No siempre “es la economía, estúpido”

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“Es la economía, estúpido” es la célebre frase acuñada en 1992 por James Carville, estratega político demócrata durante la campaña presidencial de William Clinton. La frase señalaba que la campaña debía de concentrarse en enfatizar los efectos de la crisis económica para capitalizarla políticamente. 

Desde entonces, la frase se ha convertido en una referencia recurrente al hecho de que, en términos electorales, el bolsillo pesa más que la ideología política. Sin embargo, una de las razones por las que las elecciones intermedias del 8 de octubre de 2022, en los Estados Unidos, resultan interesantes es que al parecer no, no siempre es la economía.

En las últimas semanas, y de manera generalizada, las estimaciones sobre los resultados de las elecciones daban una importante ventaja al Partido Republicano

La impopularidad del gobierno de Joe Biden, la alta inflación, la recesión técnica, y la crisis migratoria sufridas en los Estados Unidos durante los últimos 6 meses (además de la importante capacidad de movilización del ex presidente Donald Trump al interior del Partido Republicano) generaron condiciones propicias, casi perfectas, para una oleada Republicana que facilitara arrebatar a los Demócratas sus mayorías legislativas federales. Sin embargo, la oleada no sucedió. 

Con los resultados que tenemos hasta ahora se puede presumir que es probable que el Partido Republicano gane una mayoría de entre 3 y 10 curules en la Cámara de Representantes y que el control del Senado probablemente dependerá de quien gane el Senado en el estado de Georgia, en una factible segunda vuelta en el mes de diciembre (debido a que los Demócratas arrebataron a Republicanos el senado en Pensilvania). Muy por debajo de las expectativas de los Republicanos.

¿Por qué muy por debajo? Porque es normal que el gobierno federal en turno pierda el control de las cámaras en las elecciones intermedias. En 1994 los Republicanos arrebataron a los Demócratas 54 curules de la Cámara de Representantes; en 2006 los Demócratas aumentaron su presencia en la Cámara con 31 curules extras; en 2010 los Republicanos (en una verdadera oleada) pudieron retomar 64 curules; y en 2018 los demócratas despojaron de 42 curules a los Republicanos. 

Los mismos republicanos habían planteado que tomarían por asalto la Cámara ganando un mínimo de 20 asientos extras; insisto, las condiciones eran inmejorables pero la oleada no sucedió. Aún más importante, los candidatos demócratas ganaron en contiendas importantes a candidatos apoyados (e incluso impuestos) por el ex presidente Donald Trump, lo que podría reducir su poder de injerencia en el futuro cercano.

¿Qué otros elementos de la jornada electoral del 8 de octubre son relevantes? Que el sur republicano (excepto Georgia) sigue siendo controlado hegemónicamente por ese partido. Hay que tomar en cuenta que la redistritación, consecuencia del censo de 2020, aumentó dos asientos en la Cámara de Representantes para el estado de Texas y uno en el estado de Florida, aumentando así su ya de por si importante peso político de ambos. Por otro lado, el derecho a la interrupción del embarazo estuvo presente en las boletas de cinco estados, por lo menos en tres –tal vez cuatro– el derecho será garantizado (es el caso de California, Míchigan, Vermont y tal vez Montana).

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