Ventajas y desventajas de la segunda vuelta en elecciones presidenciales, ¿le serviría a México?

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La semana pasada el presidente López Obrador dijo que va a proponer una reforma electoral una vez que concluya la votación sobre la Revocación de Mandato

El PAN aseguró que dicha propuesta tiene la intención de “avanzar en una agenda autoritaria” y anunció que pondrá sobre la mesa un paquete de iniciativas “para fortalecer leyes e instituciones electorales”.

Entre estas propuestas del PAN se encuentra la segunda vuelta electoral presidencial, la cual plantea una nueva elección si ninguna persona candidata consigue más del 50% votos. ¿Funcionaría en México? ¿Es lo que necesita nuestra democracia?

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La segunda vuelta

El politólogo Gustavo Ernesto Emmerich definió la segunda vuelta como un proceso electoral de dos etapas en caso de que no se obtenga la cantidad de votos necesaria en la primera jornada electoral, la cual comúnmente es del 50% más uno, o mayoría absoluta.

“El número de candidatos que pueden pasar a la segunda vuelta usualmente es de dos; de esta manera, por simples razones aritméticas, alguno de los dos contendientes obtendrá la mayoría absoluta de los sufragios”, escribió Emmerich.

En mayo de 2017 la politóloga María Amparo Casar escribió sobre la segunda vuelta y las razones para discutirla previo a las elecciones de 2018, las cuales llevaron a López Obrador y Morena a ganar la presidencia de la República.

Casar planteó que “aun cuando la segunda vuelta no resuelva todos los problemas ni deban sobrevenderse sus ventajas, hay algunas innegables”, por ejemplo que esta medida garantiza que la presidencia se reciba con más apoyo que oposición.

“La segunda ventaja es que permite a los electores un voto estratégico: optar por su segunda preferencia, evitar que llegue el candidato menos preferido o la emisión de un voto útil”, escribió Casar.

Y agregó que otra ventaja es formar coaliciones en el Congreso a cambio de apoyo en las elecciones presidenciales. Después de 2018 el PAN y el PRI se terminaron uniendo, lo cual pudo haber ocurrido antes de su derrota electoral. 

Una última ventaja que señaló Casar es que la segunda vuelta “tiende a favorecer a los candidatos moderados, aquellos que se alejan de los extremos y que permiten una mejor convivencia política”.

Sin embargo, también alertó que esta medida “no acabaría con el problema del fraccionamiento del sistema de partidos”.

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Qué tipo de democracia queremos crear

Para el doctor en Ciencias Sociales y crítico político Luis Daniel Vázquez, la pregunta de si México debería tener segunda vuelta trae en el fondo la cuestión de qué tipo de democracia queremos crear: una donde todas las minorías se encuentren medianamente representadas, o una que forme liderazgos fuertes.

“La segunda vuelta de alguna manera deja una última vuelta con dos liderazgos muy claros y saca a terceros, entonces construye un liderazgo duro con un voto mayoritario”, explicó.

Por lo tanto, si queremos diseñar una democracia en donde se tomen decisiones y estas se ejecuten sin debates ni miramientos “de forma inmediata e incluso brusca”, entonces sí necesitamos una segunda vuelta.

“Era básicamente lo que México tenía con el régimen de partido hegemónico en automático (el PRI del siglo XX). Creas de forma artificial una mayoría, no solamente en la presidencia, sino directamente en el Congreso, con las facultades de decidir en automático”, explicó. 

Por otro lado, si lo que queremos es crear una democracia en la que “obliguemos a todas las partes a sentarse en una mesa a dialogar y a construir acuerdos”, entonces una segunda vuelta quizá no sea la mejor opción. 

“Mirando cómo se encuentra nuestra democracia en este momento en particular, con procesos de polarización estéril, no me gusta la segunda vuelta”, explicó Vázquez, porque dividiría aún más al país en solo dos polos, cuando por el contrario, la elección presidencial no debería de ser tan importante como una legislativa en la que mayorías y minorías estén representadas.

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Democracia sin demócratas

Le preguntamos al sociólogo Luis Daniel Vázquez si no es ideal la segunda vuelta en México para evitar que ocurran elecciones como las de 2006 en las que Felipe Calderón ganó a López Obrador por muy escaso margen y tuvo problemas de legitimidad. 

El experto respondió que ese es precisamente el problema de México, que nuestra clase política no está a la altura, porque en una democracia sana no importa si una persona candidata gana solo por un voto de diferencia. 

“Tenemos una democracia sin demócratas. Si nuestra clase política estuviera constituida por demócratas, aunque la diferencia fuera mínima en el proceso de elección, no tendríamos problemas”, explicó Vázquez.

Sin embargo, en México “nadie acepta los resultados de una elección porque saben que las dinámicas que utilizan todos los jugadores electorales son dinámicas tramposas”.

Por lo tanto “si nuestra clase política sigue considerando que la única forma de ganar es con la mayor cantidad de trampas, con la mayor cantidad de dinero ilegal, con la política del agandalle, de la tranza y de la formación de clientelas, entonces no importa el acuerdo institucional que tengamos”, explicó Vázquez.

Y concluyó que quizás “el problema no es de diseño de nuestras instituciones democráticas, sino de cultura y prácticas de nuestra clase política, las cuales no han cambiado, porque hasta ahora siguen siendo exactamente las mismas”.

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