La ventaja actual de Joe Biden y la disyuntiva del voto popular en los Estados Unidos

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Trump ha optado por mantener el tono radical

En las últimas semanas ha habido una tendencia estable en las encuestas de preferencias electorales presidenciales de los Estados Unidos: Joe Biden, candidato Demócrata, aventaja al presidente Donald Trump. Las encuestas de medios como CNBC, Fox News, The New York Times, NPR y de universidades como Monmouth y Quinnipiac muestran una ventaja de entre cinco y diez por ciento del primero contra el segundo.

La conducción inconsistente de la política de salud durante la pandemia de COVID-19 y la posición acrítica frente al problema racial evidenciado por el abuso de poder sistemático por parte de la policía en los Estados Unidos (revitalizado tras el asesinato de George Floyd en Minneapolis en mayo pasado), parecen coadyuvar en favor de la tendencia de preferencia electoral actual.  

Donald Trump ha optado por mantener el tono radical de su discurso con el fin de asegurar la movilización de su electorado base. Sin embargo, según la agencia Gallup, el presidente estadounidense promedió una aprobación del 38% en junio pasado y una encuesta Reuters /Ipsos reporta que sólo el 46% de Republicanos consideran que la conducción del país está siendo exitosa, evidenciando una importante disminución de apoyo popular de Trump.

El mapa electoral también muestra rasgos alentadores para el candidato Demócrata con estados como Florida, Texas, Ohio e incluso Georgia (tradicionalmente Republicanos) como altamente competidos. El jefe del ejecutivo no es electo por voto popular sino a través de un Colegio Electoral de representación estatal y por ello superar a Trump en encuestas nacionales no será suficiente para que Biden gane la elección. 

Quisiera aquí llamar la atención del lector sobre una disyuntiva que parece tener cada vez mayor relevancia política. Existe una creciente disparidad entre voto popular (como expresión libero-democrática de la voluntad popular) y la representatividad en el sistema político estadounidense. 

Dos instituciones nacionales no tienen representación popular: El Presidente y el Senado (a pesar de que desde 1913 los Senadores son electos por voto popular); ambas son representaciones de los Estados. 

Sin embargo, la disparidad entre esta representación indirecta o territorial y el voto popular nacional ha llegado a niveles críticos de legitimidad. Por ejemplo: en las elecciones de 2016 los Republicanos mantuvieron el control del Senado perdiendo sólo dos curules a pesar de haber obtenido 10 millones de votos menos que los candidatos Demócratas, y en 2018 los Republicanos ganaron dos posiciones en el Senado a pesar de haber obtenido 12 millones de votos menos que los candidatos Demócratas.

En el caso de la presidencia el caso es también crítico. Donald Trump no ha sido el único presidente que ha ganado sin obtener la mayoría de votos populares; este es el caso también de George W. Bush en el año 2000, Benjamin Harrison en 1888 y Rutherford B. Hayes en 1876. Sin embargo, mientras la diferencia entre Bush y Al Gore en el año 2000 fue de cerca de 500,000 votos, Donald Trump ganó la elección presidencial con un déficit de 2.8 millones de votos populares constantes y sonantes. 

Aún más relevante probablemente es que en 2016 Trump obtuvo 6.5 millones de votos menos que Barack Obama en 2008; además de que en 2016 votaron en total 608,497 individuos menos que en 2008 por los candidatos de ambos partidos.

El déficit de representación popular no es un fenómeno específico de la elección de Donald Trump. Desde 1992 sólo un candidato presidencial Republicano ha obtenido la mayoría del voto popular, es el caso de Bush en 2004. 

La presidencia estadounidense se suma entonces al Senado en esta importante disparidad de voto popular que tiene repercusiones, si no de legalidad, si de legitimidad política. 

Lo más trascendente en términos de las elecciones de noviembre próximo es que las probabilidades de que Joe Biden gane las elecciones depende de manera directa de una reducción del abstencionismo en general, lo que requiere de una estrategia de movilización masiva de electores. La disyuntiva es clara y el gobierno de minorías de Donald Trump puede encontrar allí su ruina.

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