La Cumbre del G7: crisis y soluciones artificiales

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Los jefes de estado del Grupo de los 7 se juntaron en Bavaria y el tono de la charla ha sido de urgencia. La invasión rusa a Ucrania ha desatado una crisis mayor a la pronosticada por el resto del mundo.

Si el plan original era que los ucranianos pagaran el costo de “desangrar” a Rusia, pero ahora es obvio que el plan ha fracasado. Ciertamente el pueblo ucraniano está pagando con creces un conflicto impulsado y alimentado por Europa y los Estados Unidos, pero el desgaste esperado de Rusia no está sucediendo a la velocidad deseada. Es por ello que el G7 se concentra en reducir los costos que el resto del mundo está pagando por la invasión a Ucrania y las consecuentes sanciones contra Rusia.

No resulta sino irónico que los promotores y defensores tradicionales de la globalización no hayan previsto las graves consecuencias de las sanciones a Rusia. Era más o menos evidente que, por lo menos, los mercados internacionales de trigo y fertilizantes iban a sufrir un duro golpe, pero las sanciones sobre los energéticos rusos han convertido al conflicto en un grave problema mundial.

Aunado al quebranto de las cadenas de distribución heredado de los primeros años de pandemia de la COVID-19, las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania y el mal manejo de la crisis por parte de los gobiernos “occidentales” está llevando a una parte del mundo a sufrir una inflación que amenaza con provocar un estancamiento económico generalizado y, a la otra parte, hacia una crisis alimentaria.

Mientras el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, insiste en llamar al resto del mundo a apoyar a Ucrania en una guerra de larga duración, el presidente ucraniano, Volodímir Zellenskyy, en su video-intervención en la cumbre del G7 exige a la comunidad internacional que ayuden a su gobierno para poner fin a la guerra en menos de 6 meses

Es evidente que sus objetivos estratégicos no son necesariamente compatibles y llegará un momento en que Ucrania no podrá seguir dependiendo de la asistencia desde Europa y los Estados Unidos. El tiempo no está de parte de Ucrania o sus aliados. 

Y aún más irónico resulta que los viejos paladines del libre mercado ahora propongan imponer máximos al precio del petróleo como solución temporal. Esta solución forzosamente artificial parece muy lejos de ser posible.

Mientras tanto entre los invitados a la Cumbre en Alemania se encuentran el presidente Alberto Fernández, de Argentina, y el primer ministro de India, Nerendra Modi; el objetivo de su presencia es ofrecerles importantes concesiones en términos de inversión con la intención de lograr que ambos gobiernos se alineen en contra de Rusia y promuevan posiciones regionales similares en sus espacios de influencia

Habrá que esperar y ver qué tanto poder tiene el dinero de las “democracias” económicamente poderosas porque, muy probablemente, la reunión de la OTAN en Madrid no ofrecerá una nueva perspectiva hacia el conflicto.

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