La moneda de cambio venezolana

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El ingreso de un importante número de venezolanos a territorio mexicano está generando una compleja situación migratoria en nuestro país. Por un lado hay alrededor de 150,000 venezolanos con permiso de residencia o en condición de refugiados y, por el otro, el gobierno estadounidense ha devuelto a cerca de 1,800 venezolanos a territorio mexicano en la última semana. 

Durante la semana pudimos apreciar que la gran mayoría de las opiniones vertidas sobre este fenómeno migratorio se concentraron en criticar la desestimación que sobre ello expresó el presidente López Obrador. 

El canciller Marcelo Ebrard trató de disfrazar la negociación con el gobierno estadounidense a manera de hacernos creer que para aceptar a los venezolanos expulsados utilizando el infame Título 42 México había negociado que se abriera una “ventanilla” de atención a potenciales refugiados (que ahora deben llegar por avión una vez que hayan sido autorizados tras pasar una revisión de seguridad por parte del Departamento de Seguridad Nacional y teniendo un patrocinador en territorio estadounidense que ofrezca apoyo económico durante su estadía).

Pero la negociación parece tener un fondo un poco distinto. Hasta el pasado 12 de octubre el gobierno estadounidense utilizó de manera extensiva el Título 42 para expulsar especialmente a migrantes centroamericanos, pero a partir de ese día la misma herramienta legal está siendo usada para expulsar a venezolanos. ¿Por qué?

Bueno, el Departamento de Seguridad Nacional reporta que sólo hasta agosto de este año se han detenido a más de 155,000 venezolanos cruzando la frontera con México y, en año electoral, eso llevó a tomar medidas que incluía convencer al gobierno mexicano de aceptar venezolanos expulsados por Título 42.

Pero de este problema también se puede obtener beneficio así que, probablemente, el gobierno de López Obrador aceptó recibir a los venezolanos retornados con la condición de que el gobierno estadounidense concediera visas de trabajo adicionales para mexicanos y centroamericanos (40 mil y 25 mil respectivamente).

Es cierto, esto demuestra que el gobierno mexicano ha podido hacer uso del contexto electoral estadounidense para obtener beneficios de otra manera difíciles de conseguir pero, por el otro lado, si algo debería ser criticado es el hecho que la miseria y desesperación de los venezolanos buscando llegar a los Estados Unidos está siendo usada como moneda de cambio en este caso. 

No es claro hasta donde el gobierno de López Obrador podrá seguir usando la migración desde el sur como contrapeso en negociaciones con nuestros vecinos pero, en las condiciones imperantes, de seguro seguirá sucediendo en el futuro próximo.

Otro título del autor: El otro calentamiento global

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