Comienza la segunda mitad del gobierno de AMLO y enfrenta grandes desafíos

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El Tercer Informe de Gobierno marcó que hemos llegado a la mitad del sexenio, y ahora viene la parte más compleja. En general, en esta etapa los presidentes enfrentan el desgaste de gobernar, pierden espacios políticos y deben lidiar con la inevitable sucesión.

Es en esta segunda parte del mandato en que tienen que afianzar su legado político y ganarse su lugar en la historia. Uno de los grandes desafíos que enfrentan es el conflicto dentro de su grupo político para definir quién será la persona que buscará la presidencia para continuar con el proyecto de nación.

Las ambiciones dentro de Morena, que hasta este momento es el principal partido del país y el que más posibilidades tendría de ganar, están expuestas. Ricardo Monreal ya anunció que él buscará ser el candidato, y hemos visto a Marcelo Ebrard operar para ganar espacios y quedarse con la postulación.

Por supuesto, la favorita del presidente es Claudia Sheinbaum, que también mueve sus cartas. Según lo que hemos visto, sin embargo, su gran estrategia se basa en ganarse el favor de López Obrador, por lo que se ha convertido en una gobernante obsecuente con el Palacio.

Los diversos cambios en el gabinete también nos hablan de cómo se prepara el gobierno para enfrentar esta segunda etapa. El presidente ha decidido fortalecer su círculo de hierro con personas de su absoluta confianza, que no lo contradigan ni desafíen. 

Es una estrategia común: afianzar su equipo para empujar sus proyectos e iniciativas. Pero también crea un vacío en la capacidad del gobierno para reaccionar efectivamente a los problemas que surjan o de ajustarse a distintas crisis. Esto, porque no hay debate interno; simplemente, se hace lo que diga el mandatario.

Las peleas internas y los jaloneos de poder, además, empiezan a mostrar desorden al interior de la administración

El enfrentamiento entre alcaldes electos y electas de oposición con los “no granaderos” afuera del congreso de la capital son una muestra de ello. El gobierno local mostró su inflexibilidad y torpeza al impedir que estas personas, democráticamente electas, pudieran dialogar con los diputados.

De hecho, desde que pasó la elección, el gobierno de Sheinbaum ha mostrado absoluta cerrazón con los alcaldes de oposición. Apenas ahora los recibe, meses después de que fueron electos; los alcaldes salientes han hecho casi imposible el proceso de entrega-recepción, lo cual solo responde a una lógica: revancha política.

Las golpizas a migrantes son otro ejemplo. El exceso del personal de migración y de la Guardia Nacional es un síntoma de desorden. Nada de eso tendría que pasar, y sancionar a las personas que aparecen en los videos está bien, pero no resuelve el problema de fondo: hay una pérdida de control por parte de las autoridades.

Sumado a eso, la oposición en el Congreso federal buscará integrarse para empujar su propia agenda, tratando de limitar las iniciativas y acciones del Ejecutivo. Eso planteará un esfuerzo importante para el oficialismo, que ahora tendrá que tratar de construir puentes y negociar con una oposición que detesta. Definiciones como el prespuesto y su fiscalización representarán un área complicada para Morena y sus aliados.

Así, comienza el segundo tiempo con grandes retos, conflictos y dificultades. Pero quizá será una oportunidad también para moderarse y buscar conciliación.

Sin embargo, eso no está en el ánimo de quienes nos gobiernan. ¿Tendrán la voluntad de abrirse al debate?

Veremos. México depende de eso.

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