Mucho ruido y muy pocas nueces trilaterales

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Los medios mexicanos se inundaron de notas sobre la Cumbre de los tres amigos. Mucha atención se dedicó, innecesariamente, a si las comitivas de los gobiernos aterrizaban o no en el aeropuerto Felipe Ángeles; y como así sucedió, el éxito se lo anotó el presidente López Obrador.

También se puso mucha atención, ésta si merecida, al tratamiento del tema migratorio que aqueja especialmente a México y los Estados Unidos. 

El grave problema que se presenta en la frontera norte de nuestro país no se debe a un incremento generalizado y sin precedentes de la migración hacia los Estados Unidos (la oficina del Censo estadounidense reportó el 22 de diciembre pasado que, a pesar de la pronunciada tendencia a la alza del flujo migratorio, éste no ha alcanzado el nivel de máximo histórico registrado en 2016) sino a un considerable aumento de la migración de indocumentados centroamericanos, venezolanos, haitianos y cubanos cruzando por territorio mexicano que se han topado con restricciones impuestas por el gobierno estadounidense (como el tan mentado Título 42) y un grave retraso en el sistema de procesamiento de su sistema migratorio.

Como era de esperarse, los medios estadounidenses no dieron una cobertura predominante a la Cumbre y se concentraron en enfatizar la incapacidad demostrada por el gobierno Biden/Harris para lidiar con el problema migratorio; esto fue amplificado por la visita a la frontera sur, la primera del presidente estadounidense en lo que va de su mandato, justo antes de volar a suelo mexicano.

Así pues, por un lado, la declaración conjunta de la Cumbre, como suele suceder, no es sino un bonito documento diplomático plagado de generalidades y sin mención específica de lo acordado y, por el otro, la hoja de ruta de entregables es todo menos eso (por lo que los senadores, especialmente miembros de la oposición, le han exigido a la Secretaría de Relaciones Exteriores que les hagan llegar los pormenores de lo acordado para evaluarlos). 

Lo que podemos confirmar, sin tener a la mano los detalles de lo acordado, es que los tres gobiernos se mostraron con más interés de negociar y acordar que en reclamarse mutuamente. Temas controversiales como el de los lácteos, las autopartes, el maíz transgénico y los energéticos fueron parcialmente dejados en manos de los canales de negociación ya iniciados.

Sin embargo, sí hubo una importante noticia derivada del encuentro en México, por lo menos del encuentro entre el primer ministro Trudeau y el presidente Biden: el primero aprovechó la estadía en la Ciudad de México para confirmar con el segundo la compra de un sistema de misiles de defensa aérea (National Advanced Surface-to-Air Missile System) que a su vez Canadá enviará al de Ucrania como parte de un paquete de asistencia militar anunciado por Trudeau durante la reunión del G20 en noviembre pasado. 

Esta sí es noticia, porque la llegada de una mayoría republicana al congreso estadounidense dificultará la asistencia estadounidense a los ucranianos y esta triangulación con Canadá le permitirá entregar este sistema de manera indirecta. 

Seguro en el Kremlin, esta fue la noticia verdaderamente relevante de la Cumbre de los Tres Amigos.

Más del autor: La luz al final del túnel. La toma de posesión de Joe Biden y Kamala Harris

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