Cuando el Estado falla: organizaciones de vecinos para vigilar colonias no es ilegal, pero sí peligroso

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Melva es una mujer de más de 60 años que siempre vivió en una “colonia tranquila”. En los últimos años notó que poco a poco se colocaron mantas para amenazar a los delincuentes y se formó una patrulla vecinal “para ahuyentar a las ratas”.

Ella sabe que los robos han subido lentamente y que es necesario organizarse para protegerse porque “ya no se puede dar por hecho que la policía haga su trabajo”, pero considera que sus vecinos “son personas de bien” y no quiere que se metan en problemas.

Platicamos con el abogado constitucionalista Luis Enrique Pereda Trejo para saber si lo que están haciendo los vecinos de Melva es legal, si los protege la Constitución y si se podrían meter en problemas con las autoridades.

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Los límites de la patrulla vecinal

Para Luis Enrique Pereda, la formación de patrullas vecinales es una situación complicada desde el punto de vista de la Constitución, es un cóctel de derechos y de límites que debemos conocer las y los ciudadanos. 

Una cara muestra la derrota del Estado, ya que el Artículo 21 establece en el párrafo nueve que “la seguridad pública es una función del Estado a cargo de la Federación, las entidades federativas y los Municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, así como contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social”.

Por otro lado, la Constitución también contempla que la ciudadanía podría encontrarse en una situación límite en el Artículo 10: “los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen derecho a poseer armas en su domicilio, para su seguridad y legítima defensa, con excepción de las prohibidas por la Ley Federal”. 

De acuerdo con el experto, además de estos dilemas, la formación de patrullas vecinales “termina siendo una colisión de derechos: el de asociación y el derecho de legítima defensa, sin ningún problema”.

“Claro que no se comete ningún delito al organizarse para hacer guardia ciudadana, de estar echando ojo de que no haya gente ajena al barrio o gente que entra con vehículos distintos a las características de los vehículos que se ven normalmente en el barrio y que llamen la atención”, dijo. 

Sin embargo, esta colisión de derechos se puede convertir en un problema si se empiezan a repartir armas de fuego o cuchillos, “y entonces al que veamos raro, lo amenazamos y le damos una golpiza y le decimos que pobre de él si se vuelve a presentar al barrio, pues ahí están incurriendo en delitos”. 

El Artículo 17 dice que ninguna persona puede hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho.

Así las cosas, tenemos derecho de asociarnos y vigilar nuestra colonia, pero no podemos actuar por cuenta propia. Forzosamente la acción tiene que ser en coordinación con las autoridades. De lo contrario, “eso es un simple linchamiento”, y eso es un delito.

El quinto párrafo del Artículo 16 dice que “cualquier persona puede detener al indiciado en el momento en que esté cometiendo un delito o inmediatamente después de haberlo cometido, poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad civil más cercana y ésta con la misma prontitud, a la del Ministerio Público.

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¿Es un delito organizarse?

Uno de los aspectos que más preocupa a Melva, es que sus vecinos ya hayan cometido un delito por el solo hecho de subir una manta en la que dicen de manera expresa que harían justicia por propia mano si encuentran a un delincuente “con las manos en la masa”.

Según Pereda esto no es un delito, “porque no hay una persona destinataria. No es lo mismo decir con nombre y apellido, ‘cuando te vea en la calle te voy a partir tu mandarina en gajos’. Eso es una amenaza”, por lo tanto se está cometiendo el delito de amenaza.

Sin embargo, de acuerdo con el experto, “si una manta dice ‘a quien yo vea robando, se procederá con una golpiza’, eso no es una amenaza, eso es una manifestación de poder, pero no es un delito”.

En cuanto a organizarse entre vecinos, Pereda lo ve como algo sano. “¿Ah, entonces también es sano que se organicen para delinquir” No. Obviamente no. Es sano que se organice la sociedad para el ejercicio de sus derechos”. 

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La raíz del problema

¿Por qué un grupo de vecinos hace labores de vigilancia cuando no es su obligación? De acuerdo con Pereda “por miedo a que el Estado no pueda hacerle frente a la delincuencia, ya sea por incapacidad, por incompetencia o por corrupción”.  

Sin embargo, aún cuando el Estado no puede cumplir con esta tarea, es un error que la ciudadanía quiera distinguir entre personas buenas y malas, entre humanos y ratas –en referencia a una campaña política de 1999 para el gobierno del Estado de México que decía: “los derechos humanos son para los humanos, no para las ratas”.

“Es un error distinguir a los ciudadanos buenos de los ciudadanos malos, porque eso no existe”, dijo el experto y agregó que la omisión de un Estado que no cumple con su obligación no quiere decir que la ciudadanía tiene permitido violar la ley.

Es decir que “si el Estado no puede impedir que entren delincuentes y que roben una, dos, tres veces las llantas de mi taxi, no quiere decir que yo me pueda organizar y meterle tres balazos a quien yo vea que anda cerca de mi coche con una llave de tuercas”, dijo Pereda.

Por último, el experto constitucionalista explicó que esta combinación de miedo y falta de protección del Estado ha sido explotada por los partidos políticos que solo buscan votos pero que no aportan soluciones.

“Se ofrece pena de muerte, más cámaras o más policías. Y esto es de risa loca, como si eso sirviera de algo, más policías que no están preparados, fiscalizados, evaluados y comunicados, terminan siendo parte del problema, no la solución”, concluyó.

¿Llegará el día en que las patrullas vecinales no sean necesarias en México?

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