo con Baruch.

Por ejemplo, en Estados Unidos (en donde han muerto casi 290,000 personas a causa del nuevo coronavirus), sólo 58% de las personas está dispuesta a vacunarse, pues aún hay dudas y desconfianza de la rapidez con la que se desarrolló la vacuna, de acuerdo con Gallup Panel, una consultora de estudios de mercado estadounidense.

Mientras que en Reino Unido (con 62,500 víctimas mortales del virus), el porcentaje de las personas que aceptarían vacunarse sube a 70%, el resto de las personas están indecisas porque quieren esperar a ver si la vacuna es segura, como demostró un estudio de YouGov, una firma internacional de investigación.

Por eso es que México tendrá un gran reto para lograr que el 75% de la población esté vacunada para 2022, como lo planeó el gobierno federal, nos dice el especialista.

El movimiento mundial anti vacunas (quienes ponen en duda la eficacia de las vacunas) es otro de los enemigos para el plan de vacunación, pues están difundiendo desinformación y teorías de la conspiración (como que nos van a inyectar chips para controlarnos), advierte la Asociación Española de Vacunología.

Esta cobertura tiene que alcanzar puntos de atención prioritarios, pero también debe llegar a las zonas rurales. Es necesario habilitar una cadena logística para llegar a todos los rincones del país y, además, lograr que sean manejadas cuidadosamente, pues recordemos que algunas vacunas necesitarán condiciones de ultracongelación de hasta -70 grados centígrados, nos dice la Dra. Cecilia Bañuelos, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).

Además es muy probable que por ser las primeras vacunas, se necesiten aplicar dobles dosis para reforzar la vacunación y que se genere la inmunidad, explica Bañuelos.

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La vacuna llega con un sistema de salud debilitado 

En esa lucha contra el coronavirus, el personal médico en México no sólo se ha enfrentado a la falta de equipo e insumos, material de mala calidad y falta de capacitación para atender a los pacientes con COVID-19; también han tenido bajas importantes, pues al menos 2,109 trabajadores del sector salud murieron contagiados por el coronavirus, de acuerdo con la Secretaría de Salud.

Durante los primeros meses de la pandemia, el personal de salud, incluyendo a médicos residentes (estudiantes de medicina que realizan prácticas en los hospitales) se manifestaron en contra de las condiciones en las que fueron obligados a trabajar, sin equipo de protección, extensas jornadas y a la escasa o nula capacitación en cuanto al tema, como te contamos en Cuestione

Gabriela, enfermera general del IMSS, nos platicó que en varias ocasiones se le rompió el cubrebocas. Una vez, incluso, le sucedió cuando estaba intubando un paciente. Tuvo que terminar, no podía abandonar la sala. También contó que en el pico de la pandemia (mayo y junio) la falta de personal no les permitía cubrir adecuadamente la atención a los pacientes.

Ahora México enfrenta otro reto: la vacuna llega con un sistema de salud debilitado, pues el estrés ha golpeado en los hospitales generales y regionales, así como en los institutos de alta especialidad. Las y los médicos, enfermeras y enfermeros se encuentran agotados por su labor frente a la pandemia, ya que en muchos de los casos no cuentan con el personal suficiente para atender a los pacientes con COVID, nos explicó Baruch Díaz Ramirez. 

También dice que “este estrés y sobrecarga de trabajo puede extenderse al área de medicina general y preventiva, porque ahí va a recaer la mayor cantidad de responsabilidad en cuanto a los mecanismos diseñados para dar cobertura del plan nacional de vacunación, sin desatender sus demás tareas”.

Además, el sistema de salud necesita reforzarse para contar con los insumos necesarios, recursos humanos, materiales, logística y estructura, para llevar a cabo una campaña de vacunación masiva (específicamente contra COVID-19), sin afectar las otras campañas y sus funciones.

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En el país, el personal de salud no es suficiente para atender la emergencia sanitaria. Al inicio de la pandemia los trabajadores vulnerables fueron regresados a sus casas, aunque esto ocasionó que la fuerza de trabajo se redujera, unos meses después los obligaron a volver y algunos se contagiaron, como documentamos en esta nota

La UNAM lanzó este 4 de diciembre una convocatoria para que estudiantes, académicos y académicas de las carreras de Medicina, Enfermería y Odontología se unan a las brigadas de vacunación contra la COVID-19, para las cuales se brindará capacitación. 

El camino para llegar a la inmunidad y vencer el virus de la COVID-19 aún es lejano, por eso es que no se deben de relajar las medidas de protección y sanidad, pues aún no sabemos hasta cuándo vamos estar realmente protegidos y vacunados. 

Porque como bien dijo el Dr. Anthony Fauci, encargado de la estrategia contra la COVID-19 en Estados Unidos, “si estás peleando en una batalla y la caballería está en camino, no dejas de disparar; sigues luchando hasta que la caballería llega y quizá también en ese momento, querrás seguir peleando”. 

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