¿Ud. también quiere ser embajador?

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La pregunta no pretende ser retórica. Creo que una buena respuesta a esta pregunta pasa por un sincero ejercicio de autocrítica, el cual debe de llevar a la persona a la que se le ofrece el cargo a determinar si tiene o no las actitudes, habilidades y conocimientos para poder ser embajador.  Así como no cualquiera puede ser astrofísico, atleta olímpico o payaso de rodeo, también es necesario contar con ciertas cualidades para ser un embajador, o por lo menos un buen embajador. Uno que ejerza dignamente el cargo.  

Pero, vamos por partes, ¿qué es y qué hace un embajador? De acuerdo con la Ley del Servicio Exterior Mexicano (LSEM) una embajada es la representación permanente del Estado mexicano ante el gobierno de otro país y sus principales funciones son de carácter político. No se pierda de vista que Estado y Gobierno no son sinónimos; el Estado es la suma de varios elementos, entre ellos el gobierno. 

De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores, entre las funciones de un embajador se encuentra propiciar las mejores relaciones entre México y el país en el que se encuentra; proteger, de conformidad con los principios y normas del derecho internacional, la dignidad y los derechos de los mexicanos y ejercer acciones encaminadas a satisfacer sus legítimas reclamaciones; ser fuente de información de México y para México; promover el conocimiento de la cultura mexicana y fomentar el intercambio turístico, comercial, científico y cultural.

¿Cuáles son los requisitos que exige la ley para ser embajador?  El artículo 20 de la LSEM establece que para ser designado embajador se requiere: ser mexicano por nacimiento y no tener otra nacionalidad, estar en pleno goce de sus derechos civiles y políticos, ser mayor de 30 años de edad y reunir los méritos suficientes para el eficaz desempeño de su cargo. 

En este punto es importante precisar que la Constitución le otorga la facultad al Presidente de la República de nombrar a las y los embajadores que él considere pertinentes, mientas que el Senado tiene la facultad de ratificar, o no, dichos nombramientos. Sin embargo, la propia LSEM establece que, preferentemente, el Presidente nombrará a los embajadores de entre los miembros del servicio exterior de carrera de mayor competencia, categoría y antigüedad en la rama diplomático-consular.

¿Qué debe de saber un embajador? De acuerdo al Instituto Matías Romero, el modelo de formación diplomática incluye conocimientos, habilidades y actitudes. Como ejemplo de los primeros están asuntos multilaterales, consulares y jurídicos internacionales. En la lista de habilidades podemos mencionar protocolo, mediación, liderazgo y habilidades gerenciales. Finalmente, como ejemplo de las actitudes requeridas para el cargo de embajador están igualdad de género, sensibilidad intercultural y atención al público. 

En México tenemos varios ejemplos de embajadoras y embajadores que han aportado mucho a la diplomacia mexicana. Me vienen a la mente nombres como Rosario Castellanos, Octavio Paz, Amalia de Castillo Ledón, Rosario Green, Manuel Tello y, por supuesto, Alfonso García Robles. Algunos de ellos fueron diplomáticos de carrera, otros no. Pero todos dejaron en alto el nombre de México, contribuyendo a labrar el prestigio de nuestro país en la comunidad internacional. 

Conocer un nuevo país, aprender de otras culturas, disfrutar otras gastronomías, tener inmunidad diplomática y un salario competitivo, poder influir en la toma de decisiones de política exterior, servir a México, tener a cargo personal, recursos financieros y materiales, recibir un trato distinguido de parte de un gobierno extranjero. Seguramente estos y otros beneficios similares serán parte de la reflexión de cualquier persona a la que se pregunte ¿Ud. quiere ser nombrado embajador? Pero no deben ser los únicos ni los más importantes.

Hay otra pregunta que debería de ser contestada con honestidad antes de aceptar o rechazar la propuesta, y esa es ¿Estoy calificado para el cargo de embajador? Recuerde que su paso por una embajada no es inocuo. La gente que lo conozca sabrá que Ud. no solo representa a un gobierno, sino a un país. Si Ud. es una persona ruda, grosera o malencarada, las personas que lo conozcan asumirán que todos los mexicanos somos así. Dicho de otra manera, nos calificarán por su desempeño. Si Ud. es una persona con serios cuestionamientos en México, ¿qué le hace pensar que esos cuestionamientos no lo seguirán a través de redes sociales, medios de comunicación y la comunidad de mexicanos en el extranjero? 

Si Ud. no califica para el cargo de embajador, sea un buen patriota y mejor no acepte, las y los mexicanos se lo agradeceremos.  

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