¿Qué es el famoso PEF y para qué sirve?

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Unos perdieron, otros ganaron. ¿Cómo afecta?

¿Cuánto te vas a gastar en todo el año en medicinas, educación, transporte, servicios, bienes, comida? Imagina que en diciembre 2018 debes de definir una cantidad a todas esos rubros para los 12 meses de 2019. Piensa que no te podrás pasar de la cantidad que le asignes a cada rubro y piensa que si se te olvidó algún concepto, vacaciones por ejemplo, no podrás realizar ese gasto. Contempla también que ya tienes muchos pagos comprometidos (renta, colegiatura, pago de deudas, etc.) lo cual deja poco espacio para las innovaciones.

Bueno, pues eso -aplicado a la nación- es el Presupuesto de Egresos de la Federación, que los diputados aprobaron en los primeros minutos del 24 de diciembre de 2018. Dicho en palabras más simples: si es gasto federal y no está en el PEF, entonces no existe.

Está difícil ¿verdad? Ahora agrega otra restricción -la más importante- el dinero es escaso. No importa que se trate de cifras estratosféricas, en este caso 5.8 billones de pesos, también ésas son finitas. ¿De dónde viene ese dinero? Viene, esencialmente, de tus impuestos, además de la venta de petróleo, réditos financieros y turistas.

El dinero que gasta el gobierno es dinero público, esto quiere decir que está sujeto a ciertas reglas y restricciones legales (a diferencia de tu dinero que te lo puedes gastar en lo que quieras y como quieras). El dinero público solo se puede gastar en aquello para lo cual fue etiquetado. Esto quiere decir que el gobierno no debería gastar el dinero para medicinas en comprar fotocopiadoras o cualquier otro fin.

Las dependencias sólo pueden gastar los recursos bajo las normas de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, y, además, todo el dinero público es auditable. Esto quiere decir que el ejecutor del dinero debe de justificar ante un tercero en qué se lo gastó y por qué lo gastó de esa manera (licitación, invitación restringida, adjudicación directa).

Hay muchos auditores, tanto externos como internos, pero el auditor final es la misma autoridad que aprobó el PEF, la Cámara de Diputados a través de la Auditoría Superior de la Federación.

Entonces, ¿por qué tanto jaloneo con el PEF? Pues porque en toda repartición hay ganadores y perdedores. Dado que las necesidades son infinitas y los recursos finitos, darle más recursos a unos significa darle menos a otros y la gran pregunta es ¿qué es más valioso el campo o la industria? ¿Las universidades o los hospitales? ¿Los maestros o los obreros? ¿Los jueces o los soldados?

No hay una respuesta salomónica, pero sí una democrática. En 2019, por la decisión de 312 diputados se decidió reducir el presupuesto al Poder Judicial y a varios órganos constitucionales autónomos, mientras que se aumentó a las secretaría de Marina, Medio Ambiente, Agricultura y Bienestar.

La decisión la tomó la Cámara de Diputados, las consecuencias las padeceremos o disfrutaremos todos. Veremos.

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