La brigada ligera

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La carga de la brigada ligera es un famoso poema de Alfred Tennyson, escrito a mediados del siglo XIX, que hoy nos debería resonar.

El poema cuenta un episodio histórico que impactó al Reino Unido. La guerra era, en ese entonces como ahora, por Crimea. Pero el mapa europeo era totalmente diferente. El imperio Otomano empezaba a desquebrajarse y Rusia decidió anexar a Crimea, causando la intervención de los británicos.

Así, y como se cuenta en el poema de Tennyson, Inglaterra mandó a sus más condecorados soldados al frente. Un pelotón de unos 600 hombres, todos altamente entrenados, montaron sus corceles. 

No eran soldados cualquiera. Estos eran caballeros, lords, con sus medallas, espadas y cascos con plumas. Eran la élite. Montaron sus caballos y recibieron la orden: avancen y tomen las posiciones rusas, que estaban bien armadas y atrincheradas. 

La brigada ligera se lanzó al ataque, con valor y determinación. Avanzaron con los sables en el aire, sobre sus caballos, decididos a tomar la posición rusa y cambiar el curso de la guerra.

Era un momento épico para ellos, para su patria, para su historia.

Sin embargo, los aniquilaron. Las posiciones rusas tenían algo que no consideraron: armas de fuego y artillería. Rústicas quizá, pero suficiente para aplastar el ataque británico. Al final los sobrevivientes tuvieron que retirarse tras sufrir grandes bajas, derrotados y humillados.

¿Por qué debe resonar hoy este poema? No tanto por lo que está pasando en Ucrania: la situación geopolítica y militar es totalmente diferente hoy, aunque está la similitud del expansionismo ruso.

Pero más bien por esto: no basta con tener valientes soldados. No es suficiente que estén dispuestos a pelear, que tengan habilidades y que sean arrojados. Lo que faltó en aquella famosa batalla en Crimea fue estrategia, inteligencia y comunicación.

Porque lo que sabemos hoy de esta historia es que los británicos no tenían claro a qué se enfrentaban; su estrategia era anacrónica para sus tiempos y sobre todo, las órdenes de ataque fueron mal comunicadas. Fue un desastre de principio a fin.

Así como los británicos de entonces, el México de hoy. Porque la guerra que se está librando contra el crimen organizado en nuestro país tiene exactamente los mismos defectos: mala estrategia, mala inteligencia y mala comunicación.

Y sí, todo es culpa de Felipe Calderón y de quien sea, pero la responsabilidad con la seguridad hoy es de este gobierno, ya entrado en su quinto año.

El punto es que hacer lo mismo una y otra vez esperando que el resultado cambie es necedad. Los británicos hicieron el ataque de la brigada ligera repitiendo un esquema que ya no respondía a la realidad de la guerra.

Lo mismo estamos haciendo acá. El Ejército puede detener a gente, matar a criminales, hacer redadas y decomisos. Pero lo que es evidente es que eso no está cambiando la realidad de la seguridad en nuestro país. 

No hay una fórmula mágica, no hay una respuesta sencilla a este problema. Pero sí hay esta certeza: esto no está funcionando. Se necesita innovar. Se necesita pensar en otras formas de combatir el crimen.

Es hora de cambiar el plan.

Más del autor: Modelo Bukele

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