Comunidades en resistencia: cuando la organización ciudadana sustituye al fracaso del gobierno

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El esposo de la periodista Griselda Triana fue asesinado en 2017. Desde entonces, ella marcha para exigir que el crimen desaparezca. A su lado también se han juntado más comunidades para acompañar a las familias de las víctimas y presionar para que el gobierno escuche sus demandas.

La historia de Griselda representa uno de varios casos en los que la comunidad se junta para enfrentar las consecuencias de la violencia en México. El crimen organizado ha cobrado la vida de miles de personas, pero también existen ejemplos de resistencia contra él. 

Enfrentarse a estos grupos criminales resulta peligroso sin ayuda del gobierno. Existen, sin embargo, otras vías para que las personas puedan reducir la violencia. Una de estas opciones es el Fondo de Resiliencia, misma organización que financia a Griselda Triana. 

Ayuda para la resiliencia comunitaria

En México, una forma en la que las comunidades han respondido ante la violencia son los grupos de autodefensas. Son grupos civiles armados que, por lo general, intentan ponerle un freno al aumento de la inseguridad. 

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Otros esfuerzos consisten en organizaciones más pacíficas e institucionalizadas. El Fondo de Resiliencia está especialmente interesado en estas agrupaciones. 

El Fondo impulsa la hazaña por parte de Iniciativa Global, un organismo dedicado a apoyar a comunidades amenazadas por la violencia. Siria Gastelum, periodista mexicana, es la directora. 

La institución define la resiliencia en las comunidades como la habilidad de mejorar sus condiciones para responder ante el impacto del crimen organizado. 

El objetivo es simple: proveer servicios que ayuden a las iniciativas de la comunidad, promover la seguridad en ellas y concientizar al resto de la población sobre los problemas que viven. Además, la organización se encarga de financiar la capacitación de las personas y mejorar sus habilidades para responder ante la violencia. 

El entrenamiento prepara a la comunidad para adquirir conocimientos y prácticas innovadoras y así reducir la inseguridad. No solo es darles dinero y ya. Lo más importante es que tienen la posibilidad de generar redes con más personas beneficiarias del fondo para aprender de otras experiencias. 

De hecho, quienes reciben el fondo destinan la mayor parte del dinero a investigar sobre otros casos de éxito.

Además, la gran mayoría de los usuarios del Fondo reportan una mejora en la respuesta que tienen contra la inseguridad.

¿Por qué habría de importarnos la resiliencia comunitaria?

Desde hace más de una década, la violencia ha aumentado exponencialmente en México. Basta con ver el número de homicidios que crece año con año, o el incremento de las desapariciones forzadas, o el aumento de los grupos del crimen.   

El escenario actual del país es muestra de que la estrategia del gobierno no funciona. Además, existe evidencia de que las fuerzas militares cometen violaciones de derechos humanos con absoluta impunidad y que la gente no confía para nada en las policías por su mal desempeño.

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Ante la crisis que México enfrenta, las personas optan por solucionar el problema ellas mismas, aunque difícilmente lo pueden lograr sin el dinero suficiente.

Los esfuerzos por parte de la ciudadanía son admirables, sobre todo porque surgen a partir de contextos violentos y de desventaja. Sin embargo, el éxito también depende del apoyo que reciben.

Historias de éxito 

Actualmente, hay 103 proyectos financiados por el Fondo, entre ellos el de Griselda. Con el apoyo, ella ha logrado asistir a familias de periodistas asesinados, entrevistarlas y hacer que sus exigencias fueran aceptadas por Alejandro Encinas, quien actualmente es el Subsecretario de Derechos Humanos en la Secretaría de Gobernación. 

Otro ejemplo nacional es el de Sabuesas Guerreras, un esfuerzo conjunto dedicado a identificar personas desaparecidas y presionar para que el Estado ayude en su búsqueda y prevenga estos sucesos. 

Con la ayuda que reciben, las organizaciones continúan fortaleciendo sus habilidades de investigación y capacitación para realizar un trabajo adecuado. 

Una ayuda similar podría caerles bien al resto de las organizaciones que enfrentan la violencia en el país. De acuerdo con el Registro Federal de las Organizaciones de la Sociedad Civil, en México existen alrededor de 3,600 colectivos dedicados exclusivamente a reducir la violencia.

El Fondo de Resiliencia no es la única institución que procura el bienestar de la sociedad. En el país hay más esfuerzos para mejorar la calidad de vida de las personas y combatir la inseguridad. Sin embargo, el Fondo sí es un ejemplo de cómo el financiamiento y el seguimiento logran que las comunidades puedan hacerle frente a los grupos del crimen organizado. 

En esta conferencia, Siria Gastélum enfatiza que los esfuerzos de este tipo son de suma importancia ya que permiten que las personas tengan esperanza y que vean rendir frutos. La ciudadanía puede recuperar la seguridad y abrir diálogos con las instituciones de seguridad para que también mejoren. 

Las ganas de tener mejores comunidades existen, ahora toca identificarlas, ayudarlas y aprender de ellas.

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