¿Por qué tanto brinco por la Celac?

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El sábado 18 de septiembre se dieron cita en México 30 representantes de igual número de países de América Latina, ¿la razón de esta reunión? Celebrar la VI Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Celac.

La Celac fue creada en 2010 para congregar a los 33 países de América Latina y el Caribe en un espacio de diálogo y concertación política. Es, en otras palabras, un espacio de negociación y construcción de acuerdos de todos los países del continente, menos Canadá y Estados Unidos. ¿Por qué dejar fuera a Estados Unidos si es una influencia muy fuerte en el continente? Precisamente por eso. Su propia agenda e intereses siempre han generado una gran distorsión e interferencia en las relaciones del resto del continente, así que hace todo el sentido del mundo hacer una mesa donde todos tengan una historia, problemática y aspiraciones en común, o por lo menos dentro del mismo rango. 

Es importante entender que la Celac no niega la relevancia de Estados Unidos y Canadá; por el contrario, pretende ser una mejor estrategia de acercamiento a estas economías. Si los países latinoamericanos y caribeños trabajan bajo objetivos comunes, la Celac podría convertirse en el principal instrumento para consolidar una integración económica con Estados Unidos y Canadá en un marco de respeto y en una situación más cercana a la igualdad. Esto por supuesto está lejos de ocurrir mañana, pero no es imposible. Al final del día algo similar comenzó al final de la segunda guerra mundial con Alemania y Francia lo cual, con el tiempo, dio lugar a la comunidad económica que a su vez dio origen a lo que hoy es la Unión Europea.

No es un dato menor que, de acuerdo al Presidente Mexicano, los 33 países que conforman a la Celac representan el 24% de la población de Asia; sin embargo, consumen 20% más que en aquel continente, es decir, el consumo per cápita de América es de 23 mil 347 dólares anuales, mientras en Asia es de 4 mil 716 dólares. Una economía regional nada despreciable pero desarticulada y consumida por diversos problemas domésticos, como la inestabilidad política, y retos globales como el COVID-19 y el cambio climático. 

Respecto el COVID, António Guterres, Secretario General de la ONU, le recordó a los asistentes de la VI Cumbre de la Celac que América Latina y el Caribe representan el 8.4% de la población mundial, pero acumulan el 21% de los contagios de COVID-19 y el 32.5% de las muertes por esta enfermedad. En el mismo sentido Alicia Bárcena Ibarra, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal) compartió datos que ilustran la desigualdad en la región: Chile tiene el 87.5% de su población mayor de 18 años totalmente vacunada, pero Haití tiene solo 0.2%.

En relación con el cambio climático todos los países de Centro América coincidieron en que su región es la que menos gases invernadero emite a la atmósfera, pero la que más es castigada por ciclones, huracanes e inundaciones. Argentina fue clara al afirmar que en los últimos 30 años el número de desastres se triplicó en el Caribe y las pérdidas económicas asociadas se quintuplicaron. Es por esta dolencia común que uno de los logros de la Celac fue la creación del fondo contra desastres y efectos de cambio climático en América Latina y el Caribe. Lo malo es que inicia con 15 millones de dólares, una cifra diminuta si se considera que el año pasado solamente las sequías, huracanes e inundaciones hicieron que Belice tuviera un costo de más de 100 millones de dólares en daños.

¿La Celac puede cambiar esta realidad? No, hoy no. Pero podría ser la semilla de un cambio importante en la región. Podría ser el vehículo para que América Latina y el Caribe consolide su voz y su peso para, como dijo el Canciller mexicano, hacer cosas positivas, para cooperar, para abrirnos paso en el mundo. Un buen ejemplo de lo que la colaboración latinoamericana puede lograr es la creación de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio. Esto significa, si se toma en serio por los distintos países involucrados, comenzar a poner un sabor y un tinte latinoamericano a temas vinculados con el desarrollo tecnológico y científico que tradicionalmente han estado tutelados exclusivamente por los países más industrializados. 

¿Construir desde la Celac significa destruir el T-MEC? ¿Fortalecer vínculos y acuerdos con los países de Centro y Sudamérica significa dinamitar a la OEA? ¿Escuchar y negociar con los países del Caribe es infructuoso dada las enormes diferencias entre los PIB de cada uno de esos países y México? Por supuesto que no. Es hacer política exterior, la cual aparentemente es una buena política interior.  

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