Maniobrando entre temas de política exterior e interior estadounidenses

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La agenda de la relación entre los gobiernos de nuestro país y los de Estados Unidos tiene una gran intensidad y diversidad de temas pero es básicamente definida por aquellos relacionados con migración, intercambio comercial y seguridad. Esto permite que, en otros temas, el gobierno mexicano se permita disentir del de EU en otros rubros; este es el caso de lo que tiene que ver con Israel y Cuba. 

Recordemos que la delegación mexicana ante la Organización de las Naciones Unidas votó a favor del establecimiento de una comisión para investigar la posible comisión de crímenes de guerra por parte tanto del ejército israelí como de la organización Hamas en el intercambio de fuego sucedido el mes de mayo pasado. La posición de México fue fuertemente criticada por el gobierno de Israel a través de su embajada en nuestro país, pero el gobierno estadounidense no hizo mayores aspavientos. 

Algo similar sucede con el caso de Cuba. Frente al peso específico que tienen los tres temas arriba mencionados, la administración de Joe Biden en EU no considera grave que México no condene la violencia con la que el régimen cubano respondió a las manifestaciones en su contra, sucedidas el 11 de julio pasado. 

Aún más, el gobierno estadounidense sabe bien que rema a contracorriente en el caso cubano debido a que hay un amplio consenso internacional en contra del embargo que sostiene sobre ese país desde el año 1960. El 23 de junio pasado, 184 miembros de la ONU (en Asamblea General) votaron abrumadoramente en contra de dicho bloqueo económico y sólo se registraron dos votos en contra, el de Estados Unidos y el de Israel, evidentemente.

Es por ello que la retahíla de dimes y diretes criticando al gobierno de López Obrador por su falta de compromiso con la “democratización de Cuba” cae en oídos sordos. Hay que comprender no sólo que la voz del gobierno mexicano es en este caso una entre muchas, sino que el tema de Cuba es, para el gobierno estadounidense, mucho más un tema de política nacional que exterior. 

Es por ello que el presidente Joe Biden anunció el 30 de julio pasado la imposición de nuevas sanciones contra miembros de la Policía Nacional Revolucionaria de Cuba, justo antes de reunirse con líderes cubano-americanos en la Casa Blanca.

El objetivo de las sanciones, al igual que mantener vigente el del embargo que lleva 60 años demostrando su inefectividad es, principalmente, intentar revertir la tendencia electoral en el estado de Florida. 

En noviembre pasado la comunidad cubano-americana votó mayoritariamente por Donald Trump en la elección presidencial y la administración Biden y el Partido Demócrata consideran que hay mayores probabilidades de cambiar esta tendencia en ese estado que en el también muy republicano Texas. 

Es por esto que mientras el supuesto “apoyo” histórico del gobierno mexicano hacia el de Cuba no se materialice en acciones que atenten directamente contra intereses estadounidenses o intenten burlar el embargo, el gobierno de EU no iniciará una riña con el nuestro. 

En vez de ello, observamos un intento de coordinar esfuerzos. 

Así lo muestra la llamada entre el canciller Marcelo Ebrard, y el Secretario de Estado Anthony Blinken en el marco de la reunión del Grupo Regional de Consulta de la Conferencia Regional sobre Migración celebrada el fin de semana pasado en Puebla, con la presencia en Washington D.C. de funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores y del Instituto Nacional de Migración de México, pero también previo a la presentación, el 4 de agosto, de la demanda del gobierno mexicano en contra de fabricantes de armas en los Estados Unidos

Esta acción judicial no entorpecerá la relación bilateral, no sólo porque es muy probable que haya sido “consultada y planchada” de antemano con el gobierno estadounidense sino que, permítanme recordarles, el control o no sobre la venta y posesión de armas en los Estados Unidos es, también, mucho más un tema de política nacional que exterior. 

Así, el gobierno mexicano seguirá intentando maniobrar entre temas de política exterior e interior estadounidenses.

Otro tema del autor: Donald Trump y su insistencia con el muro

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