“Difícilmente tengo para comer… Aquí no hay riqueza ni dinero escondido y cualquiera que le busque no lo va a encontrar. Yo vivo prácticamente al día”, dijo el expresidente Vicente Fox en mayo de 2020, durante una entrevista con la cadena CNN.
En esa misma entrevista, el ex mandatario (2000-2006) mencionó a dos de sus organizaciones civiles: Centro Fox y Crisma (cuyas razones sociales son Centro de Estudios, Biblioteca y Museo Vicente Fox Quesada, A.C. y Fundación Vamos México, A.C.). Sin embargo, éstas reportan ingresos que no parecen coincidir con las declaraciones del ex mandatario.
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Juntas estas organizaciones recibieron donativos por 347 millones de pesos (casi 600 millones a valor actual), que después de restar gastos les han dejado remanentes (ingresos menos gastos) por casi 75 millones de pesos (109 millones a precios actuales), entre 2008 y 2019, de acuerdo con sus propios reportes como donatarias autorizadas presentados ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Además de donativos, el Centro Fox también ha recibido “apoyos”, como los 12.5 millones de pesos para pequeñas y medianas empresas (PyMes) en 2010, que habría obtenido del gobierno federal –cuando Felipe Calderón era presidente–, pues en el informe de ese año agradece a “las secretarías de Economía de cada estado y al Fondo PyME federal”.
También, entre 2011 y 2019 obtuvo 26.6 millones de pesos en donativos de “personas públicas morales” (dependencias públicas) sin especificar cuáles. Sin embargo, de acuerdo con el portal de Corresponsabilidad, en donde las organizaciones de la sociedad civil (OSC) registran los donativos que reciben del gobierno, obtuvo cuatro millones de pesos de la Secretaría de Educación Pública, entre 2015 y 2016, para dar vida a su orquesta integrada por niñas, niños y adolescentes de la zona; y 3.5 millones de la Secretaría de Cultura para capacitar musicalmente a niñas, niños y adolescentes.
Por su parte, el gobierno de Guanajuato, entidad de la que Fox es originario y que gobernó entre 1995-1999, también extendió su brazo al Centro con 1.7 mdp en 2013 y tres millones de pesos en 2016.
Pero sin duda, de donde más apoyo ha recibido el Centro Fox es del extranjero. Con un promedio de donativos por un millón de dólares al año provenientes del exterior que representa casi la mitad de los fondos con los que esta organización ha subsistido desde su fundación: 160.7 millones de pesos nominales en total, equivalentes a 222.4 millones al valor actual.
Además pudo obtener más de seis millones de pesos por utilidad cambiaria. Sin embargo, el reporte no aclara los nombres de los donadores ni en qué se utilizó el dinero.
Crisma (Fundación Vamos México) no ha tenido tanta suerte, pues solo recibió 78.6 millones de pesos en donativos (95.8 millones a valor actual), entre 2010 y 2019, de los cuales 15 millones se considerarían remanentes (utilidad bruta: ingresos menos gastos), de acuerdo con sus reportes como donataria autorizada ante el SAT.
Mientras el Centro Fox no realiza donativos a otras organizaciones de la sociedad civil (OSC), Crisma sí apoya a terceras, aunque en la mayoría de los casos son montos de menos de 5,000 pesos por donación. Hay algunas excepciones, como los 50,000 pesos que dio a la Fundación Carlos Slim, en 2017.
Las organizaciones civiles están exentas del pago de impuestos, pues el gobierno busca de esta manera estimular para que continúen con sus actividades sociales. Además, las donatarias autorizadas por el SAT (como Centro Fox y Crisma) deben cumplir con reportes de transparencia. A partir de 2020, ninguna de las dos organizaciones continúa en el registro de donatarias autorizadas, aunque no es público saber si esto se debe a decisión de las organizaciones o de la autoridad.
