La economía en 2022

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A pesar de lo indeseables que pueden ser los resultados al tratar de averiguar qué pasará con la economía del país, es un ejercicio inevitable que debemos hacer para saber qué podemos esperar en los próximos meses, cómo proteger la economía familiar y, desde nuestra condición ciudadana, lo que deberíamos hacer para detener el declive nacional.

En pocas palabras, 2022 será un año muy difícil para nuestra economía. Después de varias décadas que no se registraba, tenemos una condición de estancamiento económico en forma simultánea con un alza no controlada de los precios

Este es un fenómeno poco común al cual los especialistas le llaman “estanflación”. El mismo Banco de México la define como aquella “situación de una economía en la cual se presenta una reducción en el nivel de la actividad económica, acompañada por una inflación elevada y creciente”. En mi opinión, lo que menos importa es cómo se le llame a esta circunstancia, lo que interesa es saber en qué consiste y cómo nos puede afectar

Casi todos los analistas coinciden en que el deterioro económico del país tiene como origen la política interna y los efectos de la pandemia de la COVID-19. Y en efecto, ya desde 2019 tuvimos resultados económicos negativos con un crecimiento del PIB de un -0.1 %, lo que se agravó con la crisis sanitaria y su manejo errático por parte del Gobierno Federal que condujo a una caída del 8.4 % del PIB en 2020 y a un insuficiente crecimiento del 5.0 % en 2021. 

Lo que parecía una reactivación económica ya en marcha durante la primera mitad del año pasado, comenzó a perder impulso ante los desajustes en las cadena de suministro, las nuevas variantes del virus responsable de la pandemia y la negativa gubernamental de crear estímulos fiscales para apoyar la reactivación. Así, ligamos el tercer y cuarto trimestre de 2021 con tasas de crecimiento negativo del PIB, el -0.4% y el -0.1%, respectivamente. 

Como resultado de los desequilibrios generados por la emergencia sanitaria y la ausencia de una política económica adecuada, la inflación se comenzó a disparar hasta llegar a una tasa de incremento de precios del 7.36 % en 2021, una situación que no se registraba desde hace veinte años. 

Lo inquietante es que el 2022 no pinta nada bien. El propio subgobernador del Banco de México, Jonathan Heat, señala que la economía mexicana medida con el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) llegó a su pico en marzo de 2021, y desde entonces ha mostrado una tendencia a la baja que tiene a la economía estancada y la pone en una situación bastante difícil de cara al 2022. 

“La inversión termina 2021 muy por debajo de los niveles que tenía antes de la pandemia y, peor aún, con una falta de dinamismo preocupante, por lo tanto no tenemos motor de crecimiento para 2022… pero el problema es la narrativa política, el problema es que tenemos un Gobierno que está viendo al sector privado como un enemigo”, dijo Heat.

El escenario es verdaderamente preocupante. Habrá una afectación del poder de consumo, adquisitivo y satisfacción de las familias cuya única alternativa, frente a una improbable alza de salarios, será reducir sus niveles de consumo y de bienestar. Seguirá creciendo la pobreza y la clase media continuará achicándose, como ha sido el proceso con el actual Gobierno Federal.

Una política pública como la actual, basada en medidas asistenciales para paliar los efectos negativos del estancamiento y la erosión del poder adquisitivo de las familias ante la elevada inflación, redundará en beneficios electorales para el partido en el poder y en el sacrificio del crecimiento, la generación de riqueza y el bienestar de los mexicanos.

Es evidente que tenemos un gran reto para rescatar a nuestro país.

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