Catar, el Mundial que nunca debió ser

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El Mundial de Futbol masculino Catar 2022 tiene varios problemas y va a exportar uno que no sabremos manejar. Este certamen nunca se debió de haber realizado en un país árabe y no, no es racismo.

Veamos.

Problema número 1.- No existe ni va a existir el futbol catarí. Este es un problema meramente deportivo, pero no menor. En la clasificación oficial de ese opaquísimo cartel llamado Federación Internacional de Futbol Asociación, la famosísima FIFA, Catar aparecía clasificada hasta antes del inicio del certamen, en el lugar 50 de entre 211 naciones que están registradas ante el organismo. Y son 32 selecciones participantes. Es decir, la única razón por la que Catar participa en el Mundial es porque es país sede y ya vimos el lamentable papel que hicieron

Problema número 2.- El clima. Como muchos saben, Catar está en medio de un desierto, por lo que la temperatura promedio en ese emirato durante el verano ronda los 45 grados centígrados. Por eso se tuvo que jugar en noviembre el famoso Mundial. Y aún así, la temperatura al momento de escribir esta columna, cuando son las 3 de la mañana en Doha, la capital, es de 21 grados centígrados. Este miércoles 30 de noviembre el termómetro marcará al menos 29 grados centígrados. ¿A quién en su sano juicio se le ocurrió que jugar en este clima es buena idea? Bueno, ya sabemos que hubo quienes votaron por esa opción pues en estas andamos, lo que nos lleva al…

Problema número 3.- La corrupción en FIFA. Si usted, querida lectora, lector, tiene Netflix, no se pierda la oportunidad de ver el documental FIFA Uncovered, que narra la manera en que el dinero fue volviéndose cada vez más y más el motor de la organización que supuestamente no tiene fines de lucro, con sede en Suiza y la motivación de sus dirigentes. Ahí nos recuerdan los casos documentados en los que han estado inmiscuidos los expresidentes Joao Havelange, Josepp Blatter, el exdirigente del futbol europeo, Michelle Platini; el de Concacaf, Jack Warner y muchos, pero muchos otros ejecutivos que vendieron sus votos al mejor postor para organizar, al menos, los últimos cuatro mundiales.

Problema número 4.- La falta de infraestructura. Catar compitió en su momento con países como Inglaterra (cuna del futbol) y Estados Unidos, para organizar la Copa del Mundo 2022. Inglaterra es actualmente la quinta selección y Estados Unidos la decimosexta. Eso se refleja en la cantidad de estadios, aeropuertos, carreteras, trenes, hoteles, etcétera. Cuando Catar ganó la sede no tenía ni un solo estadio de futbol ni hoteles ni, básicamente ciudades. Vaya, ni trabajadores para construir todo eso. 

Lo anterior nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué quiso Catar organizar un Mundial? ¿Por la derrama económica? Difícilmente. Hasta el año pasado, el emirato estaba considerado como el cuarto país más rico del mundo, de acuerdo con el listado elaborado por Global Finance.

En el documental de Netflix hay un personaje siniestro que habla en nombre de Catar: Hassan Al-Thawadi. CNN lo identifica como “el jefe del Mundial” y recién acaba de admitir que para construir la infraestructura necesaria para albergar la Copa del Mundo, murieron entre 400 y 500 personas migrantes, cosa que negaba frente a las cámaras de FIFA Uncovered.

Ante esas mismas cámaras, Hassan, como le decimos en confianza, aseguraba que Catar quería organizar el Mundial 2022 para romper con los estereotipos y porque era hora de que un Mundial fuera organizado por un país del mundo árabe.

Ciertamente, si para algo ha servido este certamen es para reforzar los peores estereotipos de la cultura de la región: homófobos, machistas, intransigentes, totalitarios… Valores de un sector del mundo árabe que ahora han sido expuestos a nivel mundial.

Pero aquí está el problema al que nos vamos enfrentar en el mundo occidental una vez que haya terminado el Mundial que no debió existir: ¿a cuántos de los asistentes a Doha les habrá parecido buena idea la manera en que los cataríes tratan a las personas de la comunidad LGBTQ+? ¿Cuántos pensarán que es buena idea tener esposas que no salgan solas a la calle?

El acto de propaganda subliminal puede volverse un cáncer para países con proclividad a la homofobia y el machismo. México, sin duda, es uno de esos países. 

De acuerdo con el blog: ¿Y si hablamos de igualdad?, del Banco Interamericano de Desarrollo, cuando hay partidos de futbol se incrementa la violencia contra las mujeres. Es decir, por alguna extraña razón y por increíble que parezca, algunos aficionados al futbol son también violentadores. Imaginen ahora regresar a casa, luego de ver tu deporte favorito con nuevas ideas extraídas directamente de Alá

Los regímenes de gobierno en general y los totalitarios en particular son muy dados a utilizar los eventos deportivos para hacer propaganda y lavarse la cara. Sportswashing, le llaman en inglés. 

La humanidad lo vivió claramente en los Juegos Olímpicos de 1936 cuando Adolf Hitler utilizó el evento para publicitar a su régimen. Lo mismo ocurrió en Argentina, durante el Mundial de 1978 cuando ese país sufría los estragos de la dictadura militar encabezada por el sanguinario Jorge Videla o en los Juegos Olímpicos y el Mundial organizados por México en 1968 y 1970.

En Catar podríamos estar viviendo en estos momentos una especie de colonialismo ideológico para el que nadie en Occidente está muy preparado, en un momento en el que la añoranza por regímenes de derecha, totalitarios, antiderechos y antidemocráticos recorre la región.

¿Estaremos preparados para enfrentar este nuevo desafío? 

Sospecho que no.

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