Las ventajas de tener una organización civil no son nuevas para Fox. Recordemos que en la carrera presidencial de 2000, la organización Amigos de Fox, A.C. recaudó dinero para su campaña.
Entonces el Instituto Federal Electoral (hoy INE) detectó que la organización era el eje para una red de financiamiento electoral que había omitido declarar 91 millones de pesos. Por estos hechos, el PAN y sus partidos aliados se hicieron acreedores a una de las multas más altas de la historia de México, por 545 millones de pesos, como explicó Nexos.
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Finalmente tuvo su Foxilandia
“A ver cuando me invita a Foxilandia para conocerla”, le dijo la diputada priista Margarita Martínez al entonces presidente Fox, en respuesta a una serie de afirmaciones alejadas de la realidad del país en ese entonces. El término se hizo popular entre la oposición y lo ha seguido siendo desde entonces, al grado de que incluso Wikipedia –la enciclopedia comunitaria que está en internet– lo registra.
Ahora esa Foxilandia podría haber cobrado vida en el Centro Fox, que comenzó a construirse a finales de 2006 con una inversión de 20 millones de dólares, como el mismo Fox reconoció en una entrevista.
Está ubicado en San Cristóbal, Guanajuato, un poblado de apenas 5,000 personas en el municipio de Irapuato, donde 43.2% de las personas viven en pobreza, de acuerdo con el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Sus puertas se abrieron al público en mayo de 2008, después de más de un año de construcción. El primer proyecto de esta organización civil sin fines de lucro fue el curso Máster en práctica política, con un costo de 15 mil dólares por persona, reportó entonces La Jornada.
El Centro Fox es en realidad un centro de culto a Fox y a su esposa, Martha Sahagún. Sus estatutos señalan que su fin es “constituirse y funcionar como biblioteca –además de museo– abierta al público en general, conteniendo la información, libros, revistas y en general todo tipo de documentación, audio o video relacionados con las actividades y la obra del licenciado Vicente Fox Quesada”.
Esto, a través de la exposición de “piezas, objetos, fotografías y obsequios” de la que se conoció como “la pareja presidencial”.
En un terreno contiguo al Centro Fox se encuentra la Fundación Vamos México.
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De presidente a coach de liderazgo
El nombre de Vicente Fox Quesada aparece como socio en 13 empresas del Sistema Integral de Gestión Registral (Siger), ya sea junto a sus hermanos, sus hijos, su esposa Martha Sahagún o, incluso, con los hijas de ésta, los hermanos Bribiesca Sahagún.
Aunque la mayoría de estas empresas están relacionadas con giros como la agricultura, hay una de ellas que destaca por convertirse rápidamente en proveedora del gobierno para capacitar en cursos de liderazgo a funcionarios públicos: Servicios Corporativos Sociales, S.A. de C.V.
Entre 2013 y 2016, esta empresa se dedicó a vender cursos de “Líderes MIQ”. Entre sus clientes estuvieron: Banobras, el Instituto Mexicano del Seguro Social y las secretarías de Relaciones Exteriores, Economía y Comunicaciones. Entre todas pagaron cerca de tres millones de pesos.
También gobiernos locales (como el de Guanajuato, Veracruz y Tamaulipas) y partidos políticos, como el PAN (quien le pagó 500 mil pesos) y Nueva Alianza (150 mil pesos) adquirieron estos cursos. En la mayoría de los casos, los cursos se impartieron en el Centro Fox.
En enero de 2018, después de que se dieran a conocer los contratos obtenidos con el gobierno, Servicios Corporativos Sociales cambió de giro, de acuerdo con su acta constitutiva, para vender, construir y diseñar generadores de energía eléctrica, “así como cualquier otro tipo de energía, tales como energía eólica y térmica destinada a satisfacer el conjunto de las necesidades de abastecimiento de energía propias de las personas físicas o morales”.
¿Son estas organizaciones civiles un verdadero esfuerzo por ayudar o son realmente un negocio privado?
