Violencia electoral en México, ¿por qué hubo menos en estas elecciones?

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El pasado domingo 5 de junio se llevaron a cabo elecciones para la gubernatura en 6 estados: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo. Si bien no se registraron homicidios como en comicios anteriores, sí hubo una serie de eventos violentos.

Por ejemplo, la diputada federal de Morena, Laura Imelda Pérez Segura, reportó en su cuenta de Twitter que unos sujetos encapuchados golpearon a personas afuera de una casilla de la sección 1,164 en Aguascalientes

Pérez Segura declaró que estas personas estaban armadas y se inició una persecución por las calles del estado, además dio a conocer que habían levantado a un periodista. Este periodista resultó ser Hank Vargas, quien apareció a las pocas horas golpeado.

¿Qué sabemos de la violencia electoral?

La violencia electoral es más común de lo que pensamos. La base de datos “Votar entre balas: entendiendo la violencia criminal-electoral en México” elaborada por el Programa para el Estudio de la Violencia del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y Data Cívica registra 670 ataques, asesinatos, atentados y amenazas a candidatos, funcionarios, gobernadores, familiares y autoridades electorales en lo que va del sexenio.

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De acuerdo a los datos, el 57% de los eventos registrados fueron asesinatos, después ataques armados con 21% y amenazas con 11%; los atentados, desapariciones y secuestro constituyen el 11% de los casos. Como muestra la gráfica siguiente, la violencia electoral afecta en mayor medida a las autoridades municipales que a las estatales y federales.

De acuerdo con Sandra Ley, académica del CIDE, esto es debido a que las “redes de protección se construyen a nivel local”. Cuando los gobiernos locales cambian de partido en el poder se eligen nuevos fiscales y jefes de policía, lo cual representa una oportunidad para los criminales de instaurar redes de corrupción.

De igual manera, la violencia electoral no sigue una tendencia clara a través del tiempo: disminuyó en un 64% en el 2020, únicamente para volver a aumentar 125% el año siguiente. Estos aumentos están relacionados con el ciclo electoral, tanto en 2018 como en 2021 hubo elecciones federales, lo que significa que hubo procesos electorales en todos los estados.

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¿Quiénes son las víctimas de la violencia electoral?

Como muestra la gráfica anterior, el 80.7% de las víctimas de violencia electoral en México son hombres, el 16.7% son mujeres y del 2.6% restante no se conoce el sexo. La modalidad de violencia más prevalente es el asesinato, mientras que en segundo lugar están las amenazas para las mujeres y los ataques armados para los hombres.

De igual manera, los candidatos a ocupar algún puesto de elección popular son los que más han sido víctimas de amenazas, ataques armados, atentados y secuestros. Los gobernadores han sido los funcionarios más asesinados y los funcionarios públicos han sufrido más desapariciones.

Como muestra la gráfica anterior, las víctimas de la violencia electoral pertenecen principalmente a los partidos Morena, PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. Estos partidos son los que también reciben una mayor cantidad de votos en comparación con otros partidos en el país

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Si bien la mayoría de las víctimas eran políticos, funcionarios o candidatos, también se han registrado ataques contra autoridades electorales y familiares. En 2018 y 2021 asesinaron a dos Capacitadores del INE en Guerrero y Zacatecas, respectivamente. Por su parte, se registraron agresiones contra 64 familiares de personas relacionadas con la política.

¿Dónde ocurre la violencia electoral?

La violencia electoral ha estado presente en todo el territorio, a excepción de Baja California Sur, Campeche y Yucatán. Veracruz lidera la lista de estados más violentos con 92 ataques, seguido por Oaxaca con 69 y Guerrero con 54, en Morelos se registraron 45 casos. Tan sólo cuatro estados representan el 39% de los eventos violentos.

Para la académica del CIDE, Sandra Ley, la violencia electoral surge más a menudo en contextos donde el gobierno municipal es distinto al del estado o al federal, ya que “reduce los espacios para cooperar, compartir información y empoderar a los gobiernos locales”.

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Por otro lado, la investigadora advierte que este tipo de violencia también reduce los incentivos para que los ciudadanos salgan a votar y participen en los procesos electorales como representantes de casilla. En este sentido, los ciudadanos perciben que los criminales tienen mayor poder de incidencia que ellos mismos con sus votos.

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