Violencia armada, la epidemia que ataca a las mujeres

Compartir:

América Latina lidera en homicidios

Por Raquel Prior y Scarlett Lindero

Seis de cada 10 asesinatos contra mujeres en el mundo son cometidos por sus propias parejas o familiares, de acuerdo con el Centro Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe (UNLIREC). 

Y si además, en el hogar en donde viven, experimentan violencia doméstica y hay un arma de fuego, el riesgo de que las maten con ella crece 500 veces más, de acuerdo con el Centro para el Progreso Americano.

En México, mientras que en 2015 asesinaron a 876 mujeres con arma de fuego (el doble que con arma blanca, 424), para 2019 esta cifra roja casi se triplicó, al alcanzar las 2,283 mujeres asesinadas por arma de fuego (3.6 veces más que con arma blanca, 628), de acuerdo Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Masculinidad tóxica y armas

Las armas de fuego están ligadas al “mandato de masculinidad. Se cree que los hombres deben de tener, expresar agresividad y violencia; muchas veces esa arma se convierte en una herramienta para expresar esa falta de fuerza o el tipo de masculinidad que no se adapta al dominante”, nos contó Magda Coss, coordinadora de Género de la Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas (IANSA).

Tener un arma de fuego en el hogar trae consigo otros rasgos de poder y dominación, que se pueden ejercer a través de la amenaza y la violencia doméstica, nos explicó Coss Nogueda. 

Las armas no se utilizan únicamente para dispararse, también como herramientas para amenazar o manipular a la otra persona. La sola presencia de un arma de fuego puede ocasionar daños psicológicos graves a nivel personal o comunitario, ya que las personas se sienten amenazadas o temen por sus vidas, de acuerdo con Amnistía Internacional

“Los hombres que cometen un feminicidio, muchas veces lo hacen como un espectáculo, para demostrarle a otros hombres que tienen más poder y son más fuertes que los demás”, comentó Coss Nogueda. 

En México, hay más de 16.8 millones de armas de fuego legales en manos de civiles, una cifra similar a la de Brasil, con 17.6 millones, aunque este país tiene 60% más habitantes (210 millones) que México, de acuerdo con la organización Small Arms Survey.

Te puede interesar leer: Armas de fuego: así están matando a las mujeres, estado por estado

Mercado de armas, sin control

“Todos los países en la región importan armas y municiones, y algunos también las producen. Más allá del mercado legal, la presencia de un mercado ilegal de armas es innegable y existe una fuerte conexión con el tráfico de drogas, así como con la trata de personas”, apunta la socióloga Lucía Dammert, experta en seguridad. 

El uso y control de armas de fuego debe contar con perspectiva de género, que voltee a ver el incremento de  armas de fuego en los hogares. Aunque las mujeres no suelen ser compradoras ni usuarias de armas de fuego, sí son las más afectadas por sus consecuencias, como amenazas, feminicidios y lesiones, de acuerdo con el informe Cuando el macho dispara, del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales. 

La violencia armada en América Latina se ha disparado en los últimos años por el incremento de mercados ilegales de armas en la región, derivado de los conflictos de grupos criminales, de acuerdo con la socióloga Lucía Dammert

Pero la violencia armada no sólo está relacionada con el mercado negro, “muchos de los hechos de violencia armada se realizan con armas que fueron legalmente producidas e inscritas en los registros nacionales”, dice la experta.

El problema de fondo es que no hay un control eficaz de las armas por parte de los gobiernos, y falta aún que los países adopten estrategias de prevención con perspectiva de género (como limitar el acceso de armas a personas con historial de violencia intrafamiliar), nos explica Katherine Aguirre, integrante de Red de Equidad en Género por el Control de Armas de Fuego (GENSAC).

En países como Chile, Costa Rica, Argentina, Guatemala y Nicaragua, por ejemplo, se ha limitado el acceso a las armas legales a personas con antecedentes de violencia intrafamiliar o sexual, según ha documentado Katherine Aguirre.

En Colombia, las autoridades imponen una suspensión al porte y tenencia de armas por parte del presunto agresor en casos de violencia intrafamiliar. Mientras que en Argentina, las solicitudes de posesión de armas son públicas, para que cualquier ciudadano o ciudadana se pueda oponer si lo considera un peligro, de acuerdo con GENSAC.

“Debe haber una reeducación para transformar los estereotipos de género, que mandatan que los hombres tengan que demostrar esta fuerza y violencia y que muchas veces eso los orille a armarse. Hacer que más hombres elijan no tener un arma de fuego”, explica Magda Coss. 

Te puede interesar leer: Una bala la mató: la violenta historia de 640 feminicidios

La violencia de una región

El poco control de armas no es una situación exclusiva de México. La presencia de armas de fuego en el hogar o en manos, en su mayoría, de hombres, repercute en la crisis que vive América Latina por los feminicidios (los homicidios en contra de mujeres, por razones de género). Esto, porque hay mayor riesgo de que las mujeres sean asesinadas a balazos, como pasa en Argentina, donde uno de cada cuatro feminicidios son cometidos con un arma de fuego, o en México, con una cifra de dos de cada 10.

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